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La EBA, el BdE, el Ministerio, los bancos... Una historia de miedo alrededor de los ICO
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La EBA, el BdE, el Ministerio, los bancos... Una historia de miedo alrededor de los ICO

Los bancos han visto los ICO como una oportunidad para ganar mercado. No es de recibo que se les permita chantajear a los clientes diciéndoles que quieren recuperar cuanto antes el préstamo porque no se fían

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Si se tratara de un chiste, sería algo así como: “van en un coche la EBA, el MUS, el BdE, el Ministerio de Economía y los bancos, ¿quién se carga los ICO?”. Si la respuesta fuera en formato de obra de teatro, contestarían guiados por la famosa obra de Lope de Vega: “Fuenteovejuna, señor”. Porque el culpable de que los ICO del covid o la línea ICO abierta para paliar los efectos de la guerra de Ucrania no funcionen no es uno, sino todo 'el pueblo' en su conjunto.

Primero, hagamos glosario para entender quiénes son los actores de este sainete. La EBA es la Autoridad Bancaria Europea (European Banking Authority); esto es, el regulador europeo. El MUS, Mecanismo Único de Supervisión, es el encargado de instaurar un nuevo sistema de supervisión financiera formado por el Banco Central Europeo (BCE) y las autoridades nacionales competentes (ANC) de los países de la Unión Europea participantes.

El Banco de España tiene algunas funciones de supervisión, y no para todas las entidades financieras, pues no entran dentro de sus funciones aquellas que supervisa el MUS. Por su parte, el Ministerio de Economía, que es el organismo del que depende el ICO (Instituto de Crédito Oficial), es quien ofrece las garantías a los bancos en las líneas de préstamos y créditos avalados por el ICO, las famosas líneas ICO del covid; y de la línea creada específicamente para otorgar liquidez a aquellas empresas que se hayan visto afectadas especialmente por la guerra de Ucrania. El ICO responde a las consideraciones nacidas en el seno del Ministerio. Y de los bancos no voy a decir nada en esta parte de mi artículo. Ustedes mismos.

"El ICO formalizó el acuerdo con los bancos otorgando a cada uno de ellos un importe total de avales equivalente a su cuota de mercado"

Este artículo no es ciencia ficción. Está basado en hechos reales que me han ocurrido a mí en el ejercicio de mi profesión. Es una suerte que, cuando llego a negociar con los bancos, estos no me reconozcan o no me conozcan; porque estoy seguro de que si supieran que soy tan crítico con lo que está ocurriendo en lo relacionado con las entidades financieras no me dirían ni harían la mitad de las cosas que me cuentan o que hacen.

Cuando se aprobó la línea de avales del ICO para inyectar liquidez a las empresas que se verían afectadas por el cierre total de los mercados que supuso el confinamiento, uno de los bancos grandes de nuestro país lo vio como una oportunidad para ganar mercado. Al menos, eso pensaron sus compañeros de sector que, rápidamente, pusieron el grito en el cielo y se arremangaron para negociar y evitar así este tipo de situaciones. De esta forma, el ICO formalizó el acuerdo con los bancos otorgando a cada uno de ellos un importe total de avales equivalente a la cuota de mercado con la que contaba cada entidad en aquel momento. Eso supondría que ningún banco daría más préstamos que los asignados por cuota de mercado.

Aquí empezamos con la primera barbaridad. Primero, porque volvemos a un concepto terrible para sacar conclusiones: lo macro no responde a la suma de los micro. Me explico. Una entidad podría no incrementar su cuota global de mercado, pero el pool bancario sí podría verse afectado seriamente, pues cada banco era libre de dar o no financiación a cada empresa o autónomo. Ya, ¿y? Pues que muchos bancos, cuando el cliente les exponía las necesidades financieras totales que tenía, no ofrecían más que un importe equivalente a su peso en ese momento en el pool. Si en ese instante el cliente contaba con 1.000 de préstamos totales y el Banco A le había prestado 300; si ahora necesitaba 100, el Banco A solo le ofrecía 30. Pero los otros 70 podían no ser otorgados por el resto de los financiadores, con lo que el cliente no llegaría a financiar sus necesidades totales de tesorería. Eso sí, igual el Banco A hubiera estado dispuesto a darle los 100 pero las reglas establecidas no se lo permitían; o en eso se excusaba para no dar más.

