Es noticia
A las auditoras no las va a conocer ni la madre que las parió
  1. Mercados
  2. Valor Añadido
Alberto Artero

Valor Añadido

Por

A las auditoras no las va a conocer ni la madre que las parió

Llevaba tiempo mascándose la “tragedia”. Bastaba con poner en Google “audit Big4” para ver que la posición de oligopolio de las cuatro principales firmas de auditoría

Llevaba tiempo mascándose la “tragedia”. Bastaba con poner en Google “audit Big4” para ver que la posición de oligopolio de las cuatro principales firmas de auditoría entre las grandes corporaciones tenía fecha de caducidad, al menos en el Reino Unido. Sin embargo ha sido esta misma semana cuando las informaciones relativas a la ruptura del statu quo de este mercado han dado un salto cualitativo sustancial. Los últimos rumores apuntan a una extensión geográfica de la restricción a su presencia entre tales clientes, así como a una limitación en paralelo de las áreas de actividad que pueden desempeñar. Ver un atisbo de sensatez entre tanta decisión disparatada reciente reconcilia al europeo con sus instituciones. O no.

En efecto, según publicaba la portada del Financial Times de ayer, ha sido la Comisión Europea quien ha decidido coger este toro por los cuernos en una doble dirección (FT, Big audit firms face Brussels onslaught, 27/09/2011).

  1. Por una parte, exigiendo al B4 el abandono de la prestación de servicios de consultoría, ejercida primero como complemento y posteriormente de forma completamente ajena al negocio principal. Eran sangrantes los casos de sociedades en ruina en las que la facturación por el asesoramiento del cuarteto superaba con creces el derivado de la fiscalización de unas cuentas anuales de las que, paradójicamente, no se derivaba cautela alguna sobre la viabilidad del auditado. Algo de lo que, por cierto, ya escribimos en su día en Valor Añadido en relación con las cajas de ahorro españolas (VA, Sobre el escandaloso papel de las auditoras de las cajas de ahorro, 20/05/2011). La mujer del César…
  2. Por otra, endureciendo las condiciones para el ejercicio de la profesión a través de tres nuevas restricciones que se incluirán en la nueva regulación, cuyo primer borrador está previsto para el próximo mes de noviembre. Uno, las empresas cuyo balance supere los 1.000 millones de euros deberán contratar a dos auditores que actuarán de manera simultánea. Dos, obligatoriamente uno de ellos no podrá pertenecer al selecto club formado por Deloitte, KPMG, Ernst & Young o PwC. Y tres, el plazo máximo de relación auditor-auditado se fija en nueve años, dos más de los que establece el artículo 8.4 de nuestra Ley de Auditoría para las sociedades cuyo importe neto de la cifra de negocios supere los 50 millones de euros o sean de interés público.

Es Michel Barnier, Comisario para Mercado Interior y Servicios Financieros, el que ha decidido hacer suya la causa en un proceso que requerirá la aprobación tanto de los estados miembros como del Parlamento Europeo y que se enfrenta a la presión del lobby sectorial. Una propuesta de máximos que según afirma al diario británico “pretende recuperar la confianza y la credibilidad de la industria a la vez que estimula la competencia”. Veremos en qué queda finalmente. Sea como fuere se trata, sin duda, de un paso en la correcta dirección más allá del coste adicional que puede suponer para los contratantes de estos servicios, que se verá compensado con creces por el plus de fiabilidad que incorpora siempre que se establezca claramente la corresponsabilidad (indispensable sobre este tema el Auditar a los Auditores de Ignacio de la Torre en Cotizalia, 07/09/2011), y de la limitación que el volumen exigido de balance supone para su eficacia global.

Supone además una doble oportunidad para aquellas firmas que se espabilen. En el ámbito de la auditoría se reducen drásticamente las barreras de entrada a censores jurados de menos tamaño para los que acceder a multinacionales o gigantes locales era una auténtica quimera. A alguno esta medida le puede hacer mayor tras muchos años de ardua pelea por salir de la adolescencia empresarial. Por lo que a la consultoría se refiere, se trata de un negocio basado en relaciones de confianza en las que la marca es muchas veces tan importante como la persona. La posibilidad de incorporar equipos a otros ya existentes y crear economías de escala es evidente. Al final en muchas ocasiones se trataba de un outsourcing interno necesario para la comprensión del negocio por lo que la demanda de los auditores puede que siga ahí. Claro que, por lo que comentan los enterados de Bruselas, de lo que aquí hemos escrito a lo que finalmente verá la luz, la mitad de la mitad. Bueno, de ilusión también se vive…

Hoy en mi particular Alimento para el Cuerpo de los miércoles en Vanitatis, un Rincón Secreto en Majadahonda, que lo disfruten.

Llevaba tiempo mascándose la “tragedia”. Bastaba con poner en Google “audit Big4” para ver que la posición de oligopolio de las cuatro principales firmas de auditoría entre las grandes corporaciones tenía fecha de caducidad, al menos en el Reino Unido. Sin embargo ha sido esta misma semana cuando las informaciones relativas a la ruptura del statu quo de este mercado han dado un salto cualitativo sustancial. Los últimos rumores apuntan a una extensión geográfica de la restricción a su presencia entre tales clientes, así como a una limitación en paralelo de las áreas de actividad que pueden desempeñar. Ver un atisbo de sensatez entre tanta decisión disparatada reciente reconcilia al europeo con sus instituciones. O no.