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Condicionamientos mediáticos y políticos, ¡gracias!
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Antonio Casado

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Condicionamientos mediáticos y políticos, ¡gracias!

Gracias a ellos, lo ocurrido con La Manada no se ha perdido en la polvareda de una Justicia patriarcal

Foto: Colectivos feministas celebran en Sevilla la sentencia. (EFE)
Colectivos feministas celebran en Sevilla la sentencia. (EFE)

De acuerdo con la doctrina Serrano sobre el fallo del Tribunal Supremo en el caso de La Manada: “El fallo está cargado de condicionamientos mediáticos y políticos”. Por suerte. Gracias a ellos podemos compartir la vergüenza ajena que nos causó en su día el voto particular del juez que inscribió los hechos en “un ambiente de jolgorio y regocijo”.

Es verdad lo que dice Francisco Serrano, líder de Vox en Andalucía. Sin esos condicionamientos, incluida la presión de la 'turba feminista' en la calle, también malmirada por este juez en excedencia al que sus compañeros dicen Curro, lo ocurrido en aquel cuchitril durante los Sanfermines de 2016 se hubiera perdido en la polvareda de una Justicia patriarcal.

Foto: El portavoz del Grupo parlamentario de Vox en Andalucía, Francisco Serrano (EFE)

Gracias a esos condicionamientos, el TS echa horas en una sentencia de reconciliación con una sociedad descreída. La publicación del fallo revocatorio respecto al inicial de “abuso sexual con prevalimiento”, convertido ya en “violación” (“en un auténtico escenario intimidatorio”) por mejor criterio del alto tribunal, acorta distancias entre la Justicia y el sentir de la opinión pública y publicada.

Por tanto, gracias, gracias y gracias a los condicionamientos políticos y mediáticos que han impulsado la cruzada contra la violencia machista, una verdadera patología social y cultural. Sin esa cruzada nunca hubiéramos tenido jueces y magistrados técnicamente especializados en la penalización de conductas incompatibles con el respeto al otro, cuanto el otro es otra, dando lugar a los delitos por 'violencia de género'.

Pero no hace falta pasar por un Código Penal, un tribunal de sesudos magistrados, unos medios de comunicación, un movimiento feminista o el relato exculpatorio de cinco musculados ejemplares con ganas de juerga. Ni siquiera por la versión de la víctima. No hacen falta datos suplementarios ni haber estado allí para saber dónde estuvo la fuerza y la parte forzada de aquel comportamiento abominable. Abominable y, sobre todo, desproporcionado. Cinco a una.

Gracias a esos condicionamientos, el TS echa horas en un fallo de reconciliación con la sociedad y acorta distancias con el sentir de la opinión pública

De los cinco machos hemos sabido muchas cosas más por el equipo de investigación de mi admirada Gloria Serra. Machismo ibérico en estado puro: soez, faltón, rancio, matón, chulesco. Tienen antecedentes violentos como hooligans de un equipo de fútbol. Celebraban sus andanzas machistas en las redes sociales. Llevaban tatuada la imagen del lobo. O la más sofisticada evocación de 'La naranja mecánica' (aquella 'manada' de Anthony Burgess llevada al cine por Kubrick).

Todos estos precedentes son compatibles con la intimidación, la violencia, el trato vejatorio y la actuación en grupo, tal y como recoge el fallo del TS en sintonía con las acusaciones. Un salto adelante en la profundización de un concepto permanente, innegociable, inmutable y universal en el mundo civilizado: la libertad.

No hace falta pasar por el CP, un tribunal, los medios de comunicación o el movimiento feminista para saber dónde estuvo la fuerza y la parte forzada

Se impone para el caso la calificación de un delito de violación (“Cualquier forma de penetración no consentida”) y decaen las anteriores sentencias de la Audiencia Provincial y luego del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, que se habían quedado en “abuso sexual”. Decae también, por higiene pública y nada más salir de su boca, ese aberrante salmo de Francisco Serrano, desautorizado hasta por su propio partido, que nos remite a la prostitución como 'la relación más segura'. Espero que no sea ese el modelo que nos propone Vox en el trato carnal entre un hombre y una mujer.

De acuerdo con la doctrina Serrano sobre el fallo del Tribunal Supremo en el caso de La Manada: “El fallo está cargado de condicionamientos mediáticos y políticos”. Por suerte. Gracias a ellos podemos compartir la vergüenza ajena que nos causó en su día el voto particular del juez que inscribió los hechos en “un ambiente de jolgorio y regocijo”.

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