En cuanto el balón pegue al poste o Messi se constipe, ya veremos

Josep Maria Bartomeu arrasó en las elecciones a la presidencia delFC Barcelona. Su victoria es incontestable, así como la derrota de Joan Laporta y el inexistente peso de Agustí Benedito y Toni Freixa,quien llegó a sacar incluso 1.539 menos votos que firmas. Bartomeu es ellegítimo presidente del Barça, pero que lo seguirá siendo durante los próximos seis años está por ver, porque estas elecciones han demostrado, una vez más, que el club sigue estando polarizado, que las trincheras se defienden con uñas y dientes y que aquí lo que cuenta es que entre la pelotita, no el modeloni las grandes palabras gastadas de tanto manosearlas como 'valores'. Así que, en cuanto el balón pegue al poste o Messi se constipe, ya veremos.

La victoria de Bartomeu es tan inapelable como lo es que sin el triplete no lo habría conseguido. El fiasco de Laporta fue tan enorme que el sábado se certificó su ocaso como opositor válido. La nostalgia de la época dorada de Pep Guardiola quedó barrida para la mayoría con el triplete y a Laporta sólo le quedó el verbo fácil y un programa de cartón piedra. Decepcionó incluso a sus más fieles seguidores mostrándose timorato en el único debate que le concedió Bartomeu y terminó marchándose del Camp Nou con un 50% escrutado, sin felicitar personalmente al nuevo presidente del Barça y aceptando la derrota con la boca pequeña: “Hemos intentado evitar que el Barça tenga un presidente imputado, hemos intentado evitar Qatar y la masacre de La Masia. Estamos en las antípodas. El modelo no es el de los que han ganado”.

Joan Laporta y su colchón de fieles

Laporta sigue teniendo un colchón de fieles, los mismos que le salvaron de la moción de censura si nos atenemos a los números de entonces y ahora, pero se ha quedado estancado y el batacazo esta vez ha sido morrocotudo. Lo suficientemente duro como para que se plantee, a pesar del ‘no surrender’ con el que terminó ante los medios, cuál será su siguiente paso. ¿Es el final de Laporta? Resulta arriesgado plantearlo en esos términos, porque sigue habiendo 15.615 socios que le consideran el adecuado para presidir una entidad de la importancia del FCBarcelona, pero no supo plantear la campaña, ni supo perder.

Tampoco tendió puentes Bartomeu en su frío discurso tras ser proclamado de forma mayoritaria presidente. Incapaz de emocionar, leyendo los papeles que le había dejado sobre el atril un minuto antes su jefe de campaña, Jaume Masferrer, y haciéndolo despacito, para no comerse sílabas. No añadió ni una sola palabra de su propia cosecha. No hubo un titular para ser recordado y empezar su hoja de ruta, nada de épica. Tuvo un guiño hacia Éric Abidal, que participó activamente en la candidatura de Laporta y que hubiera sido incluso el secretario técnico del Barça. Nada más. El mensaje fue que seguirán haciéndolo como hasta el momento, pero es que ahora además estará legitimado por el 54,63% de los socios.

No hay cifras para medir cuántos de los que votaron por Bartomeu lo hicieron convencidos de que era la mejor opción. Existen sospechas, por lo vivido durante la campaña, de que muchos socios eligieron la opción ‘menos mala’, que optaron por el continuismo, guiados por el brillo del triplete y el tridente. Porque el propio presidente apeló a ello en su último minuto en el debate: “Como dijo mi abuelo, si algo funciona, ¿para qué tocarlo?”. Ni su imputación por el caso Neymarni el patrocinio de Qatar le han hecho daño, aparentemente, en las urnas, pero persiste el pulso soterrado del socio enfadado que pide grandeza, valores y limpieza a su entidad y sus dirigentes. El murmullo será atronador si los resultados no llegan.