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Casado, el líder que no quería ser comentarista
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Antonio Casado

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Casado, el líder que no quería ser comentarista

En los desayunos informativos de Europa Press, Casado renegó por enésima vez de la condición de 'comentarista' de la actualidad política que adorna a otros líderes. Pero no pudo evitar serlo

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, durante su intervención en un desayuno informativo. (EFE)
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, durante su intervención en un desayuno informativo. (EFE)

Lleno hasta la bandera para escuchar al líder. Todo el PP estuvo ayer en los desayunos informativos de Europa Press. Incluida la presidenta del Congreso, Ana Pastor, a quien el Gobierno culpa de la malograda maniobra destinada a eludir la capacidad de veto a los PGE en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta.

Dicho sea lo cual, el mismo día y casi a la misma hora en que el hombre de Casado en el Europarlamento, González Pons, denunciaba en Bruselas el recurso a un artificio legal que, según reza la pregunta enviada a la Comisión, “constituiría una afrenta sin precedentes a la separación de poderes”.

Eso lo supimos por la tarde. Antes, en el referido desayuno informativo, Pablo Casado había renegado por enésima vez de la condición de 'comentarista' de la actualidad política que adorna a otros líderes. Pero no pudo evitarlo. Y en las respuestas a las preguntas de los periodistas no se privó de anunciar toda clase de desgracias (“más déficit, más deuda, más paro…”) si los PGE de 2019 pactados con Podemos salen adelante.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

Así que, después de explayarse en documentadas consideraciones sobre los efectos de la disrupción digital en la economía 4.0 y el asequible objetivo de convertir España en “la California de Europa”, comentó largamente los motivos de su campaña europea contra el proyecto presupuestario del Gobierno. Y su intención de advertir ‘lealmente’ a la UE de que si han subido la deuda pública y la prima de riesgo, es por culpa de la "incertidumbre generada por el Gobierno socialista".

En vísperas de la cumbre de octubre, Casado se desplaza hoy a Bruselas para prevenir a sus correligionarios sobre el peligro de ‘italianización’ que nos sobrevuela si se bendice el borrador de PGE enviado por el Ejecutivo español. Nada que no haya dicho aquí. Que el proyecto nos conduce hacia una nueva recesión. O que, por primera vez, el Gobierno manda un borrador a Bruselas sin que previamente se hayan aprobado el techo de gasto y la senda de déficit, por lo que espera que la UE exija a Sánchez “tanto como exigió a Rajoy”.

“Y todo eso no es hablar mal de España”, sostiene.

Casado se desplaza a Bruselas para prevenir sobre el peligro de ‘italianización’ que nos sobrevuela si se bendice el borrador de los PGE enviado

Moncloa no tardó en reaccionar. El presidente, Pedro Sánchez, califica esa actitud de "deslealtad impropia de un partido de Gobierno". Y tiene razón. Lo que no sé si tiene es la fuerza moral para hacerla valer. O para exigir esa clase de lealtad puesto que, con los papeles cambiados, el 'no es no' del PSOE también alimentó la inestabilidad política que frenaba la buena marcha del país, no hace tanto tiempo.

Nada nuevo en la vieja, legítima y cada vez más banalizada lucha por el poder entre los dos partidos con más posibilidades de conquistarlo. O retenerlo, en su caso.

Casado criticará en Bruselas los Presupuestos y Sánchez le llama desleal

No se detiene el PP en desplegar su lógica neoliberal sobre unas cuentas públicas cocinadas sobre una lógica socialdemócrata. Y además echa leña al fuego a cuenta de los incómodos compañeros de viaje de Sánchez, para quien tiene que ser muy incómodo escuchar por boca de Casado que “con Ciudadanos" comparten "la defensa del orden constitucional”. Como si el PSOE se hubiera echado al monte.

Lleno hasta la bandera para escuchar al líder. Todo el PP estuvo ayer en los desayunos informativos de Europa Press. Incluida la presidenta del Congreso, Ana Pastor, a quien el Gobierno culpa de la malograda maniobra destinada a eludir la capacidad de veto a los PGE en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta.

Pablo Casado