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Manipulación política y taxidermia corporativa
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Luis Riestra

Macro Matters

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Manipulación política y taxidermia corporativa

Como saben, la taxidermia es una práctica mediante la cual se despelleja un animal, normalmente muerto, y se le reconstruye con fines lúdicos. Es una expresión que

Como saben, la taxidermia es una práctica mediante la cual se despelleja un animal, normalmente muerto, y se le reconstruye con fines lúdicos. Es una expresión que suele emplear cuando encuentro algún balance de empresa particularmente amañado; sin embargo, también tiene una utilidad más amplia a la hora de entender nuestra situación por su referencia al corporativismo de nuestra clase dirigente que, no contenta con lo que ha hecho, enfrenta a la sociedad e intenta entrarle a saco a esa parte del balance de la economía que se había quedado casi sin manosear directamente: el capital. Ahora quiere descapitalizar el sistema.

A ese falso debate de empezar el ajuste buscando nuevos ingresos han entrado en tromba unos y otros, que ésta me la sé, desempolvando viejos apuntes y cayendo en la trampa de un señuelo ya asomado en su momento (en 2009 y 2010)  por esa calamidad política de nuestro ministro de Deportes y supervisor de nubes que son sus subalternos, Doña Elena Salgado y Don José Blanco, una pareja tan inútil que es incapaz en ponerse de acuerdo sobre lo que tienen que decir; da igual, la cosa era levantar la liebre y distraer al personal, que hay poco fútbol. ¿Alguien se extraña de que estemos tan mal? Todo un gran show a nuestra costa.     

Dejemos por un momento la función de los di  indigites, o dioses locales, y vayamos a los dioses de fuera, a Obama y Buffett, que son las verdaderas voces interiores de nuestros gestores arruina-países: sus verdaderos luceros del ocaso en esta noche económica que nos imponen.

Buffett y el espejismo fiscal de Obama

Obama, que tal vez sea el presidente peor valorado por los americanos que se recuerde y que, posiblemente, sea también el más vago (su única actividad constante y predecible desde que llegó a la Casa Blanca es jugar al golf), como ya se ve como un one term president (presidente de un solo mandato), ha decidido jugar la carta del populismo y tirar por la vía del enfrentamiento social mintiendo a los votantes con la solución de “quitémosle el dinero a los ricos y a las empresas”. Para esta jugada ha contado con la ayuda circunstancial de Warren Buffett, un líder empresarial que no requiere presentación y que siempre es fiel a su candidato.

El pasado agosto en un artículo en el New York Times explicó por escrito lo que viene diciendo desde hace casi dos años. En él hizo un llamamiento a sus pares a compartir los sacrificios del resto de los americanos, que incluso defienden con su vida en Afganistán la forma de vida estadounidense. La pieza es bastante pobre y simplista en su análisis, pero le sirve para quedar “bien” de cara a la galería; no ha sido un buen verano para él: tras comprar Bank of America, el mercado le ha castigado con fuerza. ¿Compraría también oro y francos suizos? Con 81 años es casi el canto del cisne de este Saeculum americano.

Siendo Buffett un inversor de éxito pensaba que tenía buenos asesores macro y, por lo tanto, que conocía la grave situación fiscal de su país, pero parece que no. Tal vez simplemente se ha apresurado a ponerse la venda antes que la herida adelantándose a los efectos sociales de unos inevitables recortes del dispendio público, que no habrá más remedio que hacerlos: los EEUU están en una verdadera encrucijada, como adelantamos aquí. Estos mega-ricos con prisas porque les graven no solo corren el riesgo de llevarse al final dos tazas, sino que además dejan tras de sí la falacia de que los ricos no pagan impuestos y el error de que con ellos resolveremos el problema; si quieren pagar más estén tranquilos que todo llegará, eso seguro, pero sin empujar.

Beneficios corporativos en Estados Unidos

Como el Zapatero americano quiere meterle el diente a las empresas y a los ricos, ya que tiene un déficit federal (estados y municipios aparte) de 1,3 billones de dólares (trillones sajones), 8% del PIB, veamos el estado de los beneficios corporativos, que será de donde se pagará esa mordida. Dada la situación de las bolsas, va bien repasarlos.

La estimación de beneficios corporativos anuales del segundo trimestre del 2011 es de unos 1,89 billones (trillones sajones) de dólares, casi 1,5 veces el PIB de toda España; de ellos el Estado se queda inicialmente con unos 420.000 millones, el remanente, unos 1.470 mil millones, se destinan a la reinversión y los dividendos (a nacionales y extranjeros) y todo lo que del beneficio después de impuestos se dedique a adquirir bienes, de inversión o de consumo, es a su vez vuelto a pechar con impuestos indirectos, porque la voracidad fiscal que requiere el despilfarro económico desbocado de la casta política no tiene fin, allí y aquí. Si la mitad de los beneficios después de los primeros impuestos se llevasen a dividendos, los accionistas se llevarían735 m MM, también sujetos a imposición, y el Estado los 420 más las dobles y triples imposiciones. Aún así Obama quiere que el Estado se apropie de más.

Hay unos pocos hedge funds que tienen una buena estrategia macro global, que conocen las fases seculares del mercado bursátil, pero es de locos centrarse en esa minoría y obviar a un largo ejército de inversores que sufren y sufrirán fuertes minusvalías

Esos dividendos son percibidos en su gran mayoría por fondos de pensiones donde el americano medio destina sus ahorros para su vejez. Es cierto que hay unos pocos Hedge Funds que tienen una buena estrategia macro global, que conocen las fases seculares del mercado bursátil y eso les ha permitido sortear con cierto éxito la crisis, pero es de locos centrarse en esa minoría para hacer demagogia obviando malintencionadamente a un largo ejército de inversores que sufren y sufrirán fuertes minusvalías.

