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2014, el año más caluroso de la historia
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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2014, el año más caluroso de la historia

El año que termina va camino de convertirse en el más caluroso desde que se llevan registros. Lo dice la Organización Meteorológica Internacional (WMO). Es la

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El año que termina va camino de convertirse en el más caluroso desde que se llevan registros. Lo dice la Organización Meteorológica Internacional (WMO). Es la causa principal las altas temperaturas alcanzadas en la superficie de los océanos, que presumiblemente se mantendrán por encima de las habituales en lo que resta de año. Factor clave que ha provocado lluvias excepcionales en muchos países. Y sequías extremas en otros. Nosotros no nos podemos quejar de lo primero. California, a cambio, sufre la mayor sequía de los últimos 1.200 años. Algún día no muy lejano ocurrirá lo contrario y nos reiremos todos un rato.

Según datos todavía provisionales, la temperatura media anual sobre la superficie terrestre y de los mares desde enero a octubre de este año ha sido 0,57 ºC superior a los 14,00 ºC considerados como la media del período de referencia 1961-90. Son 0,09ºC por encima de la de los diez últimos años (2004-2013).

Si noviembre y diciembre mantienen su curso, el año 2014 será el más caluroso conocido, marcando un récord sobre los años 2010, 2005 y 1998. Contribuiría a validar de nuevo la tendencia que confirma el calentamiento global. Al hablar de centésimas de grado de diferencia durante los años más calurosos, la clasificación podría variar ligeramente, dependiendo de las series temporales utilizadas.

Las elevadas temperaturas padecidas entre enero y octubre lo fueron en ausencia de una total oscilación de El Niño. Ocurre cuando temperaturas más elevadas de lo habitual en la zona este tropical del Océano Pacífico se combinan, mediante fenómenos climáticos que se retroalimentan a sí mismos, con la variación de la presión atmosférica local, que modifica las pautas meteorológicas globales.

Durante este año, las temperaturas en la superficie de los mares se han incrementado hasta alcanzar casi el umbral que suele producir El Niño cuando se manifiesta con normalidad, sin acoplarse esta vez ninguna respuesta atmosférica como las que tal fenómeno provoca. Sin embargo, se han observado durante el año muchas de las pautas y fenómenos meteorológicos normalmente asociados a la oscilación de El Niño sin que este haya hecho apenas su aparición.

Según Michel Jarraud, secretario general de la WMO, la información provisional indica que catorce de quince años récord habrían ocurrido durante este siglo. No se puede continuar sin hacer nada, afirmó. Lo que está pasando es lo esperado según los modelos: cada vez mayores lluvias torrenciales y sequías extremas. La mayor asesina de la historia vuelve a afilar una guadaña cada día más preocupante.

Lo más alarmante de este año son las elevadas temperaturas registradas en áreas muy extensas de los océanos, incluyendo los del Hemisferio Norte. Como lleva este, su humilde servidor, largo tiempo manifestando, los océanos se comportan como un gigantesco condensador que almacena la energía solar sobrante hasta que se harte y la devuelva de nuevo a la atmósfera. Parece que comienza a cabrearse enviando de vuelta el exceso de calor almacenado.

Las emisiones récord de gases de efecto invernadero continúan convirtiendo este planeta en un lugar cada vez más inhóspito, según el referido Michel Jarraud. Si eso opinan los expertos del clima…

Se mantuvieron 0,86ºC por encima de la media registrada entre 1961-1990, cuarto o quinto año más caluroso del período mencionado. El oeste de Norteamérica, de Eurasia, buena parte de África y áreas importantes del sur y el oeste de Australia y de Suramérica fueron especialmente calurosos.

Zonas extensas de Estados Unidos y Canadá, y de la zona central rusa fueron más frías de lo habitual. Hubo olas de calor en Sudáfrica, Australia y Argentina en enero. En Australia, otra vez en mayo. Se registraron temperaturas récord en el norte de Argentina, Paraguay, Bolivia y el sur de Brasil en octubre. Se padecieron notables olas de frío en Estados Unidos durante el pasado invierno, en Australia en agosto y en Rusia en octubre.

