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Tasa de fecundidad en España: deseos versus realidades
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Juan Ramón Rallo

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Tasa de fecundidad en España: deseos versus realidades

Escrivá pronosticaba que, en 2022, la tasa de fecundidad de España sería de 1,4 hijos por mujer e iría creciendo sostenidamente. Estamos en 1,19 y estancados

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE/Chema Moya)
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE/Chema Moya)
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Una de las razones por las que Pedro Sánchez decidió nombrar ministro de Seguridad Social a José Luis Escrivá fue su empecinamiento (quiero pensar que honesto) en que el sistema de pensiones español no sufría ningún problema serio de sostenibilidad futura y que, en consecuencia, era perfectamente factible derogar la reforma de 2013 adoptando apenas algunos parches ("reformas paramétricas") que la reemplazaran. A saber, cabía prometerles a más de nueve millones de pensionistas que sus ingresos volverían a estar indexados al IPC aun cuando este se disparase hasta niveles tan elevados como los actuales.

Pero ¿por qué Escrivá, antes incluso de ser nombrado ministro, ya defendía como presidente de la AIReF que las cuentas de la Seguridad Social apenas requerían de ciertas medidas cosméticas para enderezarlas? Pues porque presuponía que determinadas variables demográficas y económicas se comportarían de una manera extremadamente favorable para garantizar la sostenibilidad del sistema. El problema es que el futuro no está escrito y, por tanto, las proyecciones pueden ser muy útiles para tener una referencia en las procelosas aguas de la incertidumbre, pero no para tomarlas como certezas de lo que va a ocurrir y, por tanto, como base para adoptar medidas que vuelvan el sistema mucho más rígido ("menos resiliente", podríamos decir, por emplear un lenguaje tan del gusto de este Gobierno) ante escenarios futuros menos bienaventurados.

Foto: El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. (EFE/Chema Moya)

Esta semana, sin ir más lejos, hemos conocido los datos de natalidad de España: durante el primer semestre de 2022, nacieron la misma cantidad de niños que en el primer semestre de 2021, las peores cifras en esta rúbrica desde 1941. La tasa de fecundidad es una de las más bajas del mundo, apenas de 1,19 niños por mujer y, por tanto, muy lejos de la tasa de reposición poblacional de 2,1 hijos por mujer. El dato es muy preocupante por varias razones, y una de ellas es la sostenibilidad de un estado de bienestar que en algunos apartados del presupuesto emula la perversa lógica de Carlo Ponzi. Si el número de contribuyentes jóvenes no crece más que el de mayores beneficiarios, entonces la maquinaria no aguanta.

Sin embargo, el dato resulta doblemente preocupante para las cuentas de la Seguridad Social porque no solo no estamos tomando medidas de contingencia con las que enfrentarnos a tan complicado escenario demográfico futuro, sino que incluso estamos tomándolas en la dirección opuesta. A saber, los modelos en función de los cuales el hoy ministro Escrivá afirmaba que el sistema de pensiones español sería sostenible en el futuro planteaban que a partir de 2017 deberíamos haber asistido a una remontada sostenida de la natalidad que, a fecha de hoy, en 2022, condujera la tasa de fecundidad a más de 1,4 hijos por mujer, con una estimación optimista de 1,5 hijos por mujer y una pesimista de alrededor de 1,35 hijos por mujer. Y estamos en 1,19 y estancados.

Foto: Un frutero coloca el género. (EFE/Luis Millán) Opinión

Todavía más preocupante: no se trata solo de que el peor escenario del modelo del ministro Escrivá confiara en que hoy la natalidad estuviera mucho más alta de lo que está, sino que ese modelo estimaba que a largo plazo la tendencia alcista se mantendría, de modo que la tasa de fecundidad pasaría a ser de 1,6 hijos por mujer en 2030 (1,7 en el escenario optimista), de 1,8 en 2040 (casi 1,9 en el escenario optimista) y muy cerca de 1,9 en 2050 (casi 2 en el escenario optimista). El hoy ministro Escrivá nos explicaba en 2019 que esas estimaciones no se estaban cumpliendo por "factores coyunturales" como "la precariedad laboral, dificultad de acceso a la vivienda, menor creación de hogares". ¿Factores coyunturales o estructurales? Y aunque fueran coyunturales, ¿no puede haber otros factores estructurales que afecten negativamente a la natalidad y que no se estén teniendo en cuenta?

Sea como fuere, los pronósticos de natalidad no se están cumpliendo y sobre ellos descansan, en parte, las reformas financieramente irresponsables de la Seguridad Social que está promoviendo este Gobierno a través de Escrivá. Pero como sucede siempre en el caso de las medidas legislativas que tienen efectos en el muy largo plazo, las consecuencias no las sufrirán quienes hoy las están aprobando. Riesgo moral.

Una de las razones por las que Pedro Sánchez decidió nombrar ministro de Seguridad Social a José Luis Escrivá fue su empecinamiento (quiero pensar que honesto) en que el sistema de pensiones español no sufría ningún problema serio de sostenibilidad futura y que, en consecuencia, era perfectamente factible derogar la reforma de 2013 adoptando apenas algunos parches ("reformas paramétricas") que la reemplazaran. A saber, cabía prometerles a más de nueve millones de pensionistas que sus ingresos volverían a estar indexados al IPC aun cuando este se disparase hasta niveles tan elevados como los actuales.

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