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Es una abominación política, y más ahora que viene una recesión, hacer soñar a los ciudadanos con esta partida crítica para el sistema, que además es muy volátil (ver 2008q4) y que dará poco de sí. Les es igual, la cosa es conseguir votos aunque sea enfrentando a la gente. Los beneficios corporativos, que hicieron tope en términos reales hace un año, serían una gran fuente de ingresos si hubiera crecimiento, pero como nuestros gestores no tienen ni idea de las consecuencias fiscales de un final de Ciclo Largo, son incapaces de tomar las políticas anticíclicas correctas para atender adecuadamente el desfase fiscal que han creado y agravado.

Los apretones de Rubalcaba

Recientemente, el candidato socialista acudió a la OIT, que es esa organización de “trabajadores” con sede en Suiza, porque a Vietnam o China Popular no van ni locos, y que es la misma cuyas consignas siguen nuestros sindicatos y con las que unos y otros han arruinado nuestro país. Allí fue para ser ungido mesías electoral del progresismo ibérico y ha venido con ideas del gusto del neo 15M, como la de apretar un poco más, algo de lo que sabe mucho tras pasar por los gobiernos más corruptos e incompetentes de nuestra democracia.

La verdad es que para expulsar de las entrañas ciertas cosas hay que apretar con fuerza, porque orquestar semejante manipulación para dividir la sociedad, inventándose cifras de recaudación mientras fabula con la multitud de cosas que haría varias veces con lo inexistente -cuando todavía no nos ha rendido cuentas de los 400.000 millones de deuda adicional que dejará su gestión- es de un caradura política imperdonable.

Desconocemos si a su regreso de Suiza hizo escala en Niza y visitó, tras sus compritas habituales, a Doña Salgado en su chalet para hacer unas risas champán en mano sobre cómo, siendo descendientes de empleados públicos, se han enriquecido, vía bloque “constitucional”, viviendo del contribuyente toda su vida. Lo cierto es que estos políticos sin hijos son el paradigma de los “valores” de la generación de dirigentes que nos han traído hasta aquí; con solo darle un breve vistazo a sus currículum y al de Mafo o Solbes vemos lo que está mal; en el caso de Zapatero no hay currículum pero sus años de gobierno son más que elocuentes; pensemos que las consecuencias más terribles de su proyecto aún están por materializarse. Solo les ha faltado, para terminar de buscarnos la ruina, abrir un falso debate sobre la salida del Euro.

Apropiación indebida y colapso fiscal

En el mundo anglosajón suele utilizarse el término “apropiaciones” para las partidas presupuestarias, ya que tarde (deuda) o temprano (impuestos) el Estado tendrá que apropiarse de parte de los frutos del trabajo de los ciudadanos para costearlas. En nuestro país, tal vez porque es común la copia, la piratería, el plagio o la no atribución de contenidos, o en el fondo porque nos da igual, hemos dejado que se apropien indebidamente de nuestro trabajo por generaciones sin la más mínima queja reseñable.

Tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas afloraron las primeras pruebas del despilfarro general. Entonces, nuestra sociedad, con sorprendente serenidad, empezó a hacerse las preguntas correctas para comenzar a solucionar nuestros problemas fiscales. Pero una vez más, tan pronto se empezó por el buen camino, el presidente del Gobierno y el candidato socialista nos sacaron de él sembrando cizaña, el primero fijando las elecciones el 20N y el segundo con un argumento demagógico con el que cree que haber resuelto su campaña y su futura oposición, demostrando de nuevo su incompetencia, sus malas intenciones y que no tienen ni ideas, ni programa ni equipo de Gobierno.   

El colapso fiscal suele llegar por sobreendeudamiento una vez se han agotado las posibilidades de aumentar la recaudación, de modo que en nuestra situación lo que toca es primero acabar con la corrupción y el despilfarro y después, si no hay más remedio, acudir a los ciudadanos para pedirles un esfuerzo adicional, será entonces cuando toque hablar de justicia distributiva, qué define un rico (si lo hacen les sale la foto de toda la casta política), cómo pecharles, si se pone esta tasa o la otra, a partir de cuanto, etc. Pero pretender apropiarse de más dinero para seguir derrochándolo solo lleva al colapso fiscal con consecuencias, esta vez sí, irreversibles. 

En todo caso, ya les adelanto que una vez alcanzada la austeridad pública y hechas las inevitables subidas de impuestos, si no se sigue, dentro de nuestros particulares determinantes de política económica, el ineludible guión pendiente, no se logrará el crecimiento necesario para la estabilidad fiscal, condición sine qua non para el progreso de nuestro país.

Como saben, la taxidermia es una práctica mediante la cual se despelleja un animal, normalmente muerto, y se le reconstruye con fines lúdicos. Es una expresión que suele emplear cuando encuentro algún balance de empresa particularmente amañado; sin embargo, también tiene una utilidad más amplia a la hora de entender nuestra situación por su referencia al corporativismo de nuestra clase dirigente que, no contenta con lo que ha hecho, enfrenta a la sociedad e intenta entrarle a saco a esa parte del balance de la economía que se había quedado casi sin manosear directamente: el capital. Ahora quiere descapitalizar el sistema.