A mi bola
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Cuando se acusa de "intereses ocultos" y "poca ética"... desde un ático de lujo en Ferraz
El presidente de la Federación Española de Fútbol, en clara sintonía con Florentino Pérez, acusa gravemente a su homólogo de LaLiga por el acuerdo con CVC aprobado por 39 clubes
Según William James, reconocido filósofo y psicólogo, "no hay mayor mentira que la verdad mal entendida". Sin embargo, una cosa es no entender algo y otra bien distinta no querer hacerlo para de esta forma poder mentir deliberadamente. Es decir, a sabiendas de que no se dice la verdad, aunque lo parezca y, sobre todo, así lo perciba la opinión pública. Este es el escenario en el que desde hace tiempo se mueve el fútbol español, donde, al igual que pasa con los cántaros, los mensajes hacen más ruido cuanto más vacíos están y, por tanto, menos obligan a pensar.
Resulta que el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) asistió este viernes a un acto organizado por la Federación Catalana de Futbol (FCF) y no dudó en volver a cargar contra el acuerdo de LaLiga y el fondo de inversión CVC, casualmente lo mismo que unas horas después hizo Florentino Pérez en las Asambleas Ordinaria y Extraordinaria de Real Madrid, donde los resultados solo son comparables a los que podrían darse en Corea del Norte: 1.562 votos a favor, 16 en contra y 37 abstenciones para endeudarse 225 millones más... "Nunca imaginé que conocería por la prensa que LaLiga tenía la intención de quitarnos a los socios del Madrid nada más que el 11% de los derechos de televisión durante los próximos 50 años para dárselos a un fondo de inversión", llegó a decir el intocable Florentino.
"Si alguien tiene que renunciar al 10-11% de los derechos de imagen de los próximos 50 años para recibir un crédito que tiene que devolver, conseguir ahora 40 millones te puede salir por 400", había dicho el día anterior Luis Rubiales. "Es un mal acuerdo, del que se ha aprovechado la situación económica, en una coyuntura de pandemia, para vaciar de contenido los clubes en beneficio de un fondo de inversión", añadió el presidente de la RFEF, para a continuación hablar de "intereses ocultos" y "un órgano donde el actual presidente de LaLiga (Javier Tebas) se garantiza los próximos siete años de manera ejecutiva, parece ser que con retribución". "Nos parece un asunto con poca ética", sentenció, curiosamente, quizás en un ataque de pudor, incluyendo esta vez la primera persona del plural.
Aprovechando que estaba en Cataluña, Rubiales tampoco tuvo ningún reparo en poner al FC Barcelona como ejemplo de gestión. "Hubiera sido más fácil pedir un crédito como ha hecho el Barcelona, con menos del 2% de interés. Utilizando los mismos activos, los clubes podrían haber pagado mucho menos. Esto nadie lo ha podido rebatir", dijo en tono desafiante.
Claro que lo mejor llegó cuando afirmó que "el fútbol español no puede retroceder con un acuerdo donde el interés no ampara lo general", obviando que precisamente este acuerdo lo apoyaron nada menos que 39 de los 42 equipos de LaLiga. Todos, a excepción del, no por casualidad, citado FC Barcelona, el Real Madrid y el Athletic de Bilbao, es decir, los mismos que sistemáticamente se enfrentan a Tebas y, por extensión, al resto de clubes profesionales.
La versión de 39 de 42 de clubes
Ya lo avisó el consejero delegado del Atlético de Madrid, Miguel Ángel Gil Marín: "Se habla mucho sobre este asunto desde el desconocimiento, sin rigor alguno". Ya lo explicó el presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay: "CVC no compra nada, ni acciones, ni un cacho de la competición. Recibirá un 10% de los ingresos distribuibles a futuro, lo que significa que una vez descontados los gastos, si queda beneficio, se llevaría ese 10%. No dan el dinero para que lo tengamos que devolver". Ya lo denunció el máximo dirigente del Celta, Carlos Mouriño: "Hay muchísima desinformación y muchísimo que trata de confundir". Y ya lo dejó claro el consejero delegado del RCD Espanyol, Josep Maria Durán: "Esto no es un rescate, sino una operación para fortalecer el equilibrio financiero de los equipos de LaLiga".
Da igual. Rubiales volvió a dejarse en evidencia, lo mismo que le sucede con el fútbol femenino, donde, según informó Iusport, un juez ha anulado las "competiciones profesionalizadas" y el control económico de la RFEF a los clubes. "El tema del femenino ahora está en la mesa del Consejo Superior de Deportes (CSD), nosotros somos conscientes de nuestras competencias y no las queremos perder y queremos ayudar", explicó el 'amigo de Pedro' (Sánchez), como en más de una ocasión ha presumido este presidente federativo que cobra una comisión del 0,15% de todo euro que entre en la RFEF (ingresos totales anuales liquidados, excluidas las subvenciones públicas) y que, como informó El Confidencial, se ha comprado un ático de lujo en la calle Ferraz, precisamente enfrente de la sede del PSOE, valorado en casi dos millones.
Tras los famosos Pactos de Viana, como se denominó desde el CSD al acuerdo alcanzado entre este organismo, LaLiga y la RFEF para el retorno del fútbol cuando la pandemia del covid-19 estuviera controlada, así como un rescate al deporte y a los deportistas, el propio Gobierno que preside Pedro Sánchez redactó un documento en el que se informaba de que "será necesario un rescate económico al conjunto del deporte, pero, puesto que no habrá recursos públicos para todos, el único colaborador privado que podría aportar es el fútbol". Ese fútbol que representa y gestiona LaLiga, al que pertenece (aunque no lo parezca) el Real Madrid y del que Rubiales no hace sino beneficiarse. Si reviviese William James, le dedicaría una de sus frases inmortales: "Cada forma de clasificar una cosa es solamente una manera de manejarla para un cierto propósito particular"...
Según William James, reconocido filósofo y psicólogo, "no hay mayor mentira que la verdad mal entendida". Sin embargo, una cosa es no entender algo y otra bien distinta no querer hacerlo para de esta forma poder mentir deliberadamente. Es decir, a sabiendas de que no se dice la verdad, aunque lo parezca y, sobre todo, así lo perciba la opinión pública. Este es el escenario en el que desde hace tiempo se mueve el fútbol español, donde, al igual que pasa con los cántaros, los mensajes hacen más ruido cuanto más vacíos están y, por tanto, menos obligan a pensar.