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La metamorfosis de Arda Turan, el mejor recambio de Xavi en el Barça
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Antonio Sanz

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La metamorfosis de Arda Turan, el mejor recambio de Xavi en el Barça

A favor del turco está que su estilo encaja perfectamente en el del Barça; en su contra, que en club catalán no se espera a nadie, aunque seas un elegido del técnico

Foto: Arda Turan celebra su gol al Celtic en el amistoso disputado en Dublín. (EFE)
Arda Turan celebra su gol al Celtic en el amistoso disputado en Dublín. (EFE)

Que acorte las vacaciones. El imperativo es de Luis Enrique, el entrenador del FC Barcelona. La orden la recibe uno de sus futbolistas, alguien que se juega en los próximos 365 días bastante más que continuar vestido de azulgrana. Para Arda Turan no resultó ningún trauma ni mucho menos un castigo retornar una semana antes al trabajo. Lo estaba deseando. Con un fin en su cabeza, lograr la Liga de Campeones, los medios pasan por recobrar la autoestima perdida, recuperar el glamour de su juego, ganar en autoconfianza y volver a sentirse importante en una jungla dónde no pasa de ser un actor de reparto, y con escaso papel. Nuevo rol para quien siempre ha sido cabeza de ratón. Hoy, ese tránsito con cierto pudor hasta la cola del león provoca que sólo el orgullo lo mantenga erguido para no rendirse. Porque Arda es una mega-estrella en Turquía. Por eso, su tiempo en el Barça es examinado con exigencia: por lo que costó, por lo que aportó. Este desafiante curso se aguarda con mudanza de espíritu. Por recuperar el ego arranca la mejoría. Las primeras gotas de cambio se observaron en Dublín. Un gol en el estreno al Celtic abre este inquietante camino.

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Se empeñó Luis Enrique, y nadie más que él, en firmar al centrocampista del Atlético de Madrid por una cantidad cercana a los 40 millones de euros. Negocio redondo para los rojiblancos que se movían en diez ‘kilos’ menos en las negociaciones con el Manchester United, dónde apuntaba que acabaría el centrocampista turco. Sin embargo, la llamada azulgrana paralizó una para girar hacia otra, pese a que la entidad culé se hallaba inmersa en un proceso electoral que no permitía excesiva agilidad en las contrataciones. Bartomeu, antes de dimitir, lo había dejado hilvanado para el remate de una Junta Gestora que alteraba sus competencias. Pero, ¿quién se atrevía a no corresponder al entrenador después del exitoso triplete? Arda se incorporó a sabiendas de que el castigo que sufría el Barça lo impedía jugar durante los siguientes seis meses. Y el tiempo se hizo demasiado largo. La defensa de Turan se agarra a este obstáculo para esgrimir que este pasivo ha perjudicado gravemente el rendimiento del jugador. Luis Enrique se aferra a lo mismo.

El entrenador del FC Barcelona tira de historia para pedir paciencia a la grada. Él ya lo vivió como compañero en los primeros meses de Michael Laudrup y la secuencia la repitió como entrenador en las primeras semanas de Luis Suárez. Los dos pasaron de discutidos a indiscutibles, algo que anhelan se repita. El elegido como el mejor recambio para Xavi no ha resultado por ahora. Porque ese era el objeto del fichaje, no un reemplazo para cualquiera del tridente de ataque. Se trataba de encontrar a un medio con experiencia, capaz de manejar y dar sentido al juego. Sin embargo, el turco se ha visto superado por el escudo y adelantado por otros compañeros. El análisis interno reflota al jugador, en quien se sigue creyendo. No obstante, varios aspectos deben ser redirigidos para encontrar la mejor versión del chico, la misma que lo pasaportó hasta el FC Barcelona.

La recuperación de Arda pasa por situaciones que deben mejorar y que desde el cuerpo técnico estiman que deben solucionarse. Para empezar buscan una vida más ordenada del jugador, no porque el chico sea juerguista, que no es el caso. Se trata de mejorar la rutina de las comidas para evitar sobresaltos en la báscula. Con un mejor control del peso, mayor rendimiento. Otro de los aspectos que se cuidará será el de aminorar los viajes a Estambul para cumplir con los compromisos publicitarios que se elevaron tras fichar por el Barça. Los técnicos entienden que un Arda más entonado en lo físico -apuntan cambios en el modelo de su preparación-ofrecerá una mejor versión sobre el césped.

Turan vive dispuesto a sacrificarse para revertir la situación y sentirse importante en la plantilla. Es consciente de que la competencia ha aumentado y que las nuevas incorporaciones sólo cursan más difícil el reto. Las entradas de André Gomes y Denis Suárez o la recuperación física de Rafinha aportan otro grado de perseverancia para el turco. Sabe que es ahora o nunca y pretende demostrar a todos que es capaz de ofrecer una metamorfosis en su fútbol, suficiente para convencer a los que todavía hoy dudan de su mejor rendimiento. En el espejo, desde que accedió al vestuario, se sitúa Andrés Iniesta. El manchego es el jugador creativo que enamora a Arda y el más cercano a su modelo. De él ha llegado a decir públicamente que “Andrés no juega al fútbol, hace arte. Messi es el mejor de la historia, pero Iniesta es incomparable”. Tras el elogio obligado al líder de la manada, los añadidos son para quien se maneja en el estilo sin comparación alguna. Y por aquí trata de crecer para volver a disfrutar.

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Dice Luis Enrique que el centrocampista turco se tiene que situar, que ha sumado más dentro del vestuario que fuera, que va a subir el nivel, que sólo es una cuestión de tiempo. El riesgo, y el entrenador lo sabe mejor que nadie, es que el tiempo también te pasa por encima. Entonces, los tiempos en el Atleti eran diferentes. Con Simeone tocaba sacrificio, correr y esforzarse. Y Arda se cansó de hacerlo. En el Barça se corre al ritmo de la pelota. El problema para él ha sido que no ha terminado de acompasarse a esa frecuencia. A su favor, que su estilo encaja; en su contra, que no se espera a nadie, aunque seas un elegido del técnico.

Que acorte las vacaciones. El imperativo es de Luis Enrique, el entrenador del FC Barcelona. La orden la recibe uno de sus futbolistas, alguien que se juega en los próximos 365 días bastante más que continuar vestido de azulgrana. Para Arda Turan no resultó ningún trauma ni mucho menos un castigo retornar una semana antes al trabajo. Lo estaba deseando. Con un fin en su cabeza, lograr la Liga de Campeones, los medios pasan por recobrar la autoestima perdida, recuperar el glamour de su juego, ganar en autoconfianza y volver a sentirse importante en una jungla dónde no pasa de ser un actor de reparto, y con escaso papel. Nuevo rol para quien siempre ha sido cabeza de ratón. Hoy, ese tránsito con cierto pudor hasta la cola del león provoca que sólo el orgullo lo mantenga erguido para no rendirse. Porque Arda es una mega-estrella en Turquía. Por eso, su tiempo en el Barça es examinado con exigencia: por lo que costó, por lo que aportó. Este desafiante curso se aguarda con mudanza de espíritu. Por recuperar el ego arranca la mejoría. Las primeras gotas de cambio se observaron en Dublín. Un gol en el estreno al Celtic abre este inquietante camino.

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