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El documental-homenaje, una tentación para el ego del futbolista que acaba mal
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Alfredo Pascual

Agresión sin balón

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El documental-homenaje, una tentación para el ego del futbolista que acaba mal

Las estrellas se rinden al masaje audiovisual en unas producciones controladas y amables que terminan por generar sentimientos negativos en el espectador

Foto: Portada del documental de Casillas. (Movistar)
Portada del documental de Casillas. (Movistar)

Se abre el telón. En escena, se ve a Sergio Ramos y a su hermano/agente/fontanero René paseando por un museo Thyssen vacío. Con las manos en la espalda, los sevillanos avanzan por las salas lanzando agudos comentarios sobre la exposición. "Aquí hay unas piezas espectaculares eh… siglo XVI… Pffff… Con qué calidad pintaban", le dice Sergio a René, que asiente complacido. "El arte es una forma de culturizarse y conocer la Historia", concede el central. Acto seguido, se paran ante el 'Retrato de caballero', de Vittore Carpaccio: "Qué pasada... Parece que los animales estén vivos", dice Sergio, que se apresura a aclarar que no es "un sabio del arte". "Este me recuerda un poco a ti cuando tenías el pelo largo", zanja René.

Después sabremos que los Ramos están en el museo porque quieren alquilar una sala para celebrar, atención, los 15 años como profesional de Sergio. Eligen una sala de exposiciones temporales, blanca y diáfana, sin ventanas, una mezcla entre el hospital de pandemias de Ayuso y la caja de zapatos de un gigante. René ha escogido el lugar porque "es muy grande y va a quedar muy chulo" y Sergio le comenta que "es enorme" y que ha tenido "una brillante idea". René incluso ha preparado una serie de siluetas del capitán para adornar las paredes y Sergio, lejos de enfriar el 'egotrip' salvaje al que le aboca su hermano, comenta que le gustan mucho las siluetas, que quizá se tatúe una. La escena acaba con un 'high five' de los hermanos y una última consideración mientras se marchan: "Es supergrande".

placeholder René y Sergio, en el Thyssen. (Amazon)
René y Sergio, en el Thyssen. (Amazon)

Esta escena, que habría sido descartada por excesiva en cualquier programa satírico, forma parte del documental de ocho capítulos que Amazon ha hecho sobre Sergio Ramos y que incluye citas grabadas en piedra como "es mucho más fácil trabajar cuando los resultados se van consiguiendo", "el fútbol pasa tan rápido que no te das cuenta" o, mi favorita, "en esta vida puedes dar envidia o pena, tú eliges qué dar".

El futbolista olvida que ambas opciones son compatibles en tiempo y forma, que todo depende del contexto: se puede dar envidia sobre el césped y pena en el Thyssen en una misma noche. Ni mencionar en cuatro horas de 'biopic' desatado en el que se presenta al futbolista como un padre ejemplar, un atentísimo marido, un sofisticado criador de caballos, un marchante con buen ojo y hasta un incipiente emprendedor. ¿Qué Sergio Ramos te sientes hoy?

Foto: Fotograma del documental. Opinión

El producto está tan controlado por el futbolista, tanto en los temas a tratar como en quién se va a entrevistar, que chapotea en la sobreactuación y el bochorno argumentativo, dando lugar a un engendro autoparódico que por momentos saca una carcajada al espectador. Se trata de un peloteo tan obsceno que uno se pregunta cómo no tiene Sergio Ramos, en su nutrido séquito, una sola persona que se siente con él y le diga que eso no debe ser emitido.

¿Por qué nadie le dice a esta gente que frene, que el espectador no es tonto?

Ramos no es el único en caer en estos 'egotrips' audiovisuales, tan de moda entre los deportistas, aunque sí el más destacado (no olvidemos que su hermano persiguió al equipo de 'Informe Robinson' durante meses para que se le dedicase un monográfico, algo poco habitual). En el último año, han caído Iniesta, Torres, Casillas o el propio Real Madrid femenino, un guiño de Florentino Pérez a una productora amiga sin experiencia alguna en el deporte. Son trabajos revestidos de formatos periodísticos, clones de Informe Robinson, pero que no están enfocados a contar una historia y se empeñan en imponer un relato de los hechos, el del protagonista, resultando en hagiografías pastosas que, en la mayoría de los casos, consiguen el objetivo contrario al deseado.

Tomemos por ejemplo el documental de Casillas, recientemente estrenado en Movistar. Seis capítulos de media hora en los que se abunda en lo que todo el mundo sabe: que Casillas es de pueblo, que debutó con 17 años y que ganó todos los títulos posibles en la mejor carrera que se pueda imaginar. Cómo olvidarlo, si fue anteayer. Así, se atiborra al espectador con episodios y descripciones que no solo vivió, sino que están reflejados en otro montón de documentales anteriores. Es lo mismo, pero con la mirada de Iker, que es entrañable, sí, pero que más que información, aporta propaganda.