Los bancos son realmente brillantes, y tenían claro que lo que no le daban a la empresa de nuestro ejemplo lo podían utilizar para otros clientes que, igual, no tenían necesidad de ICO pero que les resultaban más atractivos desde el punto de vista del riesgo.

Foto: Foto: Freepik. Opinión

Vayamos a casos concretos. Uno de los grandes bancos había realizado un análisis de riesgos de su base de datos. En base a este análisis, preconcedía operaciones a clientes o potenciales clientes que estaban dentro de ese análisis. Cuando se anunció la aprobación de las líneas de avales, arrancó su maquinaria comercial. Llamó a clientes incluidos en la base de datos y ofreció préstamos cuyo importe no tenía relación alguna con el mantenimiento de cuotas de mercado previas. Comprometió importes superiores a lo que finalmente le otorgó el ICO, con lo que dejó colgados a muchos clientes. Y, gran parte de estos, eran aquellos que más necesidades de tesorería tenían.

Otro de los bancos decidió que, en general, ofrecería como financiación con aval ICO el importe de las cuotas que durante ese año tendría que amortizar el cliente con su banco. Esto es, si el cliente tenía tres cuotas trimestrales de 50, le otorgó financiación por 150; con independencia de la cuota de mercado que hubiera tenido con ese cliente antes de la pandemia.

Por otra parte, los bancos se vieron obligados a renovar los créditos que vencieron durante la pandemia. Muchos, lo que hicieron fue renovar la cuota con un incremento del 30% aproximado del límite de la línea. Veamos: si el cliente tenía una cuenta de crédito de 100, se la renovaron por 130. El 80% estaba avalado, esto es, 104. Por lo que el riesgo que asumían era de 26. De esta forma, inyectaban el 20% de dinero propio, que era lo comprometido con estas líneas. Eso sí, las renovaciones a 3 ó 5 años. Veremos el año que viene.

"No es de recibo que los bancos le digan al cliente que cambie el ICO por préstamos con sus avales"

Los bancos solicitaban previsiones de tesorería para los próximos meses. Unos pedían tres meses, otros seis y otros un año. Es curioso que, a aquellos que pidieron previsión de tres meses, hoy se sorprendan de que con lo concedido no les llegara para cubrir las necesidades que realmente les dejó la pandemia.

Una parte de mis clientes consiguió renovar operaciones no vencidas en mejores condiciones dentro de las líneas ICO. Eso sí, a casi todos les indicaban que, como no se podía acudir al notario por estar todavía confinados (eso ocurrió las primeras semanas), debían ser avaladas las operaciones por los socios. Pero cuando llegó el momento de acudir al notario, se les siguió pidiendo la firma de él o de los socios. Ese tema está suponiendo, en este momento, un gran número de demandas contra los bancos.

Aun cuando no he reflejado, ni mucho menos, toda la casuística que me encontré durante aquellos meses, se pueden hacer una idea de lo que ocurrió. Fíjense. Dado que se quería evitar que ninguna entidad ganara cuota, quizás lo sencillo era establecer normas claras, iguales para todos, de tal forma que si la empresa de nuestro primer ejemplo necesitaba 100, los bancos le hubieran dado los 100 en la proporción que mantenían antes de la pandemia, asegurándose que los 100 respondían a las necesidades de los 12 meses siguientes al comienzo de la pandemia.

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Y lo razonable es que, salvo opinión contraria de la propia empresa, se le hubiera otorgado la ampliación de plazos que se aprobó unos meses después, pues había quedado claro que ni siquiera un año había sido suficiente para recuperar el pulso de los ingresos.

Y en este apartado de las ampliaciones de plazos (de carencia y/o de amortización) es donde entran nuestros amigos de la EBA, del MUS, del BdE y del Ministerio. Porque no se puede aprobar un Código de Buenas Prácticas avalado por Europa en el que se recoge la posibilidad de ampliar las carencias y/o el plazo de amortización de los préstamos avalados por el ICO, y no dejar claro que las citadas ampliaciones no tendrán consecuencias en cuanto a provisiones y a la calificación de las operaciones y de los prestamistas.