Las temperaturas globales en la superficie del mar registraron un máximo, alrededor de 0,45ºC por encima de la media registrada entre 1961-1990. Como se acaba de comentar, se aproximaron a las pautas habituales de El Niño. Fueron inusualmente elevadas en la zona tropical del oeste del Océano Pacífico, en el norte y el Pacífico Noreste y en el Atlántico Norte polar y subtropical, en el suroeste del Pacífico, zonas del Atlántico Sur y buena parte del Océano Índico. Las temperaturas fueron particularmente elevadas en el Hemisferio Norte entre junio y octubre. Sus causas son objeto de una intensa investigación científica.

El contenido de calor entre enero y junio, el más elevado jamás registrado, se ha estimado para 700 metros y para 2.000 metros de profundidad. Alrededor del 93% del exceso de energía solar capturada en la atmósfera a causa de los gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana acaban en las recónditas profundidades de los océanos.

La cantidad de calor almacenado en las profundidades oceánicas será clave en la evolución futura del clima. Su comprensión permitirá conocer mejor la evolución de los sistemas climáticos. El agazapado condensador amaga de nuevo. Soltará un calambrazo que achicharrará este contubernio económico y social degenerado si no espabila inmediatamente.

Al calentarse los océanos, su volumen se incrementa a causa de la dilatación térmica. La licuefacción de los casquetes polares en tierra y de los glaciares contribuye asimismo al incremento del nivel del mar. Variaciones locales de su nivel son también provocadas por las corrientes, olas, tormentas y fenómenos de mayor trascendencia como El Niño.

La superficie del casquete ártico alcanzó un mínimo de 5,07 millones de kilómetros cuadrados (km2) el pasado 17 de septiembre, siendo el sexto menor registro. La superficie helada máxima diaria registrada en el Antártico fue de 20,11 millones de km² el pasado 22 de septiembre, nuevo récord por tercer año consecutivo, provocando una posible combinación de fenómenos físicos que podrían estar modificando las corrientes oceánicas.

Se desencadenaron doce tormentas importantes en el Atlántico que afectaron el pasado inverno al Reino Unido de manera importante, convirtiéndose en el más húmedo desde que se mantienen registros, que ya es decir, con precipitaciones un 177% por encima de la media a largo plazo.

Durante el mes de mayo, inundaciones devastadoras afectaron a Serbia, Bosnia-Herzegovina y Croacia afectando a más de dos millones de personas. A finales de mayo y principios de junio cayeron más del doble de las precipitaciones habituales en zonas al sur de Siberia. Algunas regiones de la Península Balcánica recibieron en septiembre precipitaciones más de un 250% por encima de su media mensual; en algunos lugares de Turquía fueron un 500% superiores.

Julio y agosto fueron muy húmedos en Francia, marcando su registro más elevado desde 1959. Entre el 16 y el 20 de septiembre, se registraron en el sur de Francia más de 400 mm de lluvia, tres a cuatro veces más de lo habitual. Lluvias muy intensas en el sur de Marruecos causaron importantes inundaciones.

Las precipitaciones mensuales medias en la zona del Pacífico al oeste de Japón fueron, durante agosto, un 301% más altas de lo normal, la cifra más elevada desde 1946. Durante el mismo mes y el siguiente las lluvias causaron fuertes inundaciones en el norte de Bangladesh, la India y Pakistán, que afectaron a millones de personas.

También las hubo en Buenos Aires y el noreste de Argentina. En febrero se publicaron máximos en el norte y el centro. Durante mayo y junio se registraron por encima del 250% de la media a largo plazo en Paraguay, sur de Bolivia y parte del sureste de Brasil. Más de 200.000 personas se vieron afectadas a causa de las crecidas del río Paraná. El 29 y 30 de abril se padecieron lluvias torrenciales en el sureste, este y noreste de los EE.UU. que causaron inundaciones. En Florida cayeron 519,9 mm en solo dos días.

