A mi bola
Por
Xabi Prieto, el último romántico que no dijo ser de un equipo, sino que lo demostró
Vivió los momentos más complicados de la centenaria historia de la Real, pudo irse, pero ni aún así se fue y colgará las botas donde se las puso por primera vez. Un 'one club man'.
A diferencia del célebre Francisco Umbral, yo no he venido aquí a hablar de mi libro, aunque sí de Xabi Prieto, uno de los '100 nombres que han hecho grande a la Real' y uno de los cinco elegidos que ilustran su portada junto a Arconada, Zamora y Gorriz, otros tres tan fieles como él, y Kovacevic, el extranjero que más veces ha vestido la camiseta 'txuri urdin'. El pasado martes se hizo oficial algo que era un secreto a voces: Xabi Prieto (San Sebastián, 1983) colgará las botas a final de temporada, lo que en su caso significa haber desarrollado toda su trayectoria profesional, 15 años, en un mismo club. Los ingleses lo llaman un 'one club man' y en la Real Sociedad es precisamente uno de los equipos donde más abundan. El anterior a Prieto fue Mikel Aranburu, otro enorme futbolista que, por cierto, tampoco tuvo el reconocimiento de ser internacional.
Lo cierto es que Xabi llevaba tiempo queriendo anunciar una decisión que tenía tomada desde hace bastante más. "Haber ganado la Copa y jugar la Supercopa, haber ganado la Europa League... Algo muy especial me hubiese llevado a continuar, pero quizás ni por esas", confesó el todavía capitán y '10' de la Real. Sin embargo, las circunstancias de una temporada aciaga le impedían encontrar el momento oportuno para hacerlo público. A los malos resultados en Liga se unieron el enésimo descalabro en la Copa del Rey, con la eliminación en Anoeta ante el Lleida (2-3) tras el 0-1 de la ida y con 2-0 en el marcador, y también de la Liga Europa, ante el semifinalista Salzburgo y después de superar como segundos una insulsa fase de grupos.
Como consecuencia, y mucho más tarde de lo que hubiera sido necesario para haber recuperado el tiempo perdido, llegaron las destituciones de Eusebio y Loren, entrenador y director deportivo respectivamente, el consiguiente salto de Imanol del banquillo del filial al del primer equipo y el regreso de Roberto Olabe a la dirección de fútbol después de haberla abandonado precisamente por llamémoslo incompatibilidad con los dos despedidos, especialmente con el primero, quien le recibió con recelo por esa inseguridad e incompetencia que acabó transmitiendo a su equipo tras sonarle la flauta la temporada anterior.
Por si fuera poco, el 18 de febrero una lesión cortó la excelente trayectoria de 92 partidos de Liga que Xabi Prieto llevaba jugados de manera consecutiva. Una lesión que le está dando más guerra de lo que se imaginaba y que veremos cuántos partidos de los siete que restan para acabar la Liga le hace perderse. Lo más deseable es que pudiera estar el último fin de semana de abril en el derbi de Anoeta contra el Athletic, sin duda unos de sus encuentros preferidos por esa rivalidad que tiene cualquier 'txuri urdin' de corazón como él. Más de una vez le llegaron ofertas de Bilbao, pero Xabi siempre lo tuvo claro: Roma no paga a traidores. Por eso le respetan tanto en Ibaigane, donde ahora tienen la oportunidad de concederle el premio 'One club man', por más que lo haya sido en el eterno rival.
Donostiarra
— Real Sociedad Fútbol (@RealSociedad) 12 de abril de 2018
Orgullo
Txuri-urdin
Calidad
One Club Man
Nuestro
Ejemplo
Líder
Humilde
CAPITÁN
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"Cuando estás en un sitio en el que te sientes valorado y lo haces con tu familia y tus amigos, no necesitas más", asegura Xabi Prieto, quien deja una frase que explica lo que es la Real, sobre todo para un donostiarra: "De pequeño, mi sueño no era ser futbolista, sino jugar en la Real". Su relato, no con palabras, sino con hechos, deja en evidencia a quienes dicen una cosa y acaban haciendo otra. Sin entrar a dar nombres, pues tampoco hace falta, toda elección conlleva una renuncia. A Xabi le tocaron los años más duros de la centenaria historia de la Real, con un descenso a Segunda después de 40 años ininterrumpidos en Primera, un proceso concursal y una crispación social nunca antes vivida. "Aquí solo están los que no se pueden marchar", cuento en mi libro que le dijeron a Xabi en el vestuario. Él pudo, pero no quiso.
