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Por qué el FMI se equivoca
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Ignacio de la Torre

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Por qué el FMI se equivoca

El economista John Galbraith afirmó hace años “las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable”.  Si alguien se toma el trabajo de estudiar las

El economista John Galbraith afirmó hace años “las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable”.  Si alguien se toma el trabajo de estudiar las correlaciones entre las predicciones del consenso de economistas de crecimientos económicos, por ejemplo en EEUU, y el PIB que acaba sucediendo a los doce meses descubrirá que la correlación es muy limitada. 

No nos engañemos, el pasado abril el FMI pronosticaba que España iba a crecer en 2013 un 0,1% y ahora pronostica un -1,5%, con un nivel de deuda que implica que España usará los 100.000 millones del préstamo europeo para recapitalizar la banca, cuando la cifra final estará más cerca de los 40.000 (6% de PIB de diferencia en la deuda incorrectamente proyectada).  Los modelos predictivos macroeconómicos se basan en inputs, y según varían los inputs varía la predicción. Los mejores indicadores avanzados del PIB son los purchasing managers index (PMI) como hemos expuesto en el pasado. Estos se sitúan en niveles de actividad muy deprimidos (44), consistentes con un PIB retrocediendo un 1,5%. Sin embargo los PMI españoles llevan ya meses estabilizados en este nivel. La clave por lo tanto para 2013 es qué harán los PMIs de los próximos meses. Para ello será clave analizar varios temas:

a)    El impacto en la confianza empresarial de pago a proveedores de 27.000 millones de euros acaecido entre mayo y julio. Un elevado porcentaje de este dinero ha ido a PYMES.  En qué grado este dinero se emplee en invertir afectará al PIB futuro.

b)    El impacto en la confianza empresarial de una reducción del riesgo de ruptura del euro, reducción consecuencia de la entrada en vigor del fondo europeo de rescate (ESM) y del programa de apoyo del ECB a países que soliciten el rescate (OMT).

c)    El incremento de inversión directa extranjera para instalar capacidad en España con el objeto de exportar y así aprovechar los bajos costes salariales.

d)    La evolución de las exportaciones, que aunque en niveles record, son muy sensibles al comercio mundial. Éste se ha desacelerado hasta alcanzar crecimientos exiguos del 2,5%, los mínimos desde la gran recesión de 2009. Para 2013, la clave será si se reactiva el consumo alemán y su impacto en las exportaciones españolas.

e)    La evolución de la confianza del consumidor, deprimida por la mayor carga fiscal, la macabra situación laboral y la reducción constante de renta disponible vía contracción salarial. En este punto será muy relevante contemplar el impacto en el consumidor de una posible moderación en el ritmo de destrucción de empleo.

Por lo tanto para saber si el FMI se equivocaba en abril o bien ahora, la clave será evaluar si los PMI se mantendrán en los deprimidos niveles actuales o bien subirán a niveles inferiores a 50, niveles que seguirán apuntando a contracción económica, pero mucho más tenue que la actual, en cuyo caso el FMI realizará un nuevo pronóstico en seis meses. 

Yo opino lo segundo.

La equivocación es inherente a la emisión de una predicción. La mejor forma de no equivocarse es no realizar predicciones y limitarse a criticar las ajenas. Por lo tanto, como economista, yo soy el primero en equivocarme, de ahí el dicho de que los economistas somos los únicos afortunados en cobrar dos veces, una por equivocarnos y otra por explicar por qué nos hemos equivocado. Por eso lo importante es relativizar la importancia de las predicciones y no otorgarles el carácter casi pontificio que muchos medios les otorgan. De hecho el FMI hizo autocrítica sobre los enormes errores de sus predicciones antes de la gran recesión. Entre otras perlas: en verano de 2008: “lo peor de la crisis ha pasado ya”; 2006: “el modelo bancario de originación y distribución debería ser imitado en todo el mundo”; 2007: “el mercado de renta fija norteamericano tendrá que seguir innovando más rápidamente que otros centros financieros para mantener una ventaja relativa”; 2005: “el sector financiero de los EEUU es resistente y bien regulado”; 2006: “las agencias de rating están inmejorablemente posicionadas para opinar sobre el riesgo de las transacciones estructuradas”; 2007: “la banca comercial y de inversión están en una posición financiera muy sólida, los riesgos sistémicos son muy bajos. La rentabilidad y el capital del sistema bancario es alto en estándares internacionales a pesar de una ligera subida en las dificultades relacionadas con el sub prime”; y la perla en 2006: “Islandia tiene un sistema financiero sólido”.

Volviendo a España, entre 2008 y 2012 el principal factor dañino en el PIB ha sido el hundimiento de la construcción. Excluyendo éste, el PIB estaría creciendo al 2% en términos reales, gracias al esfuerzo exportador. El ajuste de la construcción habrá terminado en 2012. Sin embargo, entre 2012 y 2014 será precisamente la contracción de gasto público la que más PIB detraiga, especialmente en 2013, en que el gasto público pasará a contraerse un 8% frente a una caída de un 5% en 2012 y de ahí la estadística negativa de PIB para 2013.

Con todo, el gasto público equivale a PIB según la convención contable mundial. Por lo tanto la construcción de un aeropuerto por un importe de 80 millones de euros computa como mayor PIB aunque nunca tenga aviones. La pregunta filosófica que todos deberíamos plantearnos es: ¿está España mejor o peor sin construir un nuevo aeropuerto sin aviones?

El economista John Galbraith afirmó hace años “las predicciones económicas hacen de la astrología una ciencia respetable”.  Si alguien se toma el trabajo de estudiar las correlaciones entre las predicciones del consenso de economistas de crecimientos económicos, por ejemplo en EEUU, y el PIB que acaba sucediendo a los doce meses descubrirá que la correlación es muy limitada.