Las precipitaciones en la parte sur del noreste de China y otros lugares de la cuenca del río Amarillo y la del Hualihe no alcanzaron la mitad de la media veraniega, causando sequías severas. En varios lugares de Centroamérica apenas gozaron de precipitaciones en verano. En el centro de Brasil llevan ya dos años de precipitaciones escasas y sequías importantes. Sao Paulo, en particular, sufre importantes problemas de suministro de agua.

A mitad de noviembre, grandes áreas del oeste de Estados Unidos continuaban con una recalcitrante sequía. En California, Nevada y Texas se han recibido precipitaciones por debajo del 40% de la media 1961-1990. Canadá apenas un 50-70% en el oeste y en el norte entre enero y abril. A principios de año el noreste de Nueva Gales del Sur y el sureste de Queensland, en Australia, continuaban con un déficit de lluvia arrastrado desde mucho tiempo atrás.

A 13 de noviembre se contabilizaban 72 tormentas tropicales, tormentas en que el viento iguala o excede los 63 km/h, por debajo que las 89 de media entre 1981-2010. En el Atlántico Norte fueron sólo ocho las tormentas con nombre. En la parte oriental del Pacífico Norte la actividad estuvo por encima de la media, con 20 tormentas con nombre. En su parte occidental fueron veinte los ciclones tropicales. Diez de ellos alcanzaron la intensidad de tifón. El tifón Rammasun desplazó a más de medio millón de personas en China y Filipinas en julio.

El océano Indico recibió tres tormentas, algo por debajo de la media de los últimos treinta años. Dos de ellas fueron particularmente intensas. Australia recibió cuatro, también por debajo de la media. En otras regiones se mantuvieron en niveles normales o acaso algo por debajo.

Los niveles de CO2, CH4 y N2O alcanzaron nuevos máximos durante 2013. Todavía no están disponibles los de 2014.

El CO2 alcanzó 396,0 partes por millón (ppm), un 142% por encima de los niveles preindustriales. El incremento entre 2012 y 2013 fue de 2,9 ppm, la mayor cifra anual computada. Un 45% de lo emitido a causa de la actividad humana entre el año 2003 y el 2013 se ha quedado en la atmósfera. El 55% restante ha sido absorbido por los océanos y la biosfera terrestre.

Las concentraciones de metano (CH4) en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo de 1824 partes por billón (ppb) en 2013, un 253% del existente en épocas preindustriales. Las concentraciones globales de N2O fueron de 325,9 ppb, un 121% esta vez. Entre 1990 y 2013 la fuerza radiactiva de los gases de efecto invernadero de larga duración se incrementó un 34%. El CO2 contribuye con un 80%.

La Cumbre del Clima de Lima finaliza con un pavoroso fracaso. O la economía desacopla de una manera radical el crecimiento económico del gasto energético contaminante o no habrá futuro para nadie.

O se desarrolla la INNOVACION, implantando metodologías económicas y de eficiencia energética totalmente nuevas, o “Podemos” dar por finiquitada esta sociedad que muestra un deplorable estado terminal cívico, político y social en el que la justicia se ha convertido en un pasmarote demencial con cada vez más ínfulas inquisitoriales.

O se encuentran de manera rauda y veloz estadistas de verdad, con decencia y con cojones, con perdón, o la debacle electoral venidera será un chiste comparado con lo que se avecinará después.

¿Entendido, señor Rajoy?

El año que termina va camino de convertirse en el más caluroso desde que se llevan registros. Lo dice la Organización Meteorológica Internacional (WMO). Es la causa principal las altas temperaturas alcanzadas en la superficie de los océanos, que presumiblemente se mantendrán por encima de las habituales en lo que resta de año. Factor clave que ha provocado lluvias excepcionales en muchos países. Y sequías extremas en otros. Nosotros no nos podemos quejar de lo primero. California, a cambio, sufre la mayor sequía de los últimos 1.200 años. Algún día no muy lejano ocurrirá lo contrario y nos reiremos todos un rato.

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