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¿Debe la Unión Europea seguir fomentando la globalización?

La productividad europea está estancada desde hace años, mientras que la de otras regiones como China o Estados Unidos ha crecido

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (UE)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (UE)

Uno de los principales retos que tiene la nueva Comisión Europea (CE) es el mantenimiento de la globalización, porque casi la mitad de lo que produce la Unión Europea (el 44% del PIB) lo constituye la exportación de bienes y servicios. Recordemos que la Comisión Europea tiene competencia exclusiva sobre la política comercial. En este artículo vamos a analizar algunos de los retos y dilemas a los que se enfrenta la CE para mantener la actividad económica internacional de nuestras empresas.

El aumento del bienestar que se ha producido en Europa desde fines del siglo XX se ha debido en parte a la exportación. Según la Organización Mundial del Comercio, la exportación de bienes y servicios europeos pasó de representar una cuarta parte del PIB de la UE a mediados del siglo pasado a un 37% en el año 2000 y llegó a alcanzar el 47% en el 2022. A pesar de que hemos perdido posiciones relativas frente a países como China y otros del Sur Global, las exportaciones de bienes de Europa suponen el 13% del total mundial y las de servicios no turísticos el 33% del total mundial.

¿Qué hace falta para que nuestras empresas puedan seguir teniendo una actividad internacional tan significativa? La respuesta es doble. Por una parte, que los mercados extranjeros sigan abiertos; es decir, que puedan seguir comprando bienes y servicios europeos. Por otra, que nuestra producción siga siendo competitiva; es decir, que los agentes económicos extranjeros prefieran comprar nuestros bienes y servicios en lugar de otros producidos por terceros países como China, Vietnam o México. La UE se enfrenta al riesgo de que ambos requisitos se deterioren y que, por tanto, nuestra exportación se reduzca tanto en términos relativos como absolutos.

En cuanto al tema de la competitividad, la situación europea no es buena como ha señalado Draghi en su bien conocido informe. La competitividad depende de varios factores. Uno de ellos es la productividad; es decir, la capacidad de producir más utilizando los mismos recursos (trabajo y capital). La productividad europea está estancada desde hace ya muchos años, mientras que la de otras regiones como China o Estados Unidos ha crecido. Otro elemento de la competitividad es la innovación. El gasto total en I+D&i en la UE lleva muchos años siendo inferior al de países competidores como Estados Unidos, China o Corea. Un tercer elemento que señala Draghi es el de los costes asociados a la regulación. Más de la mitad de las pymes europeas se quejan de que la complejidad del entramado regulatorio y la burocracia asociada es su principal reto.

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El segundo factor que mencionamos más arriba para que la UE pueda seguir exportando es que los mercados internacionales sigan abiertos. Estamos asistiendo desde la pasada crisis del 2008 a un aumento del proteccionismo. Estados Unidos, China y muchos otros países están aplicando medidas proteccionistas. También están saltándose las reglas internacionales que puso en marcha la Organización Mundial del Comercio, que han sido uno de los pilares de la globalización. Parte del aumento del proteccionismo adopta la forma de represalias comerciales; es decir, imponer aranceles como respuesta a medidas proteccionistas adoptadas por otro país. Un caso concreto es el de los aranceles al automóvil eléctrico chino, lo que está totalmente justificado por la competencia desleal que suponen.

Numerosas nuevas reglamentaciones europeas, que tienen un objetivo lícito como el proteger los derechos humanos o el reducir el impacto medioambiental, pueden provocar también que países fuera de la UE adopten represalias comerciales. Este puede ser el caso, por ejemplo, del Carbon Adjustment Border Mechanism. Se trata de un arancel extraordinario que aplicará la UE a la importación de ciertos productos (p.e. acero, aluminio, cemento, ...) cuyos procesos de producción no han sido tan respetuosos con el medioambiente como los que se exigen en Europa. Algo parecido puede ocurrir con la normativa europea para prevenir la desforestación, o la recién aprobada Directiva de Diligencia Debida de las Cadenas de Suministro, que entrará en vigor en el 2026.

Para evitar el cierre de mercados es necesario revitalizar la Organización Mundial del Comercio y el sistema multilateral de comercio

La nueva Comisión Europea se va a enfrentar a numerosos retos y dilemas para que las empresas europeas mantengan su actividad internacional. Algunas de las medidas que se adopten para aumentar la competitividad, tal y como ha propuesto Draghi, solo ofrecerán resultados a largo plazo. Pero esta nueva Comisión Europea sí puede adoptar medidas que produzcan efectos a corto y medio plazo. Mencionaremos tres. Para evitar el cierre de mercados es necesario revitalizar la Organización Mundial del Comercio y el sistema multilateral de comercio, que está casi moribundo. Esto no será una tarea sencilla pues las decisiones en la OMC se adoptan por consenso y tiene casi 200 países miembros. En segundo lugar, la Comisión debería agilizar las negociaciones para firmar nuevos acuerdos de libre comercio con países como Australia o India.

En esta segunda línea de actuación encaminada a una mayor apertura de mercados para nuestras empresas, es imprescindible que entre en vigor el recién firmado acuerdo con Mercosur, lo cual no será fácil pues países como Francia o Polonia ya han manifestado su oposición. Una tercera prioridad, dirigida a aumentar la competitividad, sería revisar y simplificar la maraña legislativa que tan negativamente está afectando al tejido productivo europeo, especialmente a las pymes. Para ello, es imprescindible crear una task force que identifique problemas específicos (incluyendo el riesgo de represalias comerciales) y proponga soluciones concretas, que pueden pasar por derogaciones y modificaciones reglamentarias.

En suma, dado que el crecimiento económico en la UE está estancado, es imprescindible para mantener nuestro nivel de bienestar que la Comisión Europea lleve a cabo políticas para que se mantenga la actividad exportadora. Ello pasa por actuaciones decididas para evitar que se cierren los mercados exteriores y que aumente la competitividad internacional de nuestras empresas.

*Antonio Bonet es presidente del Club de Exportadores e Inversores.

Uno de los principales retos que tiene la nueva Comisión Europea (CE) es el mantenimiento de la globalización, porque casi la mitad de lo que produce la Unión Europea (el 44% del PIB) lo constituye la exportación de bienes y servicios. Recordemos que la Comisión Europea tiene competencia exclusiva sobre la política comercial. En este artículo vamos a analizar algunos de los retos y dilemas a los que se enfrenta la CE para mantener la actividad económica internacional de nuestras empresas.

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