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Messi y el ataque de pánico del Barcelona
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Gemma Herrero

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Messi y el ataque de pánico del Barcelona

Padecer durante 20 minutos frente al Olympique de Lyon es un aviso. Messi sigue teniendo entre ceja y ceja la Champions, ¿pero será suficiente?

Foto: Messi marcó dos goles y dio dos asistencias contra el Lyon. (EFE)
Messi marcó dos goles y dio dos asistencias contra el Lyon. (EFE)

El Barcelona estaba avisado. Por el fantasma omnipresente de la Roma y por los batacazos del PSG, el Real Madrid y el Atlético. Y aun así, después de un 2-0 y una buena primera parte, se complicó la vida hasta tal punto que en el Camp Nou cundió el pánico después del gol de Tousart en el 58’ y el desconcierto de su equipo sobre el terreno de juego. Se palpaba el telele, hasta que apareció Messi 20 minutos después, se zafó de dos rivales dentro del área y marcó el 3-1 con la derecha. Ante la ansiedad, una dosis de Leo y como nuevo, oiga (5-1).

El resultado es inapelable y el jolgorio lógico, pero el mal rato que pasó e hizo pasar el Barça a sus aficionados debería dar que pensar. Porque de la primera parte a la segunda hay un mundo. Del equipo dinámico que controlaba el balón y el partido jugando en el área rival la mayor parte del tiempo y generando una ocasión tras otra se pasó al tembleque sin término medio. Y la respuesta no fue coral, sino individual. Fue Messi el que volvió a decir "déjenme, aquí estoy yo", y al toque de corneta y con el marcador a favor ya, acudió el resto aliviado para firmar un 5-1 que no cuenta bien lo que sucedió durante esos 20 minutos en los que todo pareció posible.

placeholder Messi abrió el marcador con un gol de penalti a lo Panenka. (Reuters)
Messi abrió el marcador con un gol de penalti a lo Panenka. (Reuters)

Tampoco es que el Olympique los acogotara en su área, y eso precisamente es lo que genera dudas sobre el éxito final de la empresa, que no es otra que conseguir "esa Copa tan linda y deseada", como dijo Messi en pleno verano. El fútbol es tan misterioso que igual con lo que hay basta, pero la pérdida del control del juego en la segunda mitad no debería pasar inadvertida, y más cuando enfrente no había un rival potente.

No es que Leo Messi marque las diferencias. Es que ES la diferencia. Sin él, habría que ver si el análisis pospartido sería el mismo. Si la recuperación de Coutinho es un hecho. Si Busquets es fiable los 90 minutos. Si Luis Suárez está imperial 45 minutos, pero tradicionalmente para ganar en Europa hace falta un ‘9’ que las enchufe sin piedad y el uruguayo no ha marcado un gol todavía. Si el cambio de Arthur por Vidal sería tan aplaudido. Si el contragolpe del Barça sería un recurso tan letal. Porque la cuestión está en que en las últimas temporadas la magia del argentino no ha sido suficiente para pasar ni siquiera los cuartos de final de la Champions y el Barcelona sigue sin firmar un partido sin peros esta campaña.

Padecer durante 20 minutos frente al Olympique de Lyon es un aviso.

El Barcelona estaba avisado. Por el fantasma omnipresente de la Roma y por los batacazos del PSG, el Real Madrid y el Atlético. Y aun así, después de un 2-0 y una buena primera parte, se complicó la vida hasta tal punto que en el Camp Nou cundió el pánico después del gol de Tousart en el 58’ y el desconcierto de su equipo sobre el terreno de juego. Se palpaba el telele, hasta que apareció Messi 20 minutos después, se zafó de dos rivales dentro del área y marcó el 3-1 con la derecha. Ante la ansiedad, una dosis de Leo y como nuevo, oiga (5-1).

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