Dentro del Paddock
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Cuando Fernando Alonso se convierte en un peón más de Toyota en una carrera del WEC
¿Decidió Toyota beneficiar a los rivales de Alonso y compañía, cuando eran líderes y los más rápidos de la carrera, o fue el resultado de la dinámica de este tipo de pruebas?
Fernando Alonso y sus compañeros Buemi y Nakajima debían fumar en pipa al acabar las 6 Horas de Shanghai del WEC. El español y el japonés ni hablaron con la prensa. El suizo, evidentemente molesto, emplazó al equipo. Los tres fueron más rápidos que sus compañeros del segundo Toyota en diferentes segmentos de la prueba y lideraban cómodamente hasta que un agujero se abrió delante de su coche. ¿Por qué perdieron? ¿Por qué razones querría Toyota favorecer, si así fuera, al segundo equipo frente al primero?
Un mismo hecho puede interpretarse de formas diferentes según quien analice. Toyota ofreció explicaciones de lo ocurrido tras la carrera y lo vivido de Shanghai también levantaba suspicacias sobre la posibilidad de que la estrategia del fabricante japonés quisiera beneficiar al coche que iba camino de terminar segundo perder frente al potencial ganador. O no…
Mala suerte, y más
Antes, algo de contexto. La última cita del WEC en este 2018 sirvió para ilustrar de nuevo la naturaleza de las carreras de larga duración. En primer lugar, entran en juego factores estratégicos en evolución permanente, algunos muy diferentes a la Fórmula 1. Si se añade una complicada meteorología el tema se multiplica aleatoria y exponencialmente. En segundo lugar y principal, aquí la marca es la protagonista, el general cuyas tropas sirven a una estrategia global para ganar. En este caso, Fernando Alonso y sus compañeros fueron víctimas del fuego amigo, por lo que al terminar la carrera china dió la cara Rob Leupen, el director del equipo y no los pilotos, En Toyota sabían de la necesidad de dar explicaciones. Asumieron el error, y reconocieron que habían pedido también disculpas a sus pilotos.
En cuanto a la información interna que guió la estrategia, solo tenemos las explicaciones del equipo. Pero la prueba empezó bajo una intensa lluvia que obligó a parar dos veces la carrera en las tres primeras horas, una amenaza latente para todos que guió la estrategia de Toyota. Hasta entonces el equipo había llamado a boxes a sus dos coches a la vez. Cuando Alonso lideraba tras un magnífico relevo bajo la lluvia, dos incidentes forzaron una nueva salida del coche de seguridad. Aquí, fue cuestión de mala suerte pura y dura. La ventaja del coche 8 se redujo de veinticuatro a unos siete segundos.
El rey se convierte en dama sacrificada
Era el momento de entrar nuevamente en boxes. Pero, a diferencia de ocasiones anteriores, Toyota llamó primero al que iba por detrás, facilitando un potencial ‘undercut’ al coche de Alonso y sus compañeros. ¿Por qué? “El 7 no tenía suficiente gasolina”, explicó Leupen. Por tanto, se mantuvo en pista al líder, Alonso, poniendo en peligro su situación al hacerle entrar una vuelta después. Toyota valoró el peor de los escenarios teóricos, la posible suspensión de la carrera, por lo que buscó mantener un coche en cabeza, el de Alonso.
Leupen utilizó varias veces la palabra “en perspectiva” para señalar factores sobrevenidos que empeoraron la situación del número 8. Como ese semáforo en rojo que retuvoal español en boxes. Se perdió tiempo vital, costó más tiempo reincorporarse tras el coche de seguridad y, para más inri, dejaba a Alonso con coches por doblar para alcanzar a Kobayashi. Si no acompañaba la suerte, adiós carrera. Y no acompañó.
“Como equipo fuimos a por la opción con menor riesgo en esa situación”. El rey, de repente, se convirtió en dama sacrificada. "No queríamos beneficiar a ninguno de los dos coches, pero es algo que se ve ahora en perspectiva”. Leupen lo dejó caer: “Van a estar enfadados porque estaban haciendo un buen trabajo…” Solo le faltó decir, “Sí, pero ajo y agua, porque así son estas carreras. La próxima vez puede ocurrir al contrario”.
¿Y si fue deliberado?
A pesar de las explicaciones oficiales del equipo se podrá aun pensar: “Sí, excusas para ocultar que se quiso beneficiar a un coche sobre otro”. Para quien quiera defender esta postura, los hechos dan algunas bazas. Por ejemplo, el tiempo mejoraba en aquellos momentos clave, alejando la posibilidad de una bandera roja o un final de carrera anticipado, y no hacía falta ser un lince para saber que dejar al líder en pista jugaba claramente en su contra.
If you watch Fernando Alonso racing under the rain you definitely understand why he is a special one. Respect @alo_oficial !#WEC #6hShanghai pic.twitter.com/DDfpCg06xy
— GerardNeveuWEC (@GerardNeveuWEC) 18 de noviembre de 2018
Toyota también afronta una delicada posición con la presencia de Fernando Alonso. En una disciplina donde el espíritu de grupo prima por encima del individuo, ha llegado una megaestrella que eclipsa al resto de sus pilotos. El equipo nipón intenta cuidar este factor presentando a Alonso como uno más del grupo, aunque las costuras de su popularidad acaben saltando por los aires. Si la estrategia de favorecer al número 7 (Lopez, Conway y Kobayashi) hubiera sido deliberada, una decisión como la del domingo visibilizaría que no se mima a su estrella en perjuicio del resto y se reafirme el mensaje de la marca por encima de todo. Además de mantener la tensión y la igualdad, porque ahora solo cinco puntos separan ahora a los pilotos de cada coche.
El equipo ha ofrecido sus razones. Dudar de ellas supone introducir un sesgo que debería ser probado por quien lo afirme, pero que solo podrán llevar a cabo quienes cuenten con todos los datos en la mano. Como la gasolina del coche número 7, por ejemplo. Al final, la realidad última de esta historia es la de las carreras resistencia. Priman los intereses del fabricante, y en Shanghai se logró otro doblete. Qué importa el orden. De momento, y pesar de que en el campo quedaran tendidos los mejores, el general Toyota ha ganado otra batalla. Porque se trata de ganar la guerra. Y quién sabe, en la próxima carrera puede ocurrir al contrario...
Both of our cars have been into the pit lane for driver changes.
— TOYOTA GAZOO Racing WEC (@Toyota_Hybrid) 18 de noviembre de 2018
Current drivers:
👉 #7 #TS050 HYBRID - @kamui_kobayashi
👉 #8 #TS050 HYBRID - @alo_oficial
The race continues to run behind the safety car. 🇨🇳#Toyota #6hShanghai #PushingTheLimitsForBetter pic.twitter.com/QF8OiN3v9l
Fernando Alonso y sus compañeros Buemi y Nakajima debían fumar en pipa al acabar las 6 Horas de Shanghai del WEC. El español y el japonés ni hablaron con la prensa. El suizo, evidentemente molesto, emplazó al equipo. Los tres fueron más rápidos que sus compañeros del segundo Toyota en diferentes segmentos de la prueba y lideraban cómodamente hasta que un agujero se abrió delante de su coche. ¿Por qué perdieron? ¿Por qué razones querría Toyota favorecer, si así fuera, al segundo equipo frente al primero?