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Pandemias de lujo

Mientras la ciudadanía en general se ha empobrecido o ha notado cómo sus medios de vida se ponían en serio riesgo… se ha producido el mayor incremento de las fortunas de los superricos desde que se tiene constancia

Foto: Centro de atención a personas con coronavirus en Chennai, India. (EFE/EPA/Idrees Mohammed)
Centro de atención a personas con coronavirus en Chennai, India. (EFE/EPA/Idrees Mohammed)

Tras casi dos años de pandemia, y cuando la variante ómicron arrecia también en los países pobres, sabemos que los milmillonarios de la lista Forbes han aumentado su fortuna en casi cinco billones de dólares durante todo este tiempo. Un crecimiento superior al experimentado de manera acumulada durante los pasados 14 años. Mientras la ciudadanía en general se ha empobrecido, ha perdido su empleo o ha notado cómo sus medios de vida se ponían en serio riesgo… se ha producido el mayor incremento de las fortunas de los superricos desde que se tiene constancia. Algunos de estos milmillonarios, incluso, decidieron darse un paseo por el espacio. Al volver a la Tierra, agradecieron públicamente a sus trabajadores el esfuerzo realizado para hacer realidad su sueño. Una pandemia de lujo, para unos pocos.

La fortuna conjunta de los 10 más ricos, todos hombres, se ha duplicado… A un ritmo de unos 1.300 millones de dólares al día. En otra realidad, aunque en el mismo planeta, el Banco Mundial alertaba de que el covid va camino de provocar el mayor aumento de la pobreza extrema desde que cuenta con registros homogéneos, hace 25 años. Estos mismos 10 hombres acumulan más riqueza que los 3.100 millones de personas más pobres del mundo juntas. En España, tan solo durante el primer año de pandemia, más de un millón de personas pasaron a encontrarse en situación de carencia material severa. Mientras, desde el inicio de la pandemia, los 23 principales milmillonarios españoles han visto crecer su riqueza un 29%.

Mientras los bancos centrales y los gobiernos de los países ricos inyectaban miles de millones de dólares y euros para salvar la economía, una parte importante de estos recursos parece haber acabado en los bolsillos de los más ricos, que se han aprovechado del auge de los mercados bursátiles y otros activos. Afortunadamente, esta respuesta, el ya famoso 'whatever it takes', muy diferente a la de la crisis anterior, era la respuesta adecuada y la que tocaba. Son millones de personas en todo el mundo las que han sobrevivido gracias a este apoyo público durante los momentos más difíciles. En España, la aplicación de los ERTE evitó que cientos de miles personas perdieran su principal fuente de ingresos. Pero estos paquetes de estímulo no son simplemente un maná gratis que nos cae del cielo, sino que han disparado considerablemente el déficit público. No nos olvidemos de esta realidad cuando toque devolver el mastodóntico volumen de deuda pública en que hemos incurrido. Contablemente, a nivel global tenemos más riqueza para unos pocos y más deuda pública para todos.

Está claro que esta crisis no nos ha afectado a todos por igual. Los más vulnerables han sido los que más han sufrido las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la pandemia. También los que menor resiliencia tenían para capear las medidas de confinamiento y las restricciones llevadas a cabo para hacerle frente.

Foto: EC.

Pero esta pandemia también ha vuelto a poner cada país en su sitio. Por primera vez en una generación, la desigualdad entre países crecerá. Y esta brecha puede ampliarse. Los países ricos ya empezamos a ver el final del túnel. Para el resto, la salida está más lejana y es más tortuosa. No todos los países se han enfrentado a una crisis tan inesperada como esta con las mismas capacidades, lo que ha condicionado la intensidad de su respuesta o la capacidad para mantener políticas de rentas para las familias. Muchos países en desarrollo ya llegaban lastrados por un escaso margen fiscal y una limitada capacidad de acceso al financiamiento.

El acceso equitativo a las vacunas es un elemento fundamental para poner fin a esta pandemia sanitaria y social. Sin embargo, aún hay miles de millones de personas en todo el mundo, especialmente en los países más pobres, que no tienen acceso ni a una dosis. Más del 80% de ellas ha ido a parar a países del G-20, mientras que los países de renta baja han recibido menos del 1% del total. Los gobiernos de los países ricos siguen dando la espalda a una gran mayoría de la población mundial, siguiendo los intereses de las grandes farmacéuticas. En lugar de vacunar a miles de millones de personas en países de renta media y baja, hemos creado milmillonarios a costa de estas vacunas.

Foto: Foto: Reuters. Opinión

Esta pandemia está dejando al descubierto las importantes y diversas injusticias en que se sustenta el sistema económico y social actual. Esta situación de extrema desigualdad que vivimos no es producto del azar, sino el resultado de decisiones políticas y económicas adoptadas para proteger los intereses de unos pocos frente a los de la gran mayoría. Luchar de manera efectiva contra las desigualdades podría evitar la muerte de 21.000 personas al día, o dicho de otra manera, de una persona cada cuatro segundos.

No hay otra. Los gobiernos deben tener como absoluta prioridad estrategias económicas y sociales que aspiren a una mayor equidad, dentro y fuera de nuestras fronteras. El falso dilema de que tenemos que elegir entre equidad o eficiencia hace tiempo que quedó desacreditado.

*Íñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón.

Tras casi dos años de pandemia, y cuando la variante ómicron arrecia también en los países pobres, sabemos que los milmillonarios de la lista Forbes han aumentado su fortuna en casi cinco billones de dólares durante todo este tiempo. Un crecimiento superior al experimentado de manera acumulada durante los pasados 14 años. Mientras la ciudadanía en general se ha empobrecido, ha perdido su empleo o ha notado cómo sus medios de vida se ponían en serio riesgo… se ha producido el mayor incremento de las fortunas de los superricos desde que se tiene constancia. Algunos de estos milmillonarios, incluso, decidieron darse un paseo por el espacio. Al volver a la Tierra, agradecieron públicamente a sus trabajadores el esfuerzo realizado para hacer realidad su sueño. Una pandemia de lujo, para unos pocos.

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