A Piqué no le votaron para ser capitán, pero ya ejerce de presidente del Barça

"Él lo sabe". Esta fue la enigmática respuesta de Gerard Piqué cuando después del partido contra el Villarreal le preguntaron sobre a quién iba dirigido el “¿lo has visto? Sí, tú, tú” con el que el central del FC Barcelona se retiró del campo mientras miraba y señalaba con el dedo al palco. Como quiera que Piqué no desveló el destinatario de su mensaje, la mayoría apuntó -y disparó- a Javier Tebas, presidente de LaLiga, que estaba en El Madrigal, precisamente para asistir a su bautizo como Estadio de la Cerámica. Sin embargo, y tal y como apuntan otras fuentes, el mensaje de Piqué bien pudo ir dirigido al vicepresidente deportivo del Barça, Jordi Mestre, quien encabezó la delegación culé en ausencia del presidente Bartomeu.

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Aunque resulte chocante que en una competición tan profesionalizada como LaLiga los árbitros dependan de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Piqué sabe de sobra que Tebas no tiene nada que ver con las designaciones arbitrales. Este es el negociado de Ángel María Villar, con el que es un secreto a voces que el presidente de la FEF mantiene siempre una amenaza tan velada como siniestra sobre todos los clubes, de ahí el recurrente Villarato. Como bien se encargó de recordar el presidente del Villarreal, Fernando Roig, "LaLiga no pone los árbitros", de ahí que no tenía ningún sentido que el catalán se refiriera a Tebas, quien, para rematar, dijo no darse por aludido y aseguró que "Piqué es listo y sabe que las competencias arbitrales no son cosa de LaLiga".

Según fuentes cercanas a la directiva culé, en el momento que el central se dirigió al palco de El Madrigal, Jordi Mestre ya lo había abandonado y estaba atendiendo a los micrófonos de 'Movistar+'. El hecho de que Piqué se dirigiera presuntamente a Mestre en castellano y no en catalán como hace habitualmente no quiere decir nada, pues el central del Barça quería que se le entendiera perfectamente lo que decía, tal y como así sucedió al recoger las cámaras íntegramente la escena. Esta vez no hubo problemas para leerle los labios, como tampoco para que una vez duchado, ya en frío, se parara en zona mixta para que le preguntaran al respecto.

Luis Enrique se desmarca

Tal y como informábamos en el este diario, los jugadores del Barça decidieron por su cuenta y riesgo no acudir a la gala de la FIFA en Zúrich, por más que desde el club aseguraran que la decisión fue consensuada. Es más, hay quien asegura que los directivos culés hablaron con Piqué y le dijeron que era mejor no hablar de los árbitros, aunque el central les respondió que no estaba de acuerdo y que había que seguir la estrategia de Mourinho de quejarse pública e insistentemente cuando se vieran perjudicados.

Como la risa, que va por barrios, la crítica también es complaciente, vehemente o feroz según la acera desde la que se haga, de ahí que los mismos que le reían las gracias al técnico portugués cuando estaba en el Real Madrid sean los primeros que más atizan ahora al central del Barça por hacer exactamente lo mismo, y viceversa. El arbitraje de Iglesias Villanueva en Vila-real indignó a los jugadores del Barça, que venían quemados del sufrido en Bilbao en Copa, aunque es evidente que tampoco los culés son los más indicados para quejarse. Otra cosa es que haya habido un cambio de tendencia.

Luis Enrique, por su parte, fue muy claro: "La postura del club y del entrenador con los árbitros es intachable". El asturiano no sólo se alineó con la Junta, sino que se desmarcó de Piqué al asegurar que "yo hablo muchas veces con él, pero cada uno es libre de opinar. Considero que la opinión del club y del entrenador deben ser claras. El club ha tomado esa decisión y yo la comparto. Hay situaciones que dan rabia, pero hay que estar por encima. Hay que reforzar al colectivo arbitral para que se equivoquen lo menos posible. Es fácil caer en otros planteamientos como quejarse o llorar".

Una Junta timorata

Si algo caracteriza a Josep María Bartomeu es ser un presidente timorato, algo que se hace extensible al resto de su Junta, donde tampoco hay un Joan Gaspart o un Toni Freixa, dos de los directivos culés más beligerantes de los últimos años. Tras la marcha de Joan Laporta, ni el que fuera su vicepresidente, Sandro Rosell, ni el que a su vez fuera vicepresidente de éste, Bartomeu, tienen una personalidad arrolladora, de ahí quizás que Piqué se erija en portavoz del club.

"Sí, cuando digo las cosas son verdad: quiero ser presidente del Barça", confesó hace unos meses Piqué. "Es el paso que me gustaría dar cuando me retire, como entrendor no me veo, no creo que lo disfrutara tanto, Como presidente lo podría hacer muy bien por este club porque es lo que me apasiona. La carrera como jugador se acaba y el paso que me gustaría dar es el de presidir el FC Barcelona". "¿Si Piqué sería un buen presidente del Barça? Yo le votaré", no dudó en responder Pep Guardiola. "Sería una ilusión entrenar al Barça con Piqué de presidente", confesó su excompañero Xavi Hernández.

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Piqué no figura entre los cuatro capitanes del Barça: a saber, Iniesta, Messi, Busquets y Mascherano, los cuales en el caso del equipo azulgrana son elegidos por votación secreta. Sin embargo, Gerard no tiene brazalete, pero ejerce directamente de presidente, y no precisamente en la sombra. Veremos si la estrategia de quejarse al estilo más puro estilo Mourinho le sirve o, como también puede ocurrir, se acaba volviendo en su contra. El partido copero de esta noche en el Camp Nou, que arbitra el extremeño Gil Manzano y en el que el Barça necesita remontar el 2-1 de San Mamés, será la primera prueba. Sobre todo porque enfrente tendrá al Athletic Club, el verdadero equipo de Villar y, por tanto, del auténtico Villarato.