Es noticia
Primas de riesgo y madurez política
  1. Economía
  2. Tribuna
Tribunas EC3

Tribuna

Por

Primas de riesgo y madurez política

La prima de riesgo suele calcularse como el diferencial entre el tipo de interés implícito de un bono de un estado respecto al de otro estado;

La prima de riesgo suele calcularse como el diferencial entre el tipo de interés implícito de un bono de un estado respecto al de otro estado; así, por ejemplo, si España quiere colocar un bono a diez años por el 100% de su valor, debe ofrecer, digamos, un interés anual del 6,1%, mientras que Alemania coloca sus bonos a diez años ofreciendo un 2,7%, siendo el diferencial de riesgo 3,4% o 340 puntos básicos; si no lo hiciera el mercado aceptaría sus bonos con descuento y marcando un interés implícito. El 6,1% puede parecer poco, pero está reconocido que a partir del 7% el “rescate” es casi seguro y, vista la progresión, si España ofreciera el 2,7% “alemán” a lo peor le comprarían sus bonos por menos del 70% de su valor entre dudas de que tras diez años España les devuelva 100 y cada año 2,7.

Valoraciones como la anterior las hacen a diario, directa o indirectamente, millones de inversores que ya están hartos de perder dinero con países poco serios y cuya tolerancia al engaño, las fantasías políticas y la manipulación es infinitamente menor a la de los españoles. En su valoración del riesgo siguen unos criterios principales que casi dan una porción de prima; veámoslos:

La gestión pública: como se trata de financiar deuda pública, lógicamente es lo primero que someten a escrutinio el sinnúmero de inversores internacionales, de los que los especuladores solo son la gota que derrama el vaso; normalmente suele aplicarse a un gobierno concreto, de modo que aunque un país tenga todas las de ganar, esto es, sea competitivo, su deuda pública sea baja y el riesgo de un shock externo sea similar al del resto, si su gobierno es deficiente será penalizado por ello. También es cierto que si un país de forma reiterada es incapaz de elegir un liderazgo y organizarse de forma competente, dicha prima deja de ser temporal para ser estructural.

En nuestro caso los componentes son claros: el pésimo gobierno central más una casta política que fomenta el desorden y el mesianismo de los gobiernos central, regionales y municipales y, finalmente, la pésima reforma financiera de la banca pública regional hecha por la cúpula del BdE y los lobbies financieros y políticos: en todos los casos los responsables están clarísimos. De ahí a abrir cortos en deuda española no hay ni un paso.

La deuda pública: aunque su saldo respecto al PIB (P.Debt/GDP en la tabla), con su cadencia, no aparece de repente, hay niveles altos soportables que pueden dejar de serlo al cabo de pocos años de bajo crecimiento y mala gestión. Es el caso de las economías zombi, que es hacia donde nos encaminamos tras la gestión comentada en el punto anterior; la Deuda Pública no era un problema al principio, ahora sí lo es. Hay un nivel de prima de riesgo que marca claramente la suspensión de pagos o reestructuración; es el caso claro de la de Portugal e Irlanda, en el caso de Grecia (ver tabla) más bien indica impago.

En España, la competitividad está en manos de nuestros políticos, empresarios, directivos y sindicatos, y si se evalúa lo que han hecho en los últimos 30 años, cómo extrañarse de que la nota de millones de agentes económicos de todo el mundo sea mala en este punto también.

Competitividad: la economía tiene sus ciclos con sus fases recesivas y los países sufren sus respectivos avatares, pero si una sociedad es competitiva sale del bache y los mercados lo saben perfectamente pues, tras el mal momento, se vuelve a crecer, el peso de la deuda baja y el déficit público se corrige; por ello Alemania, al crecer más que Holanda, ésta última ha de pagar un poco más (ver tabla). Un buen indicador de competitividad es el Saldo por Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, que en nuestro caso, por estar en el Euro, es particularmente importante y crea una conexión con el sistema financiero.

En España, la competitividad está en manos de nuestros políticos, empresarios, directivos y sindicatos, y si se piensa en ellos, si se ven sus caras para no olvidarles por sus responsabilidades, si se evalúa lo que han hecho en los últimos 30 años, cómo extrañarse de que la nota de millones de agentes económicos de todo el mundo sea mala en este punto también. Dan lo que dan de sí; gran diferencia con Holanda.

Shocks externos: un país que sea muy dependiente de un sector, un mercado, una unión económica o un entorno internacional, que puedan afectar significativamente su economía, sin duda habrá de pagar un extra por financiarse. Por ejemplo, como nuestro país es más dependiente del petróleo, una crisis en Oriente Próximo aumentaría nuestro diferencial de tipos comparado con Francia. También ocurre lo contrario, Alemania, de momento, es valor refugio de la mala gestión económica de sus vecinos y los inversores que no aceptan la prima de riesgo del mercado acuden allí y la aumentan al pagar más por sus bonos, pero podría pagarlo si no consigue que sus socios de la UE estabilicen la economía de los PIIGS por el riesgo de contagio.

Primas y grupos de riesgo: En la siguiente tabla se recogen los factores antes citados a manera de foto, aunque los mercados lo que tienen en “mente” en realidad es una “película” de los hechos de la que extraen sus expectativas. De esta forma se marcan los grupos tal y como el mercado pondera cada uno de los factores. Pienso que a Holanda se le castiga claramente su menor crecimiento y mayor déficit, aunque en el resto es mejor que Alemania, mientras que Francia, aunque paga más que Holanda, creo que disfruta de un cierto favor de los mercados, tal vez por su status y gestión política.

placeholder

 

La prima de riesgo suele calcularse como el diferencial entre el tipo de interés implícito de un bono de un estado respecto al de otro estado; así, por ejemplo, si España quiere colocar un bono a diez años por el 100% de su valor, debe ofrecer, digamos, un interés anual del 6,1%, mientras que Alemania coloca sus bonos a diez años ofreciendo un 2,7%, siendo el diferencial de riesgo 3,4% o 340 puntos básicos; si no lo hiciera el mercado aceptaría sus bonos con descuento y marcando un interés implícito. El 6,1% puede parecer poco, pero está reconocido que a partir del 7% el “rescate” es casi seguro y, vista la progresión, si España ofreciera el 2,7% “alemán” a lo peor le comprarían sus bonos por menos del 70% de su valor entre dudas de que tras diez años España les devuelva 100 y cada año 2,7.

Prima de riesgo Deuda Crisis Prestaciones por desempleo