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Casado-Ayuso: el extraño culebrón
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Antonio Casado

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Casado-Ayuso: el extraño culebrón

Los "niñatos" de Génova (Aguirre 'dixit') siguen a "un cartesiano de Cieza que no ha visto una condesa en su vida", dice un alto dirigente del PP en referencia a García Egea

Foto: Foto: EFE.
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Con morbosa aquiescencia de la izquierda, que no quiere perderse el culebrón del PP, la parte derecha del quiosco está sobreexcitada con la supuesta lucha de egos entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Una sobreexcitación deformante del tono en las relaciones de los equipos del líder nacional (Génova) con los de la presidenta de la Comunidad de Madrid (Sol), cuyos máximos responsables hablan a diario con la normalidad propia de su confesada afinidad personal y política.

La pulsión desestabilizadora nace dentro del mismo partido, pero fuera de esos dos círculos de poder. Con una idea fuerza a colocar en los circuitos políticos y mediáticos: la legítima aspiración de Ayuso a ganar el liderazgo regional del partido solo es una meta volante para luego disputarle a Casado la presidencia nacional y, en consecuencia, la candidatura a la Moncloa.

"Cero posibilidades de que Casado y Ayuso compitan por la candidatura a la Moncloa", me dice una fuente muy próxima a la presidenta

Del entorno más cercano de la presidenta, por no decir del cuello de su camisa, me llega la desautorización de esos planes: “Son inventos de quien no se sabe el calendario electoral”. Ayuso tiene cuerda al frente de la CAM en una legislatura recién estrenada. Al menos hasta una fecha posterior a las elecciones generales (finales de 2023 o primera semana de 2024) con Casado como candidato. Tanto si este gana como si pierde, Ayuso seguirá en Sol hasta 2027. “Cero posibilidades, pues, de que compita con Casado por la Moncloa”, dice mi fuente.

Es normal que entretanto Ayuso quiera liderar la organización del partido en Madrid, como ocurre con los demás líderes regionales del PP que al tiempo son presidentes de su comunidad. Y Casado no piensa oponerse, según dejó claro este sábado en la tele. Sería un necio si, como dicen los agitadores del culebrón, quisiera frenarla, sabiendo como sabe que es un multiplicador de votos a todos los niveles (municipal, autonómico y nacional).

Ayuso ya es en Madrid como la Macarena en Sevilla. Y eso infla las velas de Pablo Casado. A los “niñatos” de Génova (Esperanza Aguirre 'dixit') los maneja un ingeniero de telecomunicaciones, un cartesiano de Cieza que “no ha visto una condesa en su vida” (se lo oigo decir a un alto dirigente del PP en referencia al secretario general, García Egea). Pueden ser torpes, pero no tanto como para ignorar que la onda expansiva del 4 de mayo está de su parte y ha llegado a las encuestas. Por tanto, Génova no tendrá mayor inconveniente en apoyar a Ayuso en su aspiración al liderazgo del PP regional.

Ayuso ya es en Madrid como la Macarena en Sevilla. Un multiplicador de votos. Y eso infla las velas de Pablo Casado

Sin embargo, sigue viva la especie sobre la presunta pelea fratricida entre Casado y Ayuso. Un debate artificial que no deroga el hecho de una marca (PP) revalorizada dentro y fuera de España por Ayuso, la obra predilecta de Casado, su criatura política, al que debe su salto a la fama y al que, tras su viaje americano, estará aplaudiendo (doble contra sencillo) en el discurso que el aspirante a la Moncloa pronunciará en la clausura de la venidera Convención Nacional de Valencia (volquete de medidas y proyectos sectoriales para un eventual Gobierno de Pablo Casado).

El caso es que en Moncloa están encantados porque el culebrón consolida entