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El dinero no es suficiente

La inversión no es suficiente y no hay margen de error. Lo capaces que seamos durante los próximos meses marcará el futuro de, al menos, un par de generaciones de compatriotas

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Foto: EFE.

El dinero, solo, no es suficiente. Si queremos una España que crezca, genere empleo, refuerce la cohesión social, reduzca las disparidades socioeconómicas y promueva el desarrollo sostenible, no tenemos margen de error. Los fondos europeos de reconstrucción —que pueden alcanzar los 140.000 millones de euros— nos brindan una oportunidad única: poder transformar el tejido productivo de nuestro país a través de la digitalización y el uso intensivo de la tecnología. Pero también son una fuente de compromisos y obligaciones para todos los que tenemos un papel activo en su gestión, rentabilización y buen uso: administraciones públicas, organizaciones empresariales, agentes sociales, grandes empresas, ecosistema tecnológico, pymes, entorno educativo y colectivo científico.

La posibilidad de llevar a cabo reformas y proyectos de inversión en los próximos seis años cercanos al equivalente del 11% del PIB español o, lo que es lo mismo, multiplicar por 10 la inversión en I+D+i actual, es sin duda el reto país más importante de los últimos 100 años y el que puede marcar nuestro devenir en el siglo XXI. Un proyecto de este tipo —por su magnitud, impacto y generación de valor— requiere de una colaboración público-privada y multisectorial que facilite la ejecución de proyectos de transformación al involucrar a empresas de muy diversa índole. Una metodología definida y clara, un exhaustivo seguimiento y una ejecución excelente de los proyectos estructurantes de la transformación ayudarán también a la consecución de los objetivos.

Foto: (iStock)

Para empezar, hemos de aprender de los errores pasados, comenzando por comprometernos a ejecutar el presupuesto en el tiempo establecido. No hay que olvidar que España ha ejecutado solo el 30% de los fondos del presupuesto 2014-2020 de la UE, 10 puntos por debajo de la media europea. De ahí que haya que elegir bien los proyectos y centrarse en aquellos que sean estructurales, los que realmente generen impacto y valor.

Si bien es cierto que España ha demostrado su capacidad para ejecutar grandes proyectos de infraestructuras, también lo es que no lo ha hecho con respecto a grandes proyectos tecnológicos. Estos últimos tienen una naturaleza diferente y, por tanto, diferentes riesgos, por lo que exigen unas capacidades específicas. Hay que afrontar este déficit de conocimiento de diseño y ejecución sobre todo en la Administración pública, algunas grandes industrias y muchas pymes. Es imprescindible la capilaridad y que estas últimas, el 99% de las empresas del país, formen parte del proceso de digitalización y transformación tecnológica.

Hasta aquí las premisas, a partir de ahora, las soluciones: hay que centrarse de una vez por todas y reclamar agilidad en la licitación y adjudicación de los proyectos, de manera que se garantice una agilidad acorde al volumen de los fondos comprometidos. Hay que diseñar correctamente los proyectos de transformación digital y tecnológica de manera que se maximice su uso y se garantice el retorno de las inversiones. En este sentido, es más que recomendable contar con socios tecnológicos que aporten las experiencias y capacidades exigidas para la ejecución de grandes proyectos de digitalización.

Foto: Un empleado coloca una señal bajo las banderas europeas en el Consejo. (Reuters)

La Administración pública es parte del reto, pero también parte de la solución. Ella tampoco tiene margen de error. Tiene ante sí todo lo necesario para modernizarse y avanzar hacia un modelo de relación digital con el ciudadano, eliminando burocracias y focalizándose en una mejora de la experiencia del ciudadano como cliente. Posee también la facultad de regular, de manera ágil y flexible, a la vez que incentivar fiscalmente para ayudar a generar inversiones que deriven en nuevos modelos de negocio y plataformas empresariales.

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Es un momento histórico que nos va a exigir lo mejor de todos nosotros para conseguir una España más digital, tecnológica e innovadora. Personalmente, y en representación de la organización que presido, quiero expresar mi total compromiso para hacer que este proyecto país sea un completo éxito. Para ello, pongo a disposición del Gobierno de la nación, las comunidades autónomas y el ecosistema empresarial todas nuestras capacidades como mayores integradores tecnológicos del mundo para ayudar en la migración a 'cloud', el desarrollo de 'big data' y la inteligencia artificial, el despliegue del 5G y su uso extensivo en todos los sectores, la transformación digital de la industria y la creación de plataformas tecnológicas destinadas al fomento del comercio 'online'.

Empezaba diciendo que la inversión no es suficiente y que no hay margen de error. Lo capaces que seamos durante los próximos meses marcará el futuro de, al menos, un par de generaciones de compatriotas. Tenemos la oportunidad real de crecer, generar empleo de calidad, reforzar la cohesión social y promover el desarrollo sostenible. Ese debe ser nuestro nuevo contrato social. El calendario corre y nosotros con él.

*Domingo Mirón, presidente de Accenture en España, Portugal e Israel.

El dinero, solo, no es suficiente. Si queremos una España que crezca, genere empleo, refuerce la cohesión social, reduzca las disparidades socioeconómicas y promueva el desarrollo sostenible, no tenemos margen de error. Los fondos europeos de reconstrucción —que pueden alcanzar los 140.000 millones de euros— nos brindan una oportunidad única: poder transformar el tejido productivo de nuestro país a través de la digitalización y el uso intensivo de la tecnología. Pero también son una fuente de compromisos y obligaciones para todos los que tenemos un papel activo en su gestión, rentabilización y buen uso: administraciones públicas, organizaciones empresariales, agentes sociales, grandes empresas, ecosistema tecnológico, pymes, entorno educativo y colectivo científico.

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