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Solo le faltó decir "soy de Motril" y que las mujeres tienen baños en Qatar gracias a la FIFA
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Kike Marín

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Solo le faltó decir "soy de Motril" y que las mujeres tienen baños en Qatar gracias a la FIFA

El discurso de Infantino para defender que el Mundial se dispute en un país como Qatar recordó al de Rubiales tras la publicación de los Supercopa Files y su vinculación con Arabia

Foto: Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en Qatar. (EFE/Moahamed Messara)
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en Qatar. (EFE/Moahamed Messara)

“Hoy me siento qatarí. Hoy me siento árabe. Hoy me siento africano. Hoy me siento gay. Hoy me siento discapacitado. Hoy me siento un trabajador migrante. Lo que he visto me devuelve a mi historia personal. Soy hijo de trabajadores migrantes. Mis padres trabajaban muy, muy duro en situaciones difíciles. Me siento como ellos y yo también sé lo que es sufrir acoso de pequeño porque era pelirrojo y tenía pecas". Ya lo dijo Nietzsche: "La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo". Y esto fue lo que hizo Gianni Infantino, además de un ridículo espantoso, pues difícilmente engañaría a alguien más.

Efectivamente, al presidente de la FIFA solo le faltó decir "soy de Motril" para calcar la esperpéntica rueda de prensa que Rubiales protagonizó a raíz de la publicación en este diario de los Supercopa Files. ¿Recuerdan? "Soy una persona sencilla de Motril. Vengo del fútbol modesto. No bebo. No fumo. Mi hermana me partió las piernas cuando tenía un mes. Voy sin gorra. Eso de 'El Rubi', como si yo fuera un alias, me lo llamaban por la melena rubia que tenía, pero todos los cuerpos se deterioran. No puedo garantizar que mañana me vayan a meter un saco de cocaína en el maletero". Otro que solo se engaña a sí mismo...

Foto: Infantino y Florentino Pérez, en la final del Mundial de Clubes 2018. (REUTERS)

Al igual que para justificar que la Supercopa de España se dispute en Arabia Saudí, el presidente de la RFEF llegó a asegurar que "no podíamos dar la espalda a la sociedad de un país donde antes de ir nosotros en los campos no había ni baños para las mujeres, mientras que ahora entran con igualdad y se sientan donde quieren", Infantino no se atrevió a decir algo parecido sobre lo que ha logrado la FIFA en Qatar, aunque sí aseguró que "todos los que vienen son bienvenidos, independientemente de su religión, raza, orientación sexual o creencias. Este era nuestro requisito y el estado de Qatar se apega a ese requisito”.

Mientras Rubiales dijo que "llevar la Supercopa a Arabia es una obligación moral para luchar contra la desigualdad social en el país", su homólogo de la FIFA rizó el rizo al asegurar que “con lo que los europeos hemos estado haciendo durante los últimos 3.000 años, deberíamos disculparnos antes de comenzar a dar lecciones morales”. Eso sí, después del numerito de su director de comunicación, 'saliendo del armario', al tiempo que aseguraba que "cuando Infantino dice que somos inclusivos, lo dice en serio", la FIFA amenazó con sanciones deportivas a los jugadores que lucieran el brazalete arcoíris. ¿Se puede ser más hipócrita?

placeholder Infantino, junto al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Infantino, junto al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Los capitanes de Inglaterra, Países Bajos y Estados Unidos tenían previsto apoyar de esta manera al movimiento 'OneLove', que pretende ilustrar las injusticias y violaciones de los derechos humanos en Qatar, especialmente las que atentan contra el movimiento LGTB, pero todos se echaron atrás. Como muy bien apuntó Jürgen Klopp, "no me gusta que a los futbolistas se les reclame para que manden un mensaje. Vosotros sois periodistas y vosotros teníais que haber lanzado ese mensaje". "Nadie ha pensado en esos trabajadores y ha habido muchas oportunidades para denunciarlos, pero mucha gente ha ganado dinero por razones equivocadas. Todos somos culpables", añadió el entrenador alemán del Liverpool.

"La elección de Qatar fue un error. Asumo mi responsabilidad, yo era el presidente de la FIFA en aquel momento", llegó a admitir el expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien apuntó directamente a Michel Platini, expresidente a su vez de la UEFA, con quien está envuelto en una investigación por corrupción. "Al final, los votos de Platini fueron decisivos para la adjudicación a Qatar y por supuesto que había una cuestión de dinero de por medio. Seis meses después de aquellas reuniones, Qatar compró aviones de combate a los franceses por valor de 14.600 millones de dólares", aseguró el antecesor de Infantino. Lo que no mencionó fue que, tras esa operación, un fondo qatarí sacó de la quiebra al Paris Saint Germian comprándolo a precio de oro...

