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Los fusilamientos hacen reflexionar a Alberto Garzón sobre la izquierda "fosilizada"
El líder de IU encuentra en Goya el ejemplo del tránsito de la ignorancia a la modernidad
Los acontecimientos del 2 y 3 de mayo de 1808 son un hito sobre el que cada versión política de la democracia española arroja sus deseos. Y todos terminan coincidiendo en la interpretación del momento fundacional del Estado español, como hizo aquí Íñigo Errejón gracias a la sublevación del pueblo madrileño contra el ejército invasor de Napoleón. Ahora, el candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno, Alberto Garzón (Logroño, 1985) coincide con el Secretario de Política de Podemos en la sala de Goya. Pero, como si fuera un chiste sobre la izquierda del futuro, descarta La lucha contra los mamelucos y se queda con el cuadro de al lado: Los Fusilamientos.
El marxismo en muchas organizaciones ha quedado fosilizado por la actitud melancólica y resignada de sus aparatos
“Goya percibe la contradicción de todos esos procesos de transformación social. Y comienzan las primeras dudas sobre la modernidad, sobre esos instrumentos técnicos que han venido a mejorar el mundo y que sin embargo están siendo claven en las matanzas y el dolor. Los Fusilamientos son probablemente el punto de inflexión, momento a partir del cual esas dudas se visualizan también en su obra. Pero también todas las barbaridades que refleja en sus grabados sobre la guerra de la independencia”, reflexiona Garzón acerca de ese momento de transición con todas sus contradicciones.
El político avanza esas dudas hasta la Segunda Guerra Mundial, momento en el que la fe en el progreso se quebró: “Y devino el final de la modernidad, y entraron en crisis todos los proyectos nacidos con la modernidad. Entre ellos, el concepto de izquierda. Y es que incluso el socialismo es hijo de ese pensamiento ilustrado que Goya abraza para después desconfiar, expresado muy bien en el materialismo histórico: un mundo que avanza irremediablemente hacia una sociedad sin clases”.
Izquierda sin futuro
Goya, añade Garzón, empujado por la resignación, prefirió retirarse. “Algo que creo que la izquierda, en cierta medida, ha hecho también en las últimas décadas. Una izquierda que hoy evoca la resistencia, pero que no nos interpela con claridad sobre el futuro. El marxismo –que sigue siendo el mejor instrumental analítico para entender nuestra sociedad- en muchas organizaciones ha quedado fosilizado por la actitud melancólica y resignada de sus aparatos”.
La respuesta de la izquierda no es el populismo y la desconfianza de las masas
¿Cuál es entonces la nueva visión de la izquierda de Alberto Garzón? “Repensar la izquierda requiere abandonar la fe en el progreso lineal, así como hacerse consciente de que muchas de las tecnologías que venían a ayudarnos se han convertido en nuestras amenazas a escala planetaria”.
“Pero también creo en la necesidad de recuperar los valores iluministas de la modernidad, para huir de la ignorancia, de la falsedad y de la demagogia. Así, la respuesta de la izquierda no es el populismo y la desconfianza de las masas; la respuesta es el marxismo crítico sin dogmas ni catecismos, y con un horizonte socialista-republicano”.
Los acontecimientos del 2 y 3 de mayo de 1808 son un hito sobre el que cada versión política de la democracia española arroja sus deseos. Y todos terminan coincidiendo en la interpretación del momento fundacional del Estado español, como hizo aquí Íñigo Errejón gracias a la sublevación del pueblo madrileño contra el ejército invasor de Napoleón. Ahora, el candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno, Alberto Garzón (Logroño, 1985) coincide con el Secretario de Política de Podemos en la sala de Goya. Pero, como si fuera un chiste sobre la izquierda del futuro, descarta La lucha contra los mamelucos y se queda con el cuadro de al lado: Los Fusilamientos.