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Pericles vs. Rivera
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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Pericles vs. Rivera

Los medianos, la clase media, están en proceso de descomposición una vez más. La oligarquía hoy denominada casta, las élites extractivas de siempre, ejerce de nuevo con ferocidad

Foto: Debate Pablo Iglesias y Albert Rivera
Debate Pablo Iglesias y Albert Rivera

“Hay tres clases sociales. Los ricos, que desean tener cada vez más. Los pobres, que son peligrosos porque se entregan a la envidia y no hacen otra cosa que tratar de perjudicar la riqueza de los propietarios y son presa de los demagogos. Y los medianos, que es la única fuente de posible salvación de la ciudad y su orden.”

Son palabras de Teseo en 'Los suplicantes', escritas por Eurípides hace apenas 2.500 años. Desconocido dramaturgo griego por culpa de la cerril enseñanza que forma recursos humanos en vez de personas, que por fin ha desterrado la Filosofía, disciplina diletante e inútil inapropiada en una sociedad con prisas.

Los medianos, la clase media, están en proceso de descomposición una vez más. La oligarquía, hoy denominada casta, las élites extractivas de siempre, ejerce de nuevo con ferocidad.

La democracia griega fue clausurada por Alejandro Magno. Llevaba casi un siglo tocada entre demos y oligarcas después de la derrota ante Esparta. La élite romana, por su parte, se disolvió con la caída del Imperio. Y los medianos de entonces con ellos. Tardaron más de 1.000 años en renacer.

Culturas diferentes, mismas motivaciones

Durante los últimos milenios, las motivaciones humanas no han cambiado: poder, sexo, envidia, celos, codicia, soberbia, venganza, miedo, generosidad, humildad, piedad, altruismo, hambre... Lo que ahora ocurre ya sucedió antes en diferente escenario.

Griegos y romanos dieron completa narración de pasiones y perjurios a través del teatro, actividad de asistencia masiva entonces, a diferencia de ahora, que por fin somos modernos. Ha sido sustituido por telebasura, lo cual dice mucho acerca del nivel intelectual de la plebe actual comparada con la de entonces, mostrando los estragos de la LOGSE.

Solo han cambiado los instrumentos con los que amansar la chusma y mantenerla anestesiada. Las nuevas tecnologías constituyen hoy el opio del pueblo

Sócrates debatía en pórticos, plazas y mercados con el común del ciudadano, siguiendo su propio método socrático aderezado con flirteos de mayéutica. Hoy no hay Sócrates que valga ni nadie con quien debatir ningún asunto profundo, capaz de diseccionar los vestigios del alma ni de inocular sensatez a esta civilización sin conciencia que camina sonámbula hacia la nada.

Además del teatro, los romanos entretenían al cliente, en su acepción genuina, mediante circo feroz y carreras de cuadrigas de entrada gratis. Pasión y crueldad a partes iguales, más dinámico y emocionante que contemplar 22 tíos embutidos en calzoncillos de marca.

Solo han cambiado los instrumentos con los que amansar la chusma y mantenerla anestesiada, aparentando sofisticación. Las nuevas tecnologías constituyen hoy el novísimo opio del pueblo. Nada nuevo bajo el Sol.

Crecimiento económico en la Antigüedad

En la Antigüedad y hasta la llegada de la Revolución Industrial, el crecimiento económico se conseguía a garrotazo limpio, mediante guerras y conquistas que permitieran arramplar con los recursos del enemigo derrotado y conseguir, mediante esclavos, energía mecánica dócil y barata.

La entrega gratis de trigo al populacho a cambio de apoyo al candidato durante la República romana y luego el Imperio se consiguió a través de la expansión militar, único mecanismo de crecimiento económico disponible entonces. Hasta que la tecnología del hoyo ensanchó de manera provisional el escenario hace apenas dos siglos y medio, al proveer abundante energía extra sin más que agujerear el suelo y extraer carbón.

Hoy en día, políticos y economistas supuestamente innovadores pretenden otorgar un sueldo mínimo a todos y un complemento salarial al resto, a cambio de consumo y de un crecimiento económico que no se sabe de dónde saldrá, una vez que la tal tecnología perforadora se ha declarado obsoleta, y la deuda, 'in crescendo'.

Cuando las conquistas se acabaron en el mundo romano, comenzó una etapa de estanflación y el declive final después de la llegada de oleadas de migrantes, los cuales no tenían culpa alguna de tener que radicarse por obligación en un imperio decadente que no sabía qué hacer con la avalancha humana. ¿Suena la cantinela?

El siglo de Pericles coincide con la Edad de Oro de Grecia. A cambio, Pericles mismo puso la simiente de la destrucción de la democracia. Su grandeza la basó en dos puntales: la construcción de la Acrópolis, el keynesianismo de entonces, y los muros largos que unían Atenas y El Pireo; y el crecimiento económico causado por la expansión imperial gracias a una flota invencible que permitía obtener botín y controlar las tierras conquistadas. O quedándose por la cara con el tesoro de la Liga de Lesbos.

Cuando las conquistas se acabaron en el mundo romano, comenzó una etapa de estanflación y declive final después de la llegada de oleadas de inmigrantes

Política que fue germen de la desaparición de la misma democracia cuando la última Guerra del Peloponeso se perdió y la población mediana, la clase media de entonces, se redujo drásticamente a causa de la peste provocada por su fallida estrategia: encerrar toda la población entre los muros de la ciudad dejando que los espartanos arrasaran los campos, porque pensaban que la propia flota sería capaz de abastecerlos por mar. Como consecuencia de ello, la población descendió drásticamente, así como el número de ciudadanos con derechos democráticos por otras causas.

