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Tribuna
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Diario de un transeúnte (II): Insolidaridad
Los pequeños y medianos negocios sufren mucho. Pero el ministro de Economía solo ve los grandes números y manifiesta que estamos ante un momento dulce
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No hace mucho, asistí a un almuerzo con el ministro de Economía, y me sentí como el representante de las familias que viven en colmenas y no llegan a final de mes, porque quedé paralizado ante tanta ausencia de realidad. Mi conclusión fue que los gobernantes no distinguen lo que es bueno para los grandes negocios y lo que lo es para las pymes y micropymes, que, por cierto, son el 99% de nuestro tejido empresarial.
Desde la declaración del ministro de que estamos en un momento dulce a las enhorabuenas de casi todos los demás comensales, todo el almuerzo respondió a los parámetros de un ejemplo imaginario que se instaló en mi cabeza. Y no es que me esté volviendo loco.
La metáfora de las familias
Imaginen ustedes un mundo en el que solo existen 3.100 familias. En el cogollito central de este mundo, viven 100 familias con mucho dinero, que no pasan fatigas para llegar a fin de mes, que no les falta de nada. Y alrededor de ellos, 3.000 familias que habitan en viviendas colmenas, que no llegan al día 5 del mes, que no hacen todas las comidas todos los días, nada de coche ni vacaciones. Seguro que en su cabeza ya tiene dos zonas de su ciudad localizadas con estas características.
Las 100 familias primeras se sientan a la mesa con el mandamás de nuestro país imaginario para escuchar de él cómo va nuestro mundo. El primer ministro ofrece a las 100 familias un discurso positivo, con una visión optimista sobre cómo vamos, los avances conseguidos, el estado de nuestras cuentas… Vamos, España según los datos de los gobernantes.
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Las 100 familias afortunadas, a las que no les falta de nada y que llenan sus cuentas corrientes gracias a las decisiones que toma nuestro primer ministro, le muestran su satisfacción sobre el trabajo bien hecho y le animan a seguir actuando como lo está haciendo.
No hubo una voz discrepante con el supuesto momento dulce al que se refirió el ministro
En uno de los almuerzos de las 100 familias ricas, se cuela entre los invitados un representante de las 3.000 humildes familias del extrarradio. Escucha los parabienes que el mandatario y las familias ricas se dedican mutuamente. Queda paralizado ante tanta ausencia de realidad. Y se pregunta por qué no se hace la misma comida con las 3.000 familias restantes.
¿Se imaginan ustedes que al responsable de la regulación de su sector le vayan a decir las cosas de otra manera? Entre que dependen de él, pasando porque hay sectores que están ganando más dinero que nunca (de ahí los impuestos especiales a los beneficios extraordinarios), no hubo una voz discrepante con el supuesto momento dulce al que se refirió el ministro.
¿Por qué no alcé la voz?
Y usted se preguntará por qué yo no alcé mi voz en defensa de los pequeños y medianos negocios. Porque de eso va este artículo, de que se les exige lo mismo a los pequeños que a los grandes, cuando unos comen todos los días, varias comidas, y los otros, como dice Sabina, "había días que tocaba comer, había noches que no".
Sigo convencido de que nuestros gobernantes no entienden las diferencias entre los grandes negocios y el resto. No ven las diferencias entre los empresarios y los autoempleados. Y mientras esto no ocurra, las normas seguirán siendo iguales para todos. Los pequeños y medianos negocios sufren mucho. Pero el ministro solo ve los grandes números, y manifiesta que estamos ante un momento dulce.
Ninguna empatía por los que están pasándolo mal. El ministro solo entiende de grandes números, pero de cómo se componen estos números no sabe nada. Y ya sabemos lo que pasa con las medias, que mientras uno se come dos pollos el otro pasa hambre, pero el ministro diría que la ciudadanía está suficientemente bien alimentada.
Más allá de los grandes números
Señores y señoras ministros y ministras, señores y señoras de la oposición, agentes sociales, todos los que algo tenéis que ver con esto de la economía: no analicéis solo los grandes números, entrad en el detalle de cómo se llegan a ellos a ver si os parece oportuno que tantos y tantos negocios se queden por el camino.
Grandes empresas, un poco de empatía con los más pequeños. Muchas de vosotras los necesitáis para funcionar bien. Acordaos de que detrás de los números hay personas, puestos de trabajo, sed generosos con ellos. Vosotros contáis con el poder que los pequeños no tienen… y ya se decía en Spiderman: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” (en realidad, según Wikipedia, es un antiguo adagio, de al menos el siglo I a. C. que hace alusión a la espada de Damocles).
Grandes empresas, un poco de empatía con los más pequeños. Los necesitáis para funcionar bien y detrás de los números hay personas
No digo que, como podría ser en el caso imaginario, las grandes fortunas compartan sus riquezas con los más desfavorecidos. Lo que quiero es que aquellos ayuden a ofrecer posibilidades a las 3.000 familias para que, poco a poco, mejore su calidad de vida.
Recientemente, hemos asistido a un enérgico 'Basta ya' del presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva. Ojalá este grito se escuchara de los CEO del Ibex y del resto de grandes empresas de nuestro país. Igual, una vez que se consideren a los más desfavorecidos, se toman las medidas que permitan incorporarse al momento dulce a todos nuestros negocios. Y, en consecuencia, a todos nuestros ciudadanos.
* Fernando Jesús Santiago Ollero es presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos.
No hace mucho, asistí a un almuerzo con el ministro de Economía, y me sentí como el representante de las familias que viven en colmenas y no llegan a final de mes, porque quedé paralizado ante tanta ausencia de realidad. Mi conclusión fue que los gobernantes no distinguen lo que es bueno para los grandes negocios y lo que lo es para las pymes y micropymes, que, por cierto, son el 99% de nuestro tejido empresarial.