Porque tras la primera ampliación de plazos, allá por el primer semestre de 2021, que fue casi automática, todas las demás ampliaciones han quedado en manos de los bancos (salvo que la caída de ingresos entre 2019 y 2020 superara el 30%). Y estos han decidido que no las conceden. Y si usted insiste, el banco le dice que es declarado dudoso y que no va a poder disponer de nuevas operaciones. Y si usted está levantando la cabeza, pero empezar a amortizar es para usted un drama y necesita liquidez para comprar material e intentar recuperar el nivel de ingresos de su negocio, tiene que decidir entre que le estudien nuevas operaciones (lo que no asegura que se las concedan) o ir desahogado para recuperar el 'resuello'.

"La EBA, el MUS, el BdE, el Ministerio y los bancos deberían volver a analizar cada empresa de forma individual, sin tantos algoritmos"

No es de recibo que a los bancos, que han visto cómo sus necesidades de capital sobre estas operaciones se reducen por disponer del aval público, se les permita chantajear a los clientes y darles como argumento que quieren recuperar cuanto antes los préstamos con garantía del ICO porque no se fían de que este responda a los requerimientos de pago en el caso de que el cliente no lo haga.

No es de recibo tampoco que le digan al cliente que cambie el ICO por préstamos con sus avales o con garantía hipotecaria si quiere regularizar su vida financiera. Decíamos en nuestro último barómetro de septiembre que hay 700.000 empresas con serios problemas de liquidez. ¿Cómo creemos que se va a resolver? Si, tiene usted razón, no se va a resolver para muchas de ellas. Porque cuando un banco se empeña en que un cliente no pague, este no paga. Cuando sale una noticia negativa sobre él y la gente sale corriendo a rescatar sus depósitos, la entidad ve cómo en cuestión de horas corre el riego de suspender pagos. Entonces llega el Gobierno, el regulador o quien corresponda y dice, “aquí estoy yo, el primo de Zumosol, que va a resolver todos los problemas de liquidez del banco”.

A alguno le ha tocado ser vendido, otros han parado el golpe. Pero, ¿quién dice aquí estoy yo cuando un banco se empeña en ejecutar un préstamo, no le da vidilla al cliente y eso conlleva una cadena de impagos y la desaparición de la empresa? Seguro que conocen muchos casos en los que una simple reestructuración o refinanciación permitiría sobrevivir a la empresa, mantener los puestos de trabajo y pagar a sus proveedores, sin desencadenar nuevas situaciones de impago. Pero como tienen que provisionar, a alguien de riesgos se le ocurre que no le dan ese margen. Al final, no solo provisionan, sino que también pierden el 100% de los préstamos.

La EBA, el MUS, el BdE, el Ministerio y los bancos deberían volver a analizar cada empresa de forma individual, sin tanto algoritmo que dice que no se le renueve, ni tanta normativa que hunde empresas. La normativa contable y financiera que los bancos se aplican pretende asegurar la solvencia para garantizar la recuperación de los depósitos por sus propietarios. Y para ello no duelen prendas y se inyectan fondos, lo que se ha dado por llamar rescate bancario. Pues seamos serios. Ese rescate debería llegar a los pequeños y medianos negocios, porque lo más seguro es que las necesidades finales de fondos se reducirían considerablemente. Y mantendríamos un tejido productivo sano y el nivel de empleo.

*Fernando J. Santiago Ollero es presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos.

Si se tratara de un chiste, sería algo así como: “van en un coche la EBA, el MUS, el BdE, el Ministerio de Economía y los bancos, ¿quién se carga los ICO?”. Si la respuesta fuera en formato de obra de teatro, contestarían guiados por la famosa obra de Lope de Vega: “Fuenteovejuna, señor”. Porque el culpable de que los ICO del covid o la línea ICO abierta para paliar los efectos de la guerra de Ucrania no funcionen no es uno, sino todo 'el pueblo' en su conjunto.

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