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Iker Casillas pide paso a Luis Enrique (mientras De Gea se lame las heridas)
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Antonio Sanz

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Iker Casillas pide paso a Luis Enrique (mientras De Gea se lame las heridas)

La portería es un vía crucis para Luis Enrique. Las contestadas actuaciones de De Gea lo han colocado en una posición comprometida para el futuro. Y más tras lo ocurrido en Zagreb

Foto: Iker Casillas y David de Gea coincidieron por última vez en la Selección durante la Eurocopa 2016. (EFE)
Iker Casillas y David de Gea coincidieron por última vez en la Selección durante la Eurocopa 2016. (EFE)

Embriagados de éxito y abrumados de malogro. Así se resumen los primeros meses de Luis Enrique Martínez al frente de la Roja. Quizá ni éramos tan maravillosos en septiembre ni somos tan indecentes en noviembre, caminando con tibieza por octubre, donde ofrecimos también otras caras diferentes. Porque nada es lo que parece, la realidad es que el entrenador asturiano no ha dado con la tecla, se ha movido al efecto del bandazo —ora calor, ora frío—, no ha logrado regularidad y ha probado en exceso, sin ofrecer un once que la afición replique de memoria. Entretanto, acomete resolver incógnitas del pasado, empezando por la portería. De Gea no se ha movido del centro del debate, mientras un histórico mantiene su candidatura abierta: Casillas, la leyenda, pide paso.

La panda que defiende al técnico aplica el cuento de que se debe convivir con más paciencia en el ajuste de cuentas. Pero sigue faltando memoria. ¿A qué seleccionador se le dio tiempo? Unos, por las exigencias del momento; otros, por alcanzar la gloria; y otros, por las cuitas particulares. En resumen, todos atravesaron un juicio permanente de ponme a este o por qué llevas a ese. Y claro, Luis Enrique no es una excepción. Más allá de abonar el cacareado impuesto mediático de citar a Jordi Alba, la portería es otro vía crucis para el seleccionador. Si desde el primer momento dejó claro que el guardameta del Manchester United es su portero, las contestadas actuaciones del de Illescas lo han colocado en una posición comprometida para el futuro. Y más tras lo ocurrido en Zagreb.

placeholder El rendimiento de David de Gea en la Selección está lejos del que muestra en el Manchester United. (Reuters)
El rendimiento de David de Gea en la Selección está lejos del que muestra en el Manchester United. (Reuters)

Con De Gea llueve sobre mojado. Y verdaderamente no es el culpable de los males de España. Lamentablemente para él, su imagen sufre un continuo desgaste en los medios de comunicación que sitúa a críticos y a defensores como si del último combate se tratase. De una parte, la facción mediática que se subleva ante la injuriosa crítica y defiende al personaje porque sí, más allá del acierto o del error sobre el césped, pero influenciado por los pajes del portero. De otra parte, los que hablan y hablan denunciando que cualquier fallo se convierte en mayestático. Lo peor es que no sabemos qué piensa De Gea, porque casi no concede entrevistas. Vive sujeto por quienes le aconsejan desde un entorno tóxico que lejos de tender puentes, los derriba. Pero lo más grave es que el vestuario ya comienza a dudar.

En Zagreb puede darse un antes y un después porque varios de los jugadores del núcleo duro han girado la cara ante la actuación del meta del United. Incluso, algunos gestos públicos sobre el césped han conseguido la indigestión en el estómago del seleccionador. Lo coherente es que Luis Enrique mantenga a De Gea, como ya hizo Lopetegui y después Hierro. Es el portero elegido y debe mantener la confianza del seleccionador. La corriente en Las Rozas transita sobre que algo sucede con quien es indiscutible en Inglaterra y cuestionado en España. Le hacen ver que es un portero sin prensa, pero más allá de las excusas, él mismo es consciente de que su rendimiento en la Roja dista mucho de sus actuaciones en la Premier.

placeholder Iker Casillas ha declarado en varias ocasiones que mantiene la ilusión por volver a la Selección. (EFE)
Iker Casillas ha declarado en varias ocasiones que mantiene la ilusión por volver a la Selección. (EFE)

Con el patio revuelto, aparece Casillas con el don de la oportunidad. También le susurran a De Gea que parte de la crítica que él recibe se realiza con el objeto de un cambio de guardia. Y puede que aquí no les falte razón. El meta del Oporto no para de reivindicarse en los medios para mantener viva su candidatura. Es más, hace unas semanas, el diario 'As' publicó que Iker contactó con el seleccionador para ponerse a su disposición. La información explicaba que asumiría el rol que le dispensase, aceptando, si así era la decisión de quien manda, la suplencia. La sumisión del cancerbero viene dada por lo acontecido hace más de dos años cuando Vicente del Bosque, el entonces seleccionador saliente, explotó para criticar en la 'Cadena SER' la mala actitud del portero con el cuerpo técnico durante la celebración de la Eurocopa de Francia. Esas palabras del salmantino sepultaron el futuro de Casillas en la Roja, porque, tal vez, influyeron en Lopetegui, quien se vio obligado, por la relevancia de quien era el capitán del grupo, a viajar a Portugal para explicarle que lo dejaría fuera de las futuras convocatorias.

Pero a rey muerto en el banquillo de la Selección, rey puesto con Iker sin descanso. El madrileño mantiene un anuncio público de retornar con España. El pasado octubre, en una charla con sus seguidores a través de Twitter, expuso: "Entiendo que Luis Enrique tiene nuevas ideas para esta nueva etapa, pero yo mantengo mi ilusión de volver". Algo que recalcó en Movistar a preguntas de Valdano en una entrevista realizada hace semanas, pero emitida en plena vorágine de la portería: "Si te llama la Selección, ¿volverías?". "Encantado", respondió el portero. La reiterada exposición de una leyenda de la Roja disgusta a De Gea. No mantienen mal trato porque comparten puesto y profesión. Pero en el ecosistema de los porteros chocan, para mal, las palabras de Casillas. Alguno puede comprender que se está vendiendo, cada uno juega sus cartas, pero desde luego, son de cariz bellaco en un momento donde al titular de la Roja le cuesta mantenerse en pie.

Embriagados de éxito y abrumados de malogro. Así se resumen los primeros meses de Luis Enrique Martínez al frente de la Roja. Quizá ni éramos tan maravillosos en septiembre ni somos tan indecentes en noviembre, caminando con tibieza por octubre, donde ofrecimos también otras caras diferentes. Porque nada es lo que parece, la realidad es que el entrenador asturiano no ha dado con la tecla, se ha movido al efecto del bandazo —ora calor, ora frío—, no ha logrado regularidad y ha probado en exceso, sin ofrecer un once que la afición replique de memoria. Entretanto, acomete resolver incógnitas del pasado, empezando por la portería. De Gea no se ha movido del centro del debate, mientras un histórico mantiene su candidatura abierta: Casillas, la leyenda, pide paso.

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