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Rafa Nadal, como el ave fénix: la perseverancia frente al espejo
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Álvaro Rama

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Rafa Nadal, como el ave fénix: la perseverancia frente al espejo

Si Rafa Nadal gana tres partidos en el Masters 1000 de Montreal volverá a ser, por cuarta vez en su carrera, el número 1 del mundo. Nadie lo ha logrado después de tres años sin serlo

Foto: Rafa Nadal, a dos victorias del número 1 del mundo. (EFE)
Rafa Nadal, a dos victorias del número 1 del mundo. (EFE)

Si aceptar los golpes es una de las máximas de la competición, podemos asistir a uno de los grandes ejemplos de nuestra era. Es la irrupción de Rafael Nadal tras una temporada 2016 removida, donde las lesiones en un punto clave de su anatomía (muñeca izquierda) y el cierre prematuro de curso (se despidió en octubre) pusieron a prueba como nunca la resistencia del campeón. Para una de las voluntades más firmes del deporte moderno, claro, la respuesta tenía un único camino. Tras apenas siete meses de competición, en las faldas de la temporada americana de pista dura, el mallorquín aspira a tomar el primer peldaño del circuito por cuarta vez en su carrera. Después de arrasar a Coric este miércoles por la noche, si gana dos partidos más en Montreal volverá a ser el número 1 del mundo.

Foto: Nadal aplasta a Coric en Montreal y se queda a dos pasos de recuperar el número uno. (EFE)

“No he pensado en ello. Ni siquiera está ahora en mi cabeza”, insiste sin descanso el mallorquín, anteponiendo la rutina diaria a la consecuencia de su trabajo. En Montreal, donde tiene la opción a tres partidos de distancia, pues suyo será el trono si pisa las semifinales del torneo, subraya Rafael el máximo espíritu de la competición: caer y volver a levantarse. “Si sucede, teniendo en cuenta todos los problemas físicos que he atravesado, volver a ocupar esa posición sería algo muy especial”.

Nadal, primero en la carrera

Destacado como claro primero en la Race ATP 2017, la meta a la que se dirigen los esfuerzos del balear tiene cara y ojos: tras hacerlo en 2008, 2010 y 2013, ocupar por cuarta ocasión el primer puesto mundial al cierre de una temporada, un ranking de especial prestigio al tener en cuenta los resultados cosechados a lo largo de todo un año natural de competición.

El español lo ha conseguido en tres ocasiones, menos que un buen pelotón de tenistas: Jimmy Connors, John McEnroe, Pete Sampras, Roger Federer o Novak Djokovic despidieron más años al frente de la clasificación. Pero hay un matiz en el caso del español que le separa del resto: él nunca acumuló registros en años consecutivos, destacando su capacidad para reinventarse y sobreponerse a los obstáculos con el transcurso del tiempo. Lejos de vivir en inercia, Nadal ha reinado ascendiendo a contracorriente.

placeholder Rafael Nadal en su victoria ante Borna Coric. (Reuters)
Rafael Nadal en su victoria ante Borna Coric. (Reuters)

Sus periplos al frente del circuito son claros ejemplos. Entre agosto de 2008 y junio de 2009, terminando a sus 22 años con el dominio sempiterno de Roger Federer; entre junio de 2010 y junio de 2011, respondiendo a los gritos de sus rodillas completando la colección de Grand Slam; y, por último, entre octubre de 2013 y junio de 2014, dejando atrás más grietas físicas hasta levantar otros tres 'majors' en un solo curso, confirmándose como uno de los atletas más combativos jamás vistos.

Nadie recuperó tanto terreno

En el tenis, una de las disciplinas más exigentes para el atleta, con temporadas de 11 meses y calendarios itinerantes alrededor del mundo, los registros tienen una dureza especial, y Rafael ha levantado el listón de una manera peculiar. Si nadie había logrado recuperar el primer puesto tres años después de perderlo, Nadal se encargó de estrenar ese hito (2010-2013) y, remarcando una voluntad de impresión, trata ahora de ampliar su hazaña en un lapso de cuatro temporadas (2013-2017).

En un deporte en el que nadie ha logrado recuperar el número 1 a final de año en más de una ocasión, Nadal se dispone a intentarlo por tercera vez. Es una de las mayores proezas de su trayectoria, un camino histórico en el que ya es complicado hacer destacar cualquier hito. Es la perseverancia frente al espejo, la capacidad para renovar el hambre y aceptar las piedras que puede colocar el camino. La perseverancia del mallorquín le coloca en un puesto reservado en la historia del deporte. Nunca puede ser derrotado aquel que nunca se rinde, y la máxima está más que palpable a ojos del circuito.

Nadie ha recuperado el nº1 a final de año en más de una ocasión; Nadal se dispone a intentarlo por tercera vez. Una de sus mayores proezas

En una temporada con un calendario plagado de movimientos inéditos en su carrera, plagado de giras largas y amplios períodos de adaptación previos a la competición; con un fortalecimiento claro de su segundo servicio, clave para proteger un cuerpo que arrastra el lógico desgaste del tiempo, el español ha vuelto a reinventarse para aspirar a todo. Una fortaleza extra para el mallorquín, que estará acompañado por Francis Roig en Montreal y Cincinnati a la espera de que Toni Nadal y Carlos Moyà se incorporen y le arropen durante el US Open, el cuarto Grand Slam de la temporada a celebrar en Nueva York del 28 de agosto al 10 de septiembre.

placeholder Nadal celebrando la victoria. (Reuters)
Nadal celebrando la victoria. (Reuters)

Cerca de tocar de nuevo el techo, un vistazo alrededor para contemplar lo evidente. La falta de oxígeno es el peaje lógico de tocar la cima, y la temporada 2017 es un ejemplo bastante claro de ello. No hace falta rebuscar demasiado en el pelotón de cabeza para encontrar algún ejemplo. Andy Murray ha perdido la contundencia nada más tocar el primer peldaño, recibiendo el trono con una sensación de vacío y anunciando ahora qu eno vuelve a las pistas hasta el US Open. Firme número uno hasta el último otoño, Novak Djokovic ha dicho adiós a la temporada tras desmontar su equipo de trabajo, no encontrar la línea de juego y sucumbir ante la lesión de codo que lleva arrastrando desde la temporada anterior. Y Stan Wawrinka, campeón de Grand Slam en la últimas tres temporadas, ha echado pie a tierra tras llevar una rodilla al colapso.

“Si es capaz de conseguirlo, lo merecería sin ninguna duda”, respondió Federer, su máximo rival histórico y principal rival en el pulso por terminar la temporada en la cumbre. “Recuerdo cómo estaba lesionado el año pasado y aquí está, a un paso de volver al primer puesto. Sería algo tremendo. Tras ganar su 10º título de Roland Garros en verano sería algo más que merecido”.

Si aceptar los golpes es una de las máximas de la competición, podemos asistir a uno de los grandes ejemplos de nuestra era. Es la irrupción de Rafael Nadal tras una temporada 2016 removida, donde las lesiones en un punto clave de su anatomía (muñeca izquierda) y el cierre prematuro de curso (se despidió en octubre) pusieron a prueba como nunca la resistencia del campeón. Para una de las voluntades más firmes del deporte moderno, claro, la respuesta tenía un único camino. Tras apenas siete meses de competición, en las faldas de la temporada americana de pista dura, el mallorquín aspira a tomar el primer peldaño del circuito por cuarta vez en su carrera. Después de arrasar a Coric este miércoles por la noche, si gana dos partidos más en Montreal volverá a ser el número 1 del mundo.

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