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Ignacio de la Torre

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Astrología y predicciones económicas

"Las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable”, afirmaba John Galbraith. Muchos de nosotros leemos ávidos de atención los pronósticos económicos que emanan de la

"Las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable”, afirmaba John Galbraith. Muchos de nosotros leemos ávidos de atención los pronósticos económicos que emanan de la OECD, del FMI, de la Unión Europea (los del gobierno no suelen conllevar mucha credibilidad). Sin embargo, es lícito plantearse si dicha atención es merecida. En mi opinión, y basándome en mi experiencia, no lo es.

Primero, muchos modelos económicos intentan predecir el futuro extrapolando el pasado. Esta crisis, como muchas otras, han puesto de manifiesto los fallos inherentes a tal práctica. Dichos modelos también pronosticaban en los años cincuenta que la URSS se convertiría en la primera economía del planeta (su crecimiento económico triplicaba al de Occidente), lo mismo con Japón (recuerden el best seller “Japan as Number 1”, del Profesor de Harvard EzraVogel), los “dragones asiáticos” a mediados de los noventa, y ahora con China. 

La lógica de extrapolar crecimientos pasados a futuro es una falacia intelectual y económica, como afirmaba Paul Krugman en su indispensable “The Myths of Asia’sMiracle”.  Para los seguidores de Vogel, este gráfico de BoA-ML resultará ilustrativo sobre la valía de sus predicciones:


 

 

Segundo, los economistas, al realizar predicciones, suelen estar sesgados por el pensamiento del consenso (consensual thinking); se pueden permitir pequeñas desviaciones frente a la “media establecida”, pero es muy raro realizar predicciones que se alejen en profundidad de una serie de parámetros, ya que es más fácil explicar una equivocación cercana al consenso que una equivocación muy alejada del mismo.  Por ejemplo, el FMI ensalzó antes de 2007 el modelo de crédito de “originar y distribuir”, causante de muchos de los actuales males; alabó la solidez del sistema bancario islandés, y en verano de 2008 afirmó que “lo peor de la crisis había pasado”. 

También, los economistas de UBS que predijeron correctamente en marzo de 2007 una implosión del crédito (momento “Minsky”, en relación al economista HymanMinsky que alertó de los peligros de las interrelaciones entre los ciclos de crédito y los ciclos económicos), afirmaban en ese mismo informe que “el riesgo de recesión global era 0%” (afirmación que honradamente este articulista hubiera suscrito en aquél entonces). 

Tercero, cuando un economista emite una predicción muy alejada de consenso (como en el caso de Rogoff, que llevaba lustros prediciendo la crisis), la estimación tan fuera de consenso se realiza tantos años que al final necesariamente ocurre, pero si un inversor hubiera tenido en cuenta dichos consejos todos los años que resultaron fallidos muy probablemente estaría arruinado, poniendo de manifiesto la sabia máxima de Keynes “el mercado puede permanecer más tiempo irracional que yo solvente”.

Cuarto, muy pocos economistas (y que conste que yo no estoy entre ellos) conocen en profundidad los mercados financieros, saben leer bien estándares contables bancarios, tienen nociones sobre valoración de derivados en los libros de banca y entienden ex ante los riesgos sistémicos que enlazan la banca comercial y la banca de inversión.  Sin ese conocimiento esencial, las predicciones económicas en una economía financiera como es la nuestra, tienen limitada valía. 

Así, es interesante que la Fed intentó en un primer momento el rescate de Merrill Lynch con Wachovia, sin advertir que Wachovia estaba ya en situación de insolvencia (y eso que era el regulador), por su parte, los dos grandes bancos irlandeses que han provocado el rescate de Irlanda por el FMI y la UE “aprobaron” el test de stress de verano de 2010.

¿No están convencidos? Los siguientes gráficos muestran en una línea negra las predicciones del consenso de economistas sobre crecimiento económico e inflación en los EEUU a un año vista.  La línea roja muestra la realidad que acaeció un año después. 

¿A quién escuchar entonces? Personalmente sigo con mucho más interés las encuestas sobre actividad futura emitidas en los purchasingmanufacturersindex (PMI) y su equivalente en los EEUU (ISM).  Es la gente que está al pie del cañón tomando decisiones sobre inversión y contratación la que mejor predice el futuro de la economía, y ellos son los que nutren dichas encuestas. En un futuro artículo elaboraremos las virtudes de estos predictores, que mueven mucho más al mercado que las “predicciones” económicas. En cualquier caso, los economistas somos los únicos afortunados que cobramos dos veces: una por equivocarnos, y otras por explicar por qué nos hemos equivocado.

"Las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable”, afirmaba John Galbraith. Muchos de nosotros leemos ávidos de atención los pronósticos económicos que emanan de la OECD, del FMI, de la Unión Europea (los del gobierno no suelen conllevar mucha credibilidad). Sin embargo, es lícito plantearse si dicha atención es merecida. En mi opinión, y basándome en mi experiencia, no lo es.