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El deseo de Robert Moreno (y la alargada sombra de Luis Enrique que anhela Rubiales)
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Antonio Sanz

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El deseo de Robert Moreno (y la alargada sombra de Luis Enrique que anhela Rubiales)

La RFEF no ha renovado a Robert Moreno tras la clasificación para la Eurocopa y maneja otros candidatos que pueden dar con el seleccionador en la cola del paro

Foto: La clasificación para la Eurocopa 2020 no ha supuesto la renovación de Robert Moreno. (EFE)
La clasificación para la Eurocopa 2020 no ha supuesto la renovación de Robert Moreno. (EFE)

Luis Rubiales, con el beneplácito de José Molina, director deportivo de la RFEF, ha decidido congelar al actual seleccionador nacional, Robert Moreno. El técnico catalán, nombrado de manera sorprendente por la pareja de exfutbolistas hoy ejecutivos, deberá esperar a los resultados de la próxima Eurocopa para conocer si continúa o no, al menos, hasta el Mundial de Qatar. La decisión no es oficial, pero lo que sí es una evidencia es que el actual gestor del fútbol patrio ha roto con la norma eclesiástica que acompañó a Ángel Villar durante su gestión: renovar al inquilino del banquillo cuando se alcanzaba matemáticamente la clasificación para el evento en cuestión. Pero la cuestión de fondo no son los resultados a cosechar, que también. Lo básico es que la dirigencia federativa maneja otros candidatos que pueden dar con Moreno en la cola del paro.

Moreno descubrió públicamente un deseo que lo acompaña desde hace años: quiere que la Roja juegue en Barcelona, y como culé, si es el Camp Nou sería formidable. La Selección no aparece en la capital catalana desde hace más de 15 años. Con Iñaki Sáez al frente del combinado nacional, España ganó a Perú en un amistoso previo a la Eurocopa de Portugal 2004 que se celebró en el estadio Estadio Olímpico de Montjuic, entonces casa del RCD Espanyol. Hay que remontarse hasta la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 para rememorar la última visita al hogar del Barça. Hoy, en un clima de crispación sociopolítico con génesis independentista, el primer entrenador español, nacido hace 42 años precisamente en Barcelona y seguidor azulgrana, dio un paso hacia la tolerancia: "Soy catalán y nunca he ocultado que me encantaría que pudiésemos jugar en Barcelona".

El presidente Luis Rubiales afronta estos días una patata aún más caliente que la de ampliar el contrato del seleccionador. La decisión de celebrar la Supercopa de España en Arabia Saudí no ha contado con la unanimidad de la opinión pública. El cambio de formato para ganar el trofeo atrae al país árabe, que abonará una suculenta cantidad para calmar las posibles desavenencias de los clubes participantes. Sin embargo, no todos aplauden la decisión del dirigente ante la falta de libertades y de derechos civiles que preside el reino de la península arábiga. Pero Moreno vive otro combate personal. Clasificado para la próxima edición de la Eurocopa a falta de dos partidos para completar el calendario, el catalán no se siente refrendado por la dirección: "No me han ofrecido la renovación y tampoco lo espero en breve. Si me preguntan, pues como mínimo me gustaría hacer una Eurocopa y un Mundial, por lo menos un ciclo entero", dijo.

Robert Moreno deberá esperar a los resultados de la próxima Eurocopa para conocer si continúa o no, al menos, hasta el Mundial de Qatar

Las siguientes palabras de Moreno, en la misma conferencia de prensa, se desviaron a la lógica de los resultados. Estos, y solo estos, así lo relata en privado la cúpula de mando, serán determinantes para alargar el futuro. Pero, ¿qué entenderán Rubiales y Molina como óptimo para ofrecerle continuar? ¿Será suficiente pasar la primera fase? ¿Se obligarán a superar la barrera de los cuartos de final? ¿Será necesario acabar entre los cuatro primeros? Sobre estas preguntas sin respuestas se pide prudencia desde el poder. Algunas informaciones apuntan a que Rubiales no quiere repetir el error que cometió con Julen Lopetegui, a quien renovó antes del Mundial de Rusia, previo a la espantada del técnico vasco para dirigir el Real Madrid. Otras relatan que la dirigencia no quiere pillarse los dedos con Moreno por si remotamente surgiera la posibilidad de retorno de Luis Enrique al banquillo, opción que anhela el presidente.

Con Moreno sin renovar, con la alargada sombra del exseleccionador gijonés sobrevolando sobre Las Rozas y con otras opciones que gustan también, se quiere esperar al desenlace de Ernesto Valverde en el FC Barcelona o bien plantearse con calma la opción de Marcelino García Toral, si se encontrara libre y sin banquillo. Rubiales y Molina no quieren dar un paso en falso, ni siquiera precipitarse a la hora de renovar a Moreno. Esto no significa que no guarden una buena impresión de quien se encontró por sorpresa con un cargo sin contar con experiencia como primero ni con bagaje preliminar en la mochila. La oportunidad brindada ha quedado bien, se ha cumplido el objetivo, pero necesitan algo más para dar el beneplácito definitivo. Y es que todavía recorren ciertas sombras en la gestión deportiva del seleccionador.

El modelo de juego de Robert Moreno no ha terminado de emocionar a la afición española. Tras acumular tres fiascos consecutivos (Brasil, Francia y Rusia), es difícil volver a enamorar a la afición, y más cuando el baile de jugadores sigue siendo el arma principal del seleccionador. La falta de continuidad en el juego no termina de adoctrinar a quienes deben recuperar la fe en el grupo. Pero es en los nombres propios donde emanan las mayores confusiones: sin portero titular definido, la carestía de centrales no sitúa ninguno fijo que acompañe al intocable capitán. En el medio, Moreno duda entre acompañar con más músculo a Busquets o bien rodearlo de talento. En ataque, todo está abierto en función del estado de forma y rendimiento de cada goleador. Así las cosas, el deseo del seleccionador es seguir hasta Qatar. Se lo ganará si gana en regularidad y encuentra un once definitivo que comience a saberse de memoria el aficionado. De lo contrario, quizá, ni los buenos resultados lo van a mantener en el cargo.

Luis Rubiales, con el beneplácito de José Molina, director deportivo de la RFEF, ha decidido congelar al actual seleccionador nacional, Robert Moreno. El técnico catalán, nombrado de manera sorprendente por la pareja de exfutbolistas hoy ejecutivos, deberá esperar a los resultados de la próxima Eurocopa para conocer si continúa o no, al menos, hasta el Mundial de Qatar. La decisión no es oficial, pero lo que sí es una evidencia es que el actual gestor del fútbol patrio ha roto con la norma eclesiástica que acompañó a Ángel Villar durante su gestión: renovar al inquilino del banquillo cuando se alcanzaba matemáticamente la clasificación para el evento en cuestión. Pero la cuestión de fondo no son los resultados a cosechar, que también. Lo básico es que la dirigencia federativa maneja otros candidatos que pueden dar con Moreno en la cola del paro.