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El regalo envenenado del Real Madrid a Zidane
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Antonio Sanz

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El regalo envenenado del Real Madrid a Zidane

El entrenador francés se enfrenta ahora a una dura decisión: mantener de titular a Courtois o apostar por Keylor Navas, relegado al banquillo esta temporada por Lopetegui y Solari

Foto: Navas desea suerte a Courtois antes de jugar contra el Leganés. (EFE)
Navas desea suerte a Courtois antes de jugar contra el Leganés. (EFE)

Han transcurrido más de nueve meses. Poco más de 280 días para cambiar de raíz el negro por el blanco. Un tiempo suficiente para tomar aire y regresar para apagar la mala conciencia que le podría quedar en su fuero interno, aunque negó cualquier deuda moral con el pasado. Sin embargo, nadie de la legión madridista, salvo él y sus acólitos, entendieron la premeditada fuga. En su confesión admitió que necesitaba despejarse… tras unos meses especialmente dolorosos con el poder. Tan duros resultaron que se llegó a tambalear su cordial relación con el presidente. Desde ahora, Zidane recupera los entregados galones de general. Aquellos que le soltó a Florentino Pérez tras alcanzar el repetido éxito en la misma competición. Con una prosa confusa, pero que cala en el pueblo, el reelegido entrenador del Real Madrid se prepara para el retorno de once partidos, y tres años más.

Zidane dirigió en Villarreal su último partido de Liga. En aquel encuentro no sonó a despedida que premiase a su hijo Luca como titular en la portería del Real Madrid. Nadie asoció la titularidad con una hipotética marcha porque no se endosaba en guión alguno. Pero el entrenador sí decidió que jugara el guardameta del Castilla. Entonces se explicó, como algo corriente, que el tercer portero obtuviese un reconocimiento al trabajo en silencio de todo un curso. Se trataba de un choque donde sólo quedaba en juego honrar al escudo. Aquella noche en el estadio de La Cerámica se estrenó uno de los cuatro vástagos del francés como jugador del primer equipo, quedándose Casilla, repitiendo como habitual suplente, en el banquillo y Keylor Navas, en Madrid, aguardando la final de Kiev.

Precisamente, en su retorno al banquillo del Real Madrid, Zidane se va a encontrar con una decisión controvertida, tome la que tome: elegir a su portero titular. Si algo dejó claro el técnico francés al final de su primera etapa fue una confianza ciega en Navas, incluso por encima de las decisiones corporativas del club. Keylor se mostró intocable frente a otros nombres que aparecían en la lista de futuribles de la entidad. Incluso, durante el tiempo que arreciaron las críticas del Bernabéu, el técnico se mantuvo impasible y no dudó en mantener al ‘tico’ en su puesto. Se convirtió para ambos en una causa personal, con el respaldo y apoyo de gran parte del vestuario que observaban como el centroamericano era vilipendiado por sus propios aficionados.

placeholder Keylor Navas y Courtois, en un entrenamiento. (EFE)
Keylor Navas y Courtois, en un entrenamiento. (EFE)

Que el Real Madrid buscaba portero desde hacía tiempo sólo era un secreto a voces. Que Zidane frenó la adquisición de más de uno mientras aguantó al frente del banquillo, tampoco nadie lo esconde. Tras anunciar la decisión irrevocable de abandonar Concha Espina tras levantar su tercera Champions consecutiva, Florentino Pérez se puso manos a la obra y firmó no a uno, sino a dos. En menos de quince días anunció la adquisición de Andriy Lunin, ucraniano de 20 años cuyo destino momentáneo resultó una temporada de cesión en el Leganés. Eso sí, rubricó un largo contrato de seis temporadas con la entidad blanca. Algo más tardó en concretarse la compra de Courtois, tras resultar elegido a consecuencia de su rendimiento durante el Campeonato del Mundo. El Chelsea alargó las negociaciones hasta que decidió quien sustituiría al belga. Si bien, su rebelión y sus ganas de firmar de blanco encandilaron a la dirigencia.

El calvario de Navas

Keylor Navas nunca se encontró seguro en el Real Madrid. Aun así, ha demostrado que quien resiste gana y ahora puede encontrar la recompensa. Compartió vestuario con una leyenda del club, Iker Casillas, para posteriormente ser denostado y aceptar el traspaso al Manchester United para que Florentino pudiera firmar a De Gea. Al final, solo la constancia del costarricense le ha permitido aguantar. Por esa fidelidad al escudo, y por no causar ni un problema, la entidad decidió ampliar su vínculo hasta junio de 2021. Navas ha entendido que el rol de suplente en un club grande lo mantiene en el escaparate y que con las idas y vueltas del fútbol todo es posible: hasta volver a ser titular. Sólo él sabe lo que ha soportado al frente de la portería del Real Madrid. Y ese calvario es el que ahora está sufriendo su compañero de guantes.

Courtois atraviesa por una mala racha. No ha terminado de ganarse la confianza del vestuario que recela de las actuaciones del belga. Tampoco le ha ayudado su repentina aparición en los medios periodísticos del corazón. Se ha aireado su vida privada y eso disgusta en la cúpula de Concha Espina. Sobre todo, porque no ha terminado aún de demostrar en el Real Madrid la vitola de mejor portero del mundo, la que alcanzó durante el torneo de Rusia. Así las cosas, a nadie extrañará dentro del camerino que la primera decisión de Zidane sea la de cambiar de portero chocando frontalmente con las determinaciones de Lopetegui y Solari, quienes dejaron claro desde el principio quien era su número uno. Los primeros entrenamientos tendrán la llave, pero la decisión que tome dejará a uno de los dos en el filo. Si juega Navas, Zidane tirará del crédito del pasado. Si Courtois se queda en el banquillo dejará tocado al fichaje estrella de Florentino en este abatido curso. En cualquier caso, una decisión, la del nuevo técnico, envenenada.

Han transcurrido más de nueve meses. Poco más de 280 días para cambiar de raíz el negro por el blanco. Un tiempo suficiente para tomar aire y regresar para apagar la mala conciencia que le podría quedar en su fuero interno, aunque negó cualquier deuda moral con el pasado. Sin embargo, nadie de la legión madridista, salvo él y sus acólitos, entendieron la premeditada fuga. En su confesión admitió que necesitaba despejarse… tras unos meses especialmente dolorosos con el poder. Tan duros resultaron que se llegó a tambalear su cordial relación con el presidente. Desde ahora, Zidane recupera los entregados galones de general. Aquellos que le soltó a Florentino Pérez tras alcanzar el repetido éxito en la misma competición. Con una prosa confusa, pero que cala en el pueblo, el reelegido entrenador del Real Madrid se prepara para el retorno de once partidos, y tres años más.

Zinédine Zidane Florentino Pérez
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