Dentro del Paddock
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¿Tiene o no la salud mental espacio en el ultracompetitivo mundo de la Fórmula 1?
Hasta ahora son las grandes estrellas quienes visibilizan sus problemas emocionales, pero la F1 puede servir de campo de pruebas para compartir experiencias con el común de los mortales
“Hola, solo quería que supierais que estoy bien. Gracias por todo el apoyo. A veces subestimamos nuestra salud mental. He sufrido de ansiedad desde hace tiempo y me ha perseguido durante toda la temporada y ayer. Sentí que tenía que poner mi salud como una prioridad”. La pasada semana la piloto española Marta García decidió no participar en la última carrera de las Women Series en Austin. Ha sido el primer ejemplo en el mundo del motor en renunciar a competir por esta causa, al menos que se conozca públicamente.
Como Simone Biles o Naomi Osaka, García ha devuelto al primer plano el tema de la salud mental y emocional en un entorno donde la vulnerabilidad es sinónimo de fisura competitiva. Hasta el momento son las figuras públicas quienes pueden dar visibilidad a un tema de creciente atención social. En la Fórmula 1, Lando Norris ha sido el primer piloto en exteriorizar su situación personal. Incluso Toto Wolff ha relatado su crisis personal el año pasado y cómo la gestionó.
Pero son los miembros anónimos de los equipos quienes también sufren este problema sin el arrope de la opinión pública. A partir de 2022 el asunto se hipertrofiará con las 23 carreras del calendario, agravándose con el mayor número de cambios de huso horario respecto a dos últimas temporadas de pandemia. ¿Hay espacio en la competición automovilística para el debate de tan polémico, sensible y líquido tema?
¿Por qué contar tus debilidades?
En la Fórmula 1 la vulnerabilidad mental y emocional es tabú para la mayoría. “Incluso aunque los tengas (problemas emocionales o de salud mental) nunca lo diría, ¿Por qué vas a contar tus debilidades, aunque tengas alguna? ¿Por qué lo explicarías? No, nunca explicaría este tipo de cosas” Esta es la actitud de Max Verstappen al respecto. Franz Tost, responsable de Toro Rosso, reaccionaba tajante al cuestionamiento del futuro calendario: “Creo que todos deberíamos estar contentos de poder estar en la Fórmula 1 y tener 23 carreras. Y si alguien no le gusta, debería dejarlo”, explicaba después de describir la rotación de personal de su equipo.
Ambos testimonios reflejan el espíritu dominante en la Fórmula 1. Cuando antaño los pilotos se jugaban la vida resultaba crucial un singular escudo temperamental. Con la milésima de segundo como juez, la dureza de carácter sustraía bazas a los rivales y el egocentrismo se imponía para la supervivencia y el éxito. Cómo gestionara cada uno sus demonios internos resultaba inconcebible que pasara al debate público.
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— McLaren (@McLarenF1) October 4, 2021
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Hasta Wolff sufrió su crisis
Efectivamente, la Fórmula 1 también está cambiando al respecto. El año pasado Lando Norris reconocía su tormentas emocionales en su debut en la Fórmula 1. Lo hacía con motivo del acuerdo de McLaren con una entidad caritativa, Mind. El británico necesitó ayuda externa tras sucumbir ante uno de los hipotéticos tabues de este deporte: la vulnerabilidad emocional y mental y su exteriorización para buscar apoyo. Como Norris explicaba, se trata de gestionar las dudas de la propia capacidad, la comparación con el compañero y rivales, la presión asfixiante de los medios, las necesidades internas sacrificadas por la respuesta ante un mundo de competitividad brutal. Nada nuevo bajo el sol. Eso sí, Norris no exteriorizó sus problemas en tiempo real. Hubiera debilitado su percepción como piloto de Fórmula 1.
"Soy el que más se estresa a sí mismo con las expectativas que me impongo y mi propio rendimiento. Pero, por otro lado, también hay muchos factores de estrés en tu vida privada". Toto Wolff es una extraordinario gestor del capital humano, como ha demostrado en la dirección de Mercedes. De hecho, en 2015 creó Instanhelp, una empresa 'on line' de asesoramiento instantáneo para la salud mental. El propio Wolff también ha reconocido públicamente su crisis personal durante la pandemia, de la que dejó pistas públicamente cuando pensó abandonar la Fórmula 1.
Cualquier persona, sin necesidad de ser deportista de élite, podría identificarse más con las palabras de Wolff que con la situación de un piloto de Fórmula 1 o de un deportista de élite y sus distintas exigencias y necesidades.
Lecciones a compartir para todos
En el ultrasofisticado mundo de la Fórmula 1 muchos equipos ya llevan tiempo introduciendo sistemas y programas internos para atender la salud mental de sus integrantes. Un área que será incluso más vital en el futuro. McLaren está trabajando con la organización Mind para atender las necesidades emocionales de su gente. Desde hace dos años Mercedes cuenta con un gestor de salud emocional y mental y un equipo especializado. Wolff fue cuestionado al principio por la libertad que otorgaba a Lewis Hamilton para sus actividades fuera de la Fórmula 1. En el fondo solo ejercitaba aquellas habilidades emocionales en las que cree, más que ceder a los caprichos de una super estrella.
Pero son los ingenieros, mecánicos y otros integrantes de un equipo quienes soportarán un ritmo incluso más frenético a partir de la próxima temporada. Larguísimos viajes bajo la presión del exigente rendimiento, alejados de la atención a sus vidas personales y familiares, sin la gratificación social y económica de las grandes estrellas. Su salud mental y capacidad individual serán puestas a prueba, así como la proactividad de sus organizaciones. Es aquí donde la Fórmula 1 puede jugar un papel trascendental. Porque de sus experiencias, si son compartidas, pueden beneficiarse muchos seres humanos en todo el mundo.
De modo que la atención a la salud mental y emocional adquirirá un enorme protagonismo en la Fórmula 1 como campo de experiencias y soluciones de gran utilidad para el común de los mortales. Porque no son solo patrimonio de las grandes estrellas y sus singulares desafíos personales y profesionales.
“Hola, solo quería que supierais que estoy bien. Gracias por todo el apoyo. A veces subestimamos nuestra salud mental. He sufrido de ansiedad desde hace tiempo y me ha perseguido durante toda la temporada y ayer. Sentí que tenía que poner mi salud como una prioridad”. La pasada semana la piloto española Marta García decidió no participar en la última carrera de las Women Series en Austin. Ha sido el primer ejemplo en el mundo del motor en renunciar a competir por esta causa, al menos que se conozca públicamente.