La diferencia, por ejemplo, con Torres
Un día antes de que la Real hiciera oficial que Xabi Prieto cuelga las botas, Fernando Torres (Fuenlabrada, 1984) anunció en un acto publicitario que esta también es su última temporada en el Atlético de Madrid, aunque en su caso porque, primero, sabía que Simeone no le iba a ofrecer renovar su contrato y su intención es seguir jugando, y, segundo, no precisamente después de haber estado toda su carrera en el equipo rojiblanco, pues en el verano del 2007 se marchó -según dijo, "para poder ganar títulos"- al Liverpool, donde estuvo casi cuatro temporadas. En enero de 2011 fichó por el Chelsea, para permanecer otras cuatro; y en 2014 recaló en el Milan, desde donde en enero de 2015 regresó al Atleti de la mano de Simeone. Nadie duda de que Torres es muy rojiblanco, aunque dejó de serlo cuando le interesó.
Los 'one club man' son una especie en peligro de extinción, de ahí que el caso de Xabi Prieto traspase fronteras, al igual que la temporada pasada sucedió con otro grandioso futbolista como Francesco Totti, el '10' de la Roma conocido como 'Il capitano', quien también renunció a muchas cosas por fidelidad a su equipo. Otros más o menos recientes son los italianos Baresi y Maldini, en el Milan; Paul Scholes y Ryan Giggs, en el Manchester United; o Carles Puyol, en el FC Barcelona. Basta con ver el vídeo que la Real Sociedad ha grabado con los actuales compañeros de Xabi para comprobar no solo el respeto, sino también el cariño y la admiración que todos muestran por él.
Un piso sin vistas a La Concha
El legado de Prieto está basado en hechos, no en palabras, aunque también sea muy valioso su discurso: "A los jóvenes que lleguen a Zubieta les diría que se puede ser feliz jugando toda la carrera en la Real, que no hace falta irse a otros sitios. No me cambiaría por ninguno de los que se han marchado. Respeto todas las opiniones, pero ojalá la gente que llegue en el futuro quiera hacer toda la carrera entera en la Real". Y es que Xabi también ha sido todo un ejemplo fuera del campo. Junto a su saber estar siempre ha brillado por su humildad. Sirvan dos simples ejemplos como el utilitario que utiliza para ir diariamente a entrenarse y su piso junto a La Concha, aunque sin vistas a la incomparable bahía, y pegado a la casa de sus padres. Ya lo dice el refrán: no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
Claro que cada cual es muy libre de tomar la decisión que quiera, pero la elección de Xabi Prieto demuestra que se puede ser feliz siendo fiel al equipo del que eres y, con todos mis respetos, sin necesidad de convertirte en un vulgar mercenario. "Cuando iba a Atocha, soñaba con vestir la camiseta de la Real alguna vez, así que he superado con creces ese sueño. Y ahora me llena de orgullo que haya jóvenes que quieren seguir mis pasos". Sin duda, Prieto es el mejor ejemplo para todos ellos, así como un argumento de peso para rebatir a quienes dicen entender a los que se van para ganar más, ya sea dinero, títulos o fama, sin darse cuenta de que la vida es lo que sientes, no lo que tienes. Eskerrik asko, Xabi.
A diferencia del célebre Francisco Umbral, yo no he venido aquí a hablar de mi libro, aunque sí de Xabi Prieto, uno de los '100 nombres que han hecho grande a la Real' y uno de los cinco elegidos que ilustran su portada junto a Arconada, Zamora y Gorriz, otros tres tan fieles como él, y Kovacevic, el extranjero que más veces ha vestido la camiseta 'txuri urdin'. El pasado martes se hizo oficial algo que era un secreto a voces: Xabi Prieto (San Sebastián, 1983) colgará las botas a final de temporada, lo que en su caso significa haber desarrollado toda su trayectoria profesional, 15 años, en un mismo club. Los ingleses lo llaman un 'one club man' y en la Real Sociedad es precisamente uno de los equipos donde más abundan. El anterior a Prieto fue Mikel Aranburu, otro enorme futbolista que, por cierto, tampoco tuvo el reconocimiento de ser internacional.