Las verdades como puños de Ana Muñoz

Ana Muñoz, a saber, exdirectora de la Agencia Española Antidopaje (AEPSAD), exdirectora general del Consejo Superior de Deportes (CSD) y, lo más relevante para el tema que nos ocupa, exvicepresidenta de integridad de la RFEF de Rubiales, no pudo ser más clara, a la par que contundente: "Los códigos éticos o los códigos de buen gobierno, vamos a decirlo sin ambages, en muchas ocasiones no son más que un trampantojo, que se presentan ante el público con la finalidad de decir que cumplimos los estándares internacionales", dijo en la ponencia que recientemente impartió en el Congreso de Derecho Deportivo de la AEDD celebrado en Barcelona.

placeholder Rubiales, con el presidente de la Autoridad Saudí de Deportes, Abdulaziz bin Turki al Faisal al Saud. (EFE/Stringer)
Rubiales, con el presidente de la Autoridad Saudí de Deportes, Abdulaziz bin Turki al Faisal al Saud. (EFE/Stringer)

Y prosiguió la mencionada Ana Muñoz: "En cualquier ámbito, el empresarial, el deportivo o en el de las instituciones públicas, creemos que la norma no es bastante, que necesitamos algo más, pero a lo mejor es que no queremos cumplir la norma... A lo mejor tenemos que replantearnos por qué se necesitan los códigos de buen gobierno y no se aplican simplemente las leyes; o por qué no se exige el cumplimiento de las leyes por parte de aquellos que tienen como finalidad velar por la organización deportiva o por la organización empresarial".

"¿Alguien cree que tener como activo de una empresa a quién representa deportivamente a un país es privado? ¿Alguien piensa que los activos de una empresa, sean cuales sean, no comprometen el patrimonio y la responsabilidad de los accionistas y de sus dirigentes?", se preguntó la exvicepresidenta de integridad de la RFEF un cargo del que dimitió a raíz, entre otros motivos, de la decisión de Rubiales de llevarse la Supercopa a Arabia. "No se apoyaron en ningún informe que tuviera relación ni con el departamento de integridad ni con el comité de ética. Ignorábamos el contrato", aseguró entonces y, lógicamente, mantiene ahora.

En esta misma ponencia, la doctora en Derecho por la Universidad de Navarra también puso el dedo en la llaga al decir que "cuando alguien monta una empresa, compromete su patrimonio. Sin embargo, cuando alguien dirige una federación, ni aporta ni arriesga nada de su patrimonio y gestiona unos intereses absolutamente públicos. Tan públicos, que nadie más puede gestionarlos, de ahí que los gobiernos necesiten velar precisamente porque el objeto material de esa 'empresa' es un bien común que no pertenece ni a los dirigentes, ni a los deportistas, ni a los accionistas, porque no los hay".

Y concluyó Muñoz: "Cuando uno hace un análisis de los códigos de buen gobierno de las federaciones deportivas españolas, lo que piensa es: ¿y esto para qué sirve, si no se puede aplicar? O dicho de otra manera, se puede aplicar, pero no pasa nada. Si se detectan conductas contrarias a ese código ético, no pasa nada, y cuando no hay reacción frente al incumplimiento, en realidad es una tomadura de pelo". Se puede decir más alto, pero difícilmente más claro, y esto es aplicable a la RFEF y también a la FIFA.

Foto: Pedro Sánchez, durante un acto con Luis Rubiales y el ministro Iceta en la Moncloa. (EFE/J.J. Guillén)

¿Recuerdan cuando el secretario de Estado de Deportes, José Manuel Franco, dijo aquello de que la negociación entre Rubiales y Piqué por las primas de Arabia no le parecía "ni ético ni estético"? Pues eso, que a la espera de que la justicia ordinaria haga su trabajo, en el doble sentido de la palabra, pues Franco se lo ha impedido hacer a la justicia deportiva, este Gobierno ha demostrado lo mismo que Rubiales o Infantino. Es decir, que ni son éticos y, ya puestos, tampoco estéticos. Por mucho que intenten blanquearse con atrezo o discursos esperpénticos e impostados, no convencerán ni al hombre o mujer del tiempo para que diga que mañana lloverá en Qatar...

“Hoy me siento qatarí. Hoy me siento árabe. Hoy me siento africano. Hoy me siento gay. Hoy me siento discapacitado. Hoy me siento un trabajador migrante. Lo que he visto me devuelve a mi historia personal. Soy hijo de trabajadores migrantes. Mis padres trabajaban muy, muy duro en situaciones difíciles. Me siento como ellos y yo también sé lo que es sufrir acoso de pequeño porque era pelirrojo y tenía pecas". Ya lo dijo Nietzsche: "La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo". Y esto fue lo que hizo Gianni Infantino, además de un ridículo espantoso, pues difícilmente engañaría a alguien más.

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