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El perdón de Neymar: solo la Juventus estuvo cerca de ficharle
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Antonio Sanz

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El perdón de Neymar: solo la Juventus estuvo cerca de ficharle

Neymar quiso salir este verano de París de cualquier manera y, aunque se habló mucho de Madrid y Barcelona, el único equipo que pujó por hacerse con sus servicios fue la Juventus

Foto: Neymar aplaudiendo con la camiseta del PSG. (EFE)
Neymar aplaudiendo con la camiseta del PSG. (EFE)

Ha sido el rostro del verano, el agitador del mercado, el futbolista que permitía atraer ciertos desniveles bursátiles, aquél que se manejaba a dos esferas, el mismo por el que mediáticamente se echaba un pulso inverosímil. Tal vez, pocos creían en la transacción, o quizá eran muchos. Se trataba de desempolvar al soldado Neymar de París. Pero desde España ni había dinero ni había ganas. Y la inversión, aún no amortizada, relataba el resto del discurso. Mientras tanto, horas y horas de radio y televisión con hojas de papel para añadir páginas y páginas de recorrido web que envolvieron un relato que terminó donde empezó: en la casilla de salida. Ni el propio ‘Ney’, ni tampoco el padre-autor de las decisiones, creyeron que era viable dejar el PSG. Sólo la Juventus hizo dudar al jeque. Pero tampoco quiso tirar desarmarse económicamente.

El Parque de los Príncipes de París se lo dejó claro tras la estación agreste. La lesión y la ausencia del jugador de la Copa América formalizaron un encuentro nunca esperado. Ante la fallida huida recibieron a Neymar con la inquina preparada: silbidos, insultos, gritos obscenos y demás pelaje que radiografiaron la nula delicadeza del futbolista para con la afición que había aplaudido a rabiar y con excelsa consideración su fichaje. Entonces, el chico creyó que lo había vivido todo, pero hasta el descuento la irracionalidad presidió el presente. Estando avisado, los ultras parisinos habían amenazado con que el camino al perdón se manifestaría en varias estaciones, el jugador soportó un calvario digno de su traición. Pero aquel Estrasburgo se rindió con un golazo. Entonces, se apagó parte de la ira.

El ‘pesetero y traidor’ ya no lo era tanto. Goles son amores, relató el clásico. Y goles es lo que promete y ofrece Neymar cada fin de semana al PSG, o a dónde sueñe jugar. Pero, ¿por qué su deseo de abandonar Francia cuando lo dejó todo para buscar ser el rey? ¿Por qué el ánimo de servirle cualquier rincón? En realidad, el brasileño estuvo más cerca de Italia que de España, es decir, se situó más próximo a la Juventus que al Barça o al Real Madrid. El esfuerzo transalpino por adquirir sus derechos resultó el más efectivo para tentar al poderoso responsable de Qatar, propietario del conjunto galo. La ‘BBC’ británica comunicó que la propuesta de la ‘Juve’ alcanzó los 100 millones de euros más los derechos del argentino Dybala. Una operación superior a la que realizaron por Cristiano Ronaldo, pero que proponía para los italianos otro golpe de efecto en el mercado.

Los contratos que le impedían moverse

Sin embargo, no todo era tan lujoso. Diversos contratos privados y publicitarios con el estado soberano árabe impedían el esfuerzo de deshacerse del cordón que lo vincula con el emirato. El papá del chico impostaba un discurso público siendo consciente de que la realidad era bien distinta: no podía abandonar París con la misma alegría que dejó Barcelona. Sólo quedaba llegar a un acuerdo con quien, por orgullo, no pretendía negociar. Y ante una negociación inoportuna, un desenlace esperado: ‘Ney’ nunca abandonaría Francia por más que la propaganda culé y madridista escenificara una realidad que no existía. Daba igual, los medios de comunicación barceloneses, alentados por Messi, y los madrileños, conminados por el ‘efecto Florentino Pérez’, montaron una subasta que se propagó en la mente de todos.

placeholder Neymar, en el partido del Paris Saint Germain contra el Stade de Reims. (EFE)
Neymar, en el partido del Paris Saint Germain contra el Stade de Reims. (EFE)

En España se construyó un relato circense donde Messi obligaba a Bartomeu a forzar el fichaje y el presidente del Real Madrid provocaba una operación irreal. En realidad, ni uno ni otro aspiraban a nada. Ni el Barça, por más que se vistiese de comprador, podía gastarse un dineral en adquirir al jugador. Ni el Real Madrid se mostraba dispuesto a pelear por quien no era su verdadero objetivo. Florentino contaba en privado que no podía molestar a los árabes porque cuando afronte lo de Mbappé los quiere no cabreados. Mientras tanto, los ríos de tinta de sonidos e imágenes traspasaban las fronteras de la realidad. Daba igual. Unos culpaban a Messi, otros a Florentino. Los dos aguantaban una situación ficticia porque ni el argentino era capaz de manejar los tiempos, ni el dirigente debía asumir la burbuja que se había construido alrededor de Concha Espina. Aquí nadie temía por la Juventus, que fue quien más empeño puso en la adquisición del brasileño.

A Neymar le toca ahora remar. Le toca volver a emocionar a los fans para que ablanden la figura del propietario. Es un hecho que el jugador desea cambiar de aires. Y es una realidad que el París Saint Germain no lo puede retener eternamente. La cuestión es que deparará el próximo mercado. ¿Seguirá Messi solicitando el fichaje? ¿Cambiara Florentino y el Real Madrid de objetivo? ¿Será más sencillo negociar por Mbappé? ¿Volverá la Juventus a intentarlo? ¿Se sumará algún club inglés a la puja? ¿O después de observar que es difícil salir de la jaula de oro que le han construido no es mejor seguir en París con un mejor contrato? Demasiadas incógnitas que se despejarán con la redención del protagonista. Si retorna el espectáculo con él habrá aspirantes a firmarlo. Por eso, es el tiempo de Neymar. Que comience a hablarse más de fútbol y menos de su vida privada y judicial. Por ahí arranca su verdadera redención.

Ha sido el rostro del verano, el agitador del mercado, el futbolista que permitía atraer ciertos desniveles bursátiles, aquél que se manejaba a dos esferas, el mismo por el que mediáticamente se echaba un pulso inverosímil. Tal vez, pocos creían en la transacción, o quizá eran muchos. Se trataba de desempolvar al soldado Neymar de París. Pero desde España ni había dinero ni había ganas. Y la inversión, aún no amortizada, relataba el resto del discurso. Mientras tanto, horas y horas de radio y televisión con hojas de papel para añadir páginas y páginas de recorrido web que envolvieron un relato que terminó donde empezó: en la casilla de salida. Ni el propio ‘Ney’, ni tampoco el padre-autor de las decisiones, creyeron que era viable dejar el PSG. Sólo la Juventus hizo dudar al jeque. Pero tampoco quiso tirar desarmarse económicamente.

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