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¿Colaboración o delación? Lo que Hacienda pide a los asesores fiscales
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Félix Bornstein

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¿Colaboración o delación? Lo que Hacienda pide a los asesores fiscales

Si colaboras, bien. Si no, desciendes a la 2ª división. ¿Concierto de voluntades o chantaje para la delación?; ¿vuelven, pero bajos en calorías, la autoincriminación y los juicios de Moscú?

Foto: Sede de la AEAT en Valladolid. (EFE)
Sede de la AEAT en Valladolid. (EFE)

La Agencia Tributaria (AEAT), siguiendo los pasos de la UE, llama "intermediarios fiscales" a quienes no lo son. En la relación tributaria solo hay dos partes: el Estado y los contribuyentes. El "intermediario fiscal" es una ficción, una finta oficial que busca desnaturalizar la función del asesor en beneficio de Hacienda. La AEAT, a cambio de algunos "favores", les pide a los profesionales que se enrolen en las filas del "colaboracionismo" con Leviatán bajo la insinuación de consecuencias desagradables para ellos y/o sus clientes. Están en juego el secreto profesional y el deber de lealtad de los asesores a quienes abonan sus honorarios.

Hace unos días la AEAT presentó un Código de Buenas Prácticas Tributarias (CBP) a diversas Asociaciones y Colegios Profesionales. Aunque la respuesta final corresponderá a los órganos competentes de los Colegios y a los mismos asociados, la propuesta oficial fue recibida con división de opiniones, destacando el rechazo frontal de la Abogacía Española.

Foto: José María Aristrain de la Cruz, en los toros en Sevilla en la pasada feria de Abril. (Fernando Ruso)

La AEAT considera una "buena práctica" de los asesores "velar" para que la actividad de sus clientes sea conforme con la legislación vigente (como el buen pastor cuida de las ovejas descarriadas y engorda así la bolsa del propietario del rebaño). También es una "buena práctica no colaborar en la ejecución de las conductas ilegales que detecten en sus clientes" (¿tiene alguna responsabilidad el asesor que se limita a confeccionar las declaraciones tributarias según la voluntad del contribuyente?). El CBP, a mayor abundamiento, exige "corregir las conductas de los clientes encaminadas a provocar riesgos fiscales importantes" (como hace el maestro con los párvulos que tiran bombas fétidas). En caso de inspección, el asesor deberá suministrar la información necesaria para cerrar el procedimiento "de la forma más rápida y completa posible".

Del lado de los privilegios, la AEAT se compromete a "singularizar y personalizar la atención a los 'intermediarios fiscales' adheridos al CBP", informarles sobre sus procedimientos de control, "en especial cuando se produzcan cambios legislativos significativos" y, sobre todo, "identificar las declaraciones tributarias presentadas por 'intermediarios fiscales' adheridos al CBP" (el síntoma más claro de la concesión de un trato de favor). Además, "la Agencia Tributaria facilitará [al intermediario] lo antes posible, el conocimiento de los hechos susceptibles de regularización, con el objeto de garantizar que disponga con la mayor antelación de toda la información" para la mejor "defensa de sus intereses". Por no hablar de lo que los asesores se ahorran en taxis, ya que a los buenos chicos se les eximirá de desplazarse físicamente a las oficinas administrativas.

Foto: Foto: EFE.

De la igualdad al maniqueísmo fiscal. Si colaboras, bien. Si no, desciendes a la 2ª división. ¿Concierto de voluntades o chantaje para la delación?; ¿vuelven, aunque bajos en calorías, la autoincriminación y los juicios de Moscú?

Los asesores que vendan estrategias que atenten contra el interés general mediante fraude deben expiar sus culpas, incluido el castigo penal. Pero eso no tiene nada que ver con estar en la nómina de los esbirros de Hacienda. Tampoco deben recibir de la AEAT certificados de buena conducta (que solo expiden los jueces en sus resoluciones).

Pero Hacienda es como Julio César.

'Divide et impera'.

O dicho en castizo: "tenemos que conseguir que se salgan con la nuestra".

La Agencia Tributaria (AEAT), siguiendo los pasos de la UE, llama "intermediarios fiscales" a quienes no lo son. En la relación tributaria solo hay dos partes: el Estado y los contribuyentes. El "intermediario fiscal" es una ficción, una finta oficial que busca desnaturalizar la función del asesor en beneficio de Hacienda. La AEAT, a cambio de algunos "favores", les pide a los profesionales que se enrolen en las filas del "colaboracionismo" con Leviatán bajo la insinuación de consecuencias desagradables para ellos y/o sus clientes. Están en juego el secreto profesional y el deber de lealtad de los asesores a quienes abonan sus honorarios.

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