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No es un impuesto al patrimonio, es un impuesto al ahorro
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Martin Varsavsky

No es un impuesto al patrimonio, es un impuesto al ahorro

No digo que los que más tenemos no tengamos que pagar más. Lo que digo es que no se nos trate de manera abusiva, solo hay que cruzar la frontera para encontrar condiciones mejores

Foto: Sánchez, junto a la ministra de Hacienda (i), María Jesús Montero. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Sánchez, junto a la ministra de Hacienda (i), María Jesús Montero. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Durante la última semana no han cesado de preguntarme: "Martín, ¿te quieres ir de España?". La respuesta, obvia, ha sido "no". Un "no" rotundo. ¡Cómo voy a querer irme de un país del que estoy enamorado, en el que han nacido dos de mis siete hijos, en el que he invertido una gran parte de mi tiempo y patrimonio y en el que he creado Jazztel, Ya.com, Eolia Renovables, Barter Energy y, en parte, Overture Life y Goggo Network! Otra cosa diferente es que me sienta acosado fiscalmente y tenga que irme.

El mal llamado impuesto de "solidaridad" que el Gobierno quiere imponernos a los emprendedores, ni siquiera es un impuesto al patrimonio, es un impuesto al ahorro. Dinero que, yo y tantos otros, hemos ganado a lo largo de nuestra vida creando empresas, por el que ya hemos tributado (un 45% en Madrid por IRPF, hasta un 54% en otras Comunidades como Valencia) y por el que ahora pretenden que volvamos a pagar año a año perdiéndolo todo en unas décadas.

Foto: Martin Varsavsky. (Reuters)

Porque no nos engañemos. No va a ser un tributo que dure dos ejercicios, como ha anunciado el Gobierno. Ha venido para quedarse. Y es algo injusto porque, por ejemplo, para un emprendedor exitoso que hizo empresas creando empleo a lo largo de su vida y logró unos determinados ahorros, este impuesto le quitará en 10 años un tercio de lo ganado y, de ahí en adelante, el resto.

Esto, sin lugar a duda, hace a uno repensar vivir en España. Además, ¿qué inversor de cualquier país del mundo va a querer venir a vivir a nuestro país? Ya naciones como Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Luxemburgo o Francia pusieron y quitaron el impuesto al patrimonio porque resultaba ser un destructor de recaudación. Otros países se dieron cuenta hace años y los han suprimido. Por eso me cuesta tanto entender los motivos que han llevado al Gobierno socialista a querer imponerlo a nivel nacional. No veo por qué un Ejecutivo, en plena crisis económica, pretende ahuyentar a los emprendedores exitosos. Más que nada, esta medida parece no pensada con la calculadora fiscal, sino con la calculadora populista.

A partir de los 60-65 años, emprendedores, empresarios e inversores aspiran a bajar el ritmo de trabajo

Me viene a la cabeza el ejemplo de Madrid y Cataluña. En la primera, el impuesto al ahorro no existe desde hace años, la segunda tiene tipos de hasta el 2,75%. Resultado: Madrid es la autonomía que genera más PIB en España, se crea un 59% más de empresas que en Cataluña y, solo en el primer trimestre de este año, Cataluña ha perdido seis veces más empleos que Madrid. Cada día llega otro emprendedor catalán a radicarse a Madrid.

Este nuevo impuesto a nivel nacional es, como decía, disuasorio y especialmente duro con las personas de más edad. A partir de los 60-65 años, emprendedores, empresarios e inversores aspiran a bajar el ritmo de trabajo, entre otras cosas porque la productividad a estas edades cae. Es ley de vida. Pues bien, cuando uno aspira a vivir de sus ahorros hasta el final de sus días (la esperanza de vida en España es de 80 años para los hombres, 86 para las mujeres) llega el Gobierno y te hace pagar de nuevo por algo que ya tributaste. En los últimos 15 años de vida de un gran inversor, el Ejecutivo español podría quedarse con el 52,5% de lo ahorrado por esa persona.

Foto: Varsavsky con Ben, su séptimo hijo. (Cedida)

Hablemos ahora de lo que significa ser residente en España y tener negocios en otros países. En mi caso (y en el de muchos inversores inmigrantes y nativos) tributo en España por lo que gano en esta tierra y también por el dinero que he generado en otros países como EEUU, Alemania o Reino Unido. Imaginen que inversores como yo decidamos, finalmente, irnos de España: la Hacienda española dejaría de ingresar por nuestra actividad en otros países. Somos muchos los que nos sentimos españoles "de adopción", que no somos nativos y así como hoy en día los chicos de 20 años programadores son nómadas digitales, los emprendedores digitales también somos nómadas.

No sé si la solución es Portugal, país donde no existe el impuesto de patrimonio, ni el de sucesiones, ni el de donaciones, y donde existe un IRPF fijo de un 20% para las rentas generadas en ese territorio. O si tal vez Italia, en el que tampoco existe el impuesto de patrimonio y los grandes inversores tan solo abonan una cuota anual fija, gane lo que gane dicho empresario. Incluso Estados Unidos, cuyos impuestos son similares a los de España, no tiene impuesto al patrimonio, con lo que se presenta como una opción mucho más atractiva.

Foto: La empresa de Varsavsky persigue automatizar la fecundación 'in vitro'. (EFE)

Hay decenas de países en los que se "trata" al inversor mejor que en España. El Gobierno debe darse cuenta de que el impuesto no solo hará que miles de inversores se marchen y dejen de invertir en este maravilloso país, sino que será una enorme barrera de entrada para futuros capitales. Hoy en día hay menos "arraigo" y menos aversión a trasladarse. El objetivo de España debe ser atraer a esos nómadas con políticas razonables.

A modo de ejemplo, la comunidad de argentinos, venezolanos, mexicanos y de tantos países de América central y del sur que han venido a España y, en concreto, a Madrid, es espectacular. Vinieron huyendo del infierno fiscal de sus países de origen. Trajeron sus negocios, sus empresas, generaron riqueza en suelo español y crearon muchos puestos de trabajo. Planteémonos si queremos que vuelvan a marcharse. Porque tal como vinieron, si entra en vigor este nuevo impuesto, se irán.

No digo que los que más tenemos no tengamos que pagar más, ahí estamos todos de acuerdo. Lo que digo es que no se nos trate de manera tan abusiva, porque solo hay que cruzar la frontera para encontrar condiciones de vida mucho más atractivas. Como decía al comienzo, no queremos irnos así que, por favor, no nos empujen a hacerlo.

Durante la última semana no han cesado de preguntarme: "Martín, ¿te quieres ir de España?". La respuesta, obvia, ha sido "no". Un "no" rotundo. ¡Cómo voy a querer irme de un país del que estoy enamorado, en el que han nacido dos de mis siete hijos, en el que he invertido una gran parte de mi tiempo y patrimonio y en el que he creado Jazztel, Ya.com, Eolia Renovables, Barter Energy y, en parte, Overture Life y Goggo Network! Otra cosa diferente es que me sienta acosado fiscalmente y tenga que irme.

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