De modo que el espectador ve el documental como quien se pone por enésima vez 'Jungla de cristal' en Navidades, buscando por las esquinas de la pantalla algún estímulo nuevo que le mantenga atento. Y así se descubre que la competencia entre César Sánchez e Iker Casillas fue mucho más cruda de lo que se contó, que llegaron a retirarse la palabra por el cabreo que tenía el mostoleño tras perder la titularidad. Incluso en su versión más edulcorada, descubrimos que Casillas dio la espalda a Manolo Amieiro, el hombre que lo tuteló desde que tenía 11 años y que César sigue, 20 años después, sin querer hablar a fondo de una época "muy, muy convulsa" para él, quizá porque juega en el documental de su rival: "Es que no tengo esos recuerdos o, si los tengo, los he borrado", confiesa César.

Entre César no queriendo recordar Vietnam e Iker quitándole hierro al asunto, solo hay mal rollo. La idea que deja el documental de Casillas es que vimos lo bueno, el portero prodigioso que se crecía ante la adversidad, pero que había otro Casillas detrás, un tipo ególatra, ambicioso y algo prepotente al que le cuesta ponerse en la piel del otro.

Algo semejante sucede con el documental de Fernando Torres, estrenado también en Amazon. La humildad, la nobleza, el respeto y el trabajo concienzudo, las virtudes que ya conocíamos del exdelantero de Fuenlabrada, son sobreexpuestas hasta el hastío, y al final quedan empañadas por un intento algo burdo de señalar a Simeone como el único culpable de su salida del Atlético de Madrid, como si su media de un gol por cada cinco partidos no hubiera tenido nada que ver. De nuevo, el aficionado recuerda cómo estaba Fernando en sus últimos años y también que después solo fue capaz de marcar cinco goles en dos temporadas en Japón. Si Simeone tuvo alguna culpa en este asunto, fue la de repescarle en 2014.

Ciegas por su ego, las estrellas intentan imponer su versión para la posteridad

Los futbolistas se han vuelto tan inaccesibles que, cuando quieren decir algo, lo hacen a través de periodistas amigos o de documentales que pueden controlar. Dignan con su presencia solo a aquellos que se lo merecen y a los demás no les prestan atención. Se crea así un círculo vicioso en el que solo hay alabanzas y son cada vez más refractarios a la crítica. Creen incluso que sus inversiones o su vida familiar merecen la atención pública. Algunos se endiosan hasta niveles como el de Gerard Piqué, que considera que los medios de comunicación son un estorbo a la hora de comunicarse con sus seguidores. Precisamente su consejo siguió Antoine Griezmann para rodar 'La decisión', un documental tan fallido que terminó por enemistarle con el barcelonismo (y con buena parte de los atléticos) casi hasta hoy, un aviso a navegantes que ninguno parece haber escuchado.

El documental-homenaje no es una buena idea. Una gran parte de la culpa la tiene el formato, dado que nadie puede resistir varias horas hablando a cámara de su vida sin parecer presuntuoso. Para colmo, como contraparte, se utiliza a los amigos del futbolista, que con sus dulces apuntes no consiguen sino enfangar más el asunto. Al final, el resultado solo convence a los que ya venían convencidos, mientras que los neutrales pasan vergüenza ajena y los enemigos se hacen aún más enemigos.

Quizá las nuevas generaciones, dentro de unos años, solo accedan a la carrera de estas estrellas a través de estos documentales, por otra parte técnicamente bien realizados, y logren imponer su relato. Pero los aficionados que han vivido sus carreras echan en falta los goles fallados por Torres, las mil veces que Ramos se olvidó de su marcador y a ese Casillas que, tras una cantada, se levantaba como un resorte a abroncar a sus compañeros. Porque todo aquello también sucedió, aunque ya no se quiera mirar.

* Rectificación: en el texto se atribuía el pago de Florentino Pérez a una productora que no es correcto.

Se abre el telón. En escena, se ve a Sergio Ramos y a su hermano/agente/fontanero René paseando por un museo Thyssen vacío. Con las manos en la espalda, los sevillanos avanzan por las salas lanzando agudos comentarios sobre la exposición. "Aquí hay unas piezas espectaculares eh… siglo XVI… Pffff… Con qué calidad pintaban", le dice Sergio a René, que asiente complacido. "El arte es una forma de culturizarse y conocer la Historia", concede el central. Acto seguido, se paran ante el 'Retrato de caballero', de Vittore Carpaccio: "Qué pasada... Parece que los animales estén vivos", dice Sergio, que se apresura a aclarar que no es "un sabio del arte". "Este me recuerda un poco a ti cuando tenías el pelo largo", zanja René.

Sergio Ramos