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Pogba, el enemigo global de unos comicios que decantó Luis Enrique
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Antonio Sanz

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Pogba, el enemigo global de unos comicios que decantó Luis Enrique

Bartomeu no quiso dejar nada a la improvisación antes de presentar la dimisión hace unas semanas. En el mes de enero, en plena crisis de resultados

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Josep Maria Bartomeu no quiso dejar nada a la improvisación antes de presentar la dimisión hace unas semanas. En el mes de enero, en plena crisis de resultados y con el entrenador con pie y medio en la cola del paro, decidió convocar elecciones a la presidencia para calmar al socio y pacificar lo que era una disputa permanente. Pese al ‘caso Neymar’, él se sentía legitimado y convencido de que la huída de Rosell lo fortalecía al frente de CanBarça. Sin embargo, la opinión pública lo observaba débil y lo acosaba en una afrenta continua. Entonces, nadie daba un euro por el futuro de ‘Nobita’, bautizado así por los futbolistas culés por su parecido con el dibujo animado. El destino, en cambio, vistió de éxito al hoy aspirante tras acabar el curso con la consecución del triplete. Por ahí, ya empataba con quien se presume que es su gran contrincante, Joan Laporta. Pero Josep María, consciente de que quien convoca se debe mostrar como el más fuerte, enfiló una recta final de la presidencia avalado por los títulos. En el eje electoral, Pogba, el jugador deseado para reemplazar a un irremplazable.

La evolución en la relación entre Bartomeu y Luis Enrique ha ido claramente de menos a más apego. La metamorfosis ha transitado de apenas tratarse a lograr su apoyo para estos comicios. Dos episodios los separaron hasta el punto de que el entrenador asturiano resistió in extremis el envite del curso. Por un lado, la destitución de Andoni Zubizarreta los distanció hasta poco menos que pasaron a no dirigirse la palabra, circunstancia que creció cuando el dirigente optó por otorgar todo el poder del barco a Messi. En aquel frenético mes de enero, el Barça se tambaleaba. El técnico no daba con la tecla deportiva -eran constantes las permutas en el once-, perdía a su valedor -Zubi, el hombre que lo fichó y le ofreció su gran oportunidad-, se enfrentaba frontalmente a la estrella del camerino-con quien se solidarizó Neymar frente al resto del grupo que decidió remar para solucionarlo- y agonizaba sin respaldo alguno tras marcarse el entonces presidente un espacio de interinidad forzado por la judicialización del fichaje del brasileño.

A cuenta de los buenos resultados en el césped, las partes se acercaron hasta el punto de lograr una excelsa convivencia. Tanto, que el entrenador, con contrato en vigor, decidió ‘intervenir’ en el proceso electoral apoyando al presidente convocante al renovar y hacer público su nuevo compromiso con la entidad. Los pronósticos, conociendo al personaje, invitaban incluso a la salida del técnico si lograba los tres trofeos. Por mucho menos dio un portazo en Roma. Pero no. Luis Enrique optó por repetir la excelencia con la búsqueda de otros tres títulos más. En ese proceso de gestación de una nueva plantilla condicionada por las elecciones, también apresada por el impedimento de inscribir futbolistas hasta el uno de enero de 2016, ‘Barto’ y Luis se pusieron en marcha. Con ritmo frenético consolidaron la adquisición de Aleix Vidal, gestaron la de Arda Turan y aplazaron la más complicada, la de Paul Pogba. La elección fue del entrenador. “¿A quién quieres?”, le interrogó el dirigente. “Antes el turco que el francés”, respondió. Dicho y hecho. Sólo el control económico al que la LFP somete a sus clubes amargó la fiesta. El Atleti no podía plasmar esta venta en su balance antes del 1 de julio. Los deberes se quedaron para la obediente Junta Gestora.

En contra de lo que se dice, Mino Raiola no asusta en las oficinas del Barça. La dirigencia lo conoce bien. Por eso, en el contrato de comisión del fichaje de Ibrahimovic incluyó una cláusula donde cualquier manifestación crítica contra la entidad o contra algún empleado de la misma sería castigada con un recorte de los emolumentos reconocidos. Y claro, Raiola no desea ver disminuidos sus ingresos. El club es consciente de la dificultad de afrontar la operación, pero la candidatura de Bartomeu lleva ventaja, la misma que trató de acortar Laporta cuando reveló su excelente relación con el asesor deportivo del centrocampista francés. Ese acercamiento inclusoprovocó la entrada en escena del gurú del barcelonismo. Johan Cruyff criticó abiertamente el desembolso: "Pagar 80 millones por Pogba es absurdo". Un dardo para quien mantiene la operación avanzada tras los contactos de Braida, el relevo de Zubi, con la Juventus.

Las estrategias de Bartomeu y Laporta sobre el francés convergen en el objetivo, pero difieren en el tiempo. Mientras que el primero apuesta por aplazar la contratación hasta junio de 2016 para evitar un cisma económico que rompa la armonía de la caseta, el segundo lo persigue como baza electoral, tal y como hizo con Beckham en aquella campaña de 2003. Por eso, esa explosión de optimismo retando incluso a un informador a que no apostará contra la posibilidad abierta de completar el fichaje. Además, trasladó el mensaje al director deportivo de su candidatura y compatriota del futbolista. Abidal afirmó:“Pogba está en nuestra lista”. Los acercamientos realizados transmiten que se debe ser paciente en la contratación, algo que no encaja con la actitud de Laporta, a quien determinadas encuestas lo tildan de perdedor, por lo que necesita un golpe de efecto de cara al socio. El último en posicionarse fue el presidente de la Juve, Andrea Agnelli. “En útbol no hay nada absoluto. Hace algunos años, este club mantenía la voluntad de quedarse con Vieri. Mi tío Gianni llamó a Moggi. Este le tranquilizó diciéndole que el delantero era intransferible. Dos días después, fichó por el Atlético de Madrid. Ese día aprendí que mis jugadores son intransferibles a partir del uno de septiembre”. En esta ocasión, Pogba debe esperar, al menos, hasta el uno de enero para poder jugar con el Barça.

Josep Maria Bartomeu no quiso dejar nada a la improvisación antes de presentar la dimisión hace unas semanas. En el mes de enero, en plena crisis de resultados y con el entrenador con pie y medio en la cola del paro, decidió convocar elecciones a la presidencia para calmar al socio y pacificar lo que era una disputa permanente. Pese al ‘caso Neymar’, él se sentía legitimado y convencido de que la huída de Rosell lo fortalecía al frente de CanBarça. Sin embargo, la opinión pública lo observaba débil y lo acosaba en una afrenta continua. Entonces, nadie daba un euro por el futuro de ‘Nobita’, bautizado así por los futbolistas culés por su parecido con el dibujo animado. El destino, en cambio, vistió de éxito al hoy aspirante tras acabar el curso con la consecución del triplete. Por ahí, ya empataba con quien se presume que es su gran contrincante, Joan Laporta. Pero Josep María, consciente de que quien convoca se debe mostrar como el más fuerte, enfiló una recta final de la presidencia avalado por los títulos. En el eje electoral, Pogba, el jugador deseado para reemplazar a un irremplazable.

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