Tribuna
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El Gobierno italiano me censura, difama y ataca... por contar la verdad sobre Mussolini
Antonio Scurati, autor de 'M.', la monumental y premiada saga biográfica sobre el líder fascista, analiza en este artículo la persecución que sufre por parte de la extrema derecha italiana
A menudo me preguntan cómo se me ocurrió escribir una novela de 3.000 páginas sobre Mussolini y el fascismo. Tengo una tranquila fe laica en la literatura, así que la respuesta es esta: creo en la literatura como forma de conocimiento. Y creo en la novela como forma democrática de literatura.
En coherencia con esta mi doble fe literaria, me esforcé por encontrar una fórmula novelesca que no la traicionara. El resultado fue lo que yo llamo "novela documental": estricta adhesión a los hechos históricos, sin invención ficticia libre y, sin embargo, una puesta en escena novelesca que evoque, involucre, apasione y permita a cualquier lector acceder al conocimiento, independientemente de su edad, experiencia de vida o título de estudios.
Es probable que esta sea también la razón del éxito impredecible de
Por último, sigo creyendo en la historia, entendida como narración del pasado basada en ciertas reglas, en la verdad de los hechos confirmada y documentada, en la aspiración científica a una objetividad imparcial, compartida por todos y valiosa para la convivencia civil de todos con todos. Útil, y quizás necesaria, también para la emancipación de los oprimidos, porque ser consciente de la historia de los padres significa luchar por la historia de los hijos.
Todos los lectores han sentido que finalmente accedían al conocimiento de lo que fue el fascismo
Siguiendo estos criterios, en este cuarto volumen de la saga,
Son verdades amargas de masticar, lo sé. Pero también creo que son conocimientos necesarios.
Cada vez más a menudo me preguntan cómo y por qué me encuentro en conflicto con el poder político de mi país, censurado, difamado, atacado a nivel personal por los máximos representantes de mi Gobierno y de las instituciones, agredido por violentas e infames campañas de prensa dirigidas por periodistas de extrema derecha en periódicos y televisiones nacionales de amplia difusión.
La respuesta está en lo que ya he dicho, en mi fe en la literatura, en el conocimiento histórico, en la democracia de la novela. Yo no soy un representante político, no soy un activista (sea lo que sea lo que esa palabra equívoca signifique), ni siquiera utilizo las redes sociales (nunca). Soy un escritor, un novelista. Es mi actividad como intelectual y novelista la que me ha llevado a enfrentarme al poder, nada más. Y no ocurrió por casualidad.
"La extrema derecha, hoy en el poder en Italia y, pronto, me temo, en Europa, nunca ha cortado los lazos con los fascismos del siglo XX"
Ocurre porque la extrema derecha, hoy en el poder en Italia y, pronto, me temo, en Europa, nunca ha cortado los lazos con los fascismos del siglo XX de los que proviene. Hunde sus raíces en ellos y aún hoy extrae de ellos nutrientes, orientación hacia el futuro e ideas políticas. La sustitución de la conciencia histórica fundada en verdades comprobadas —verdades terribles— por una memoria subjetiva, identitaria, partidista y polémica es parte integral del programa de este poder. El resultado es la rehabilitación, parcial pero partidista, del nazi-fascismo. El resultado es una reescritura de la historia que supone la negación de la historia. Se trata, lamentablemente, de una concepción del poder que, aunque se mueve dentro del perímetro de la democracia, tiende por su historia y por naturaleza a desintegrar algunos fundamentos de la democracia liberal. No todos, no de un solo golpe, sino muchos, un poco cada día, progresiva e inexorablemente.
Por todas estas razones, nunca como en este momento me parece apropiado que una novela popular recuerde al mayor número posible de lectores lo que nuestros padres y abuelos, madres y abuelas, tuvieron que aprender por su cuenta: que la democracia no es algo que tengamos asegurado, la democracia es siempre una lucha por la democracia.
*Antonio Scurati (Nápoles, 1969) es profesor universitario, ensayista y escritor. Es autor de '
A menudo me preguntan cómo se me ocurrió escribir una novela de 3.000 páginas sobre Mussolini y el fascismo. Tengo una tranquila fe laica en la literatura, así que la respuesta es esta: creo en la literatura como forma de conocimiento. Y creo en la novela como forma democrática de literatura.