De la misma manera, estamos encerrados en un planeta que continuamos degradando y llenando de porquería porque pensamos que la tecnología nos salvará, abasteciéndonos desde otros planetas, depositando la mierda sobrante en el viaje de vuelta.

Crecimiento económico en la modernidad

Sin ninguna excepción, las conquistas finalizaban y el estancamiento subsiguiente conducía a la decadencia y desaparición de imperios pasados, espoleados por el abuso de sus élites extractivas, cada vez mejor acomodadas, junto con frecuentes catástrofes naturales.

El planeta no dispone de más espacio físico donde expandirse ni diluir las emisiones, ya que, en el vacío interplanetario, no hay nada. Una vez saturado el planeta de contaminantes y de CO2, y destruida la mitad de la biodiversidad, el superciclo económico que ha durado dos siglos y medio llega a su fin con los cataplines de corbata y el nivel del mar aumentando.

El crecimiento actual constriñe la supervivencia futura al ser incapaz de descontar las desgracias que nuestros nietos padecerán por culpa nuestra. Es germen de nuestra propia destrucción, a la manera de Pericles, al estar basado en rapiña sin control. En la apropiación indiscriminada de recursos finitos, el exceso de emisiones y la contaminación de la cual este planeta no se puede deshacer, por algo tiene gravedad y atmósfera, y la pérdida de biodiversidad que mata nuestros congéneres animales que pululan por la cadena trófica a nuestros pies.

Los griegos apelaban al oráculo, los romanos a sus dioses a través de las divinas vestales. Hoy veneramos gurús nobelados adoradores de la tecnología, la nueva diosa pagana, fuente única de crecimiento económico a la entrópica manera actual.

Rivera vs. Iglesias

En el informal encuentro en la tasca entre Iglesias y Rivera, que no debate, el primero proponía repartir miseria primero para luego generar riqueza. El segundo crear riqueza antes con el fin de repartirla con cabeza. Parecería más sensato esto último si no fuera porque hemos llegado al final de un superciclo y ninguna receta pasada funciona ya. La econometría ha dejado de funcionar.

Las recetas de Iglesias se parecen sospechosamente a las de los primeros tiempos de la Unión Soviética, que colectivizó bienes y tierras, y donde los soviets locales decidían acerca de todas las cuestiones. Idealismo que entre Lenin y Stalin se ocuparon rápidamente de cercenar, dando lugar a una férrea dictadura, más que del proletariado, del aparato del PCUS, que aglutinó la particular élite extractiva que se constituyó. La cosa acabó como acabó. Pongámonos a temblar si tal opción se rememora. Como bien dice Teseo, los pobres son peligrosos.

Hemos llegado al final de un superciclo y ninguna receta pasada funciona ya. La econometría ha dejado de funcionar

Rivera, por su parte, de manera aparentemente más lógica, pretende primero fomentar crecimiento para luego repartir sin despojar a los ricos, parcheando en lo posible el maltrecho Estado del bienestar sin populismo, manteniendo bajo control razonable las actividades succionadoras de las élites extractivas. Dilucide, buen lector, cuál de los dos es el demagogo mencionado por Eurípides.

Desgraciadamente, el crecimiento económico a la manera tradicional no se digna a volver, entre otras cosas, porque el resto de países están igual y los emergentes otean ya la crisis. La única alternativa que nos queda es reindustrializar y exportar, de la misma manera que los antiguos realizaban conquistas. La pena es que todo el mundo pretende hacer lo mismo y en un planeta de suma cero, el mismo de hace dos siglos y medio, no hay exportación disponible para todos.

Los problemas medioambientales y la necesidad de limitar las emisiones, por otro lado, impedirán generar más riqueza a no ser que se modifiquen radicalmente los paradigmas de crecimiento, el crecimiento económico se desacople del gasto energético implantando la ciencia de la escasez, y se afronte de una vez por todas la tragedia de los bienes comunes, sean estos los océanos, los glaciares, los ríos, el aire o los bosques.

Pericles fracasó

A pesar de su genio, Pericles fracasó. Legó las ruinas del Partenón. Esta civilización legará adosados espantosos, cascotes estelares nada que ver con el genio de Fidias y un urbanismo inexistente que erige polígonos en el extrarradio.

Cuando le toque, señor Rivera, no cometa usted sus mismos errores: apuntale a los medianos. Gobierne con valentía. Promueva igualdad sin discriminar. Revierta la estremecedora deriva legislativa y judicial desplegada durante las últimas legislaturas que amordaza la libertad del ciudadano común, que encarcela inocentes después de un simulacro de juicio ya que, la presunción de inocencia, ha sido abolida mediante leyes integrales cruentas y absurdas.

Sea consciente de que comienza un nuevo superciclo, más modesto por necesidad. Que la investigación económica lleva medio siglo anquilosada. El futuro inmediato deberá construirse con herramientas diferentes. El cambio climático y el resto de problemas naturales, la inmigración y la inestabilidad extramuros de Occidente son factores no muy diferentes de los que acabaron con la democracia griega y con Roma.

Señor Iglesias, aprenda usted historia. Señor Rivera, tome buena nota. Las pasiones humanas no cambian. Los errores estratégicos de Pericles durante la Guerra del Peloponeso aceleraron el ocaso de la democracia ateniense y su propia muerte. El declive romano nos indica la dirección del nuestro.

La clave está en las palabras que Eurípides puso en boca de Teseo: cuide a los medianos. Ponga como prioridad atajar la peste ambiental. La historia se repite 2.500 años después. ¿Estará a la altura?

“Hay tres clases sociales. Los ricos, que desean tener cada vez más. Los pobres, que son peligrosos porque se entregan a la envidia y no hacen otra cosa que tratar de perjudicar la riqueza de los propietarios y son presa de los demagogos. Y los medianos, que es la única fuente de posible salvación de la ciudad y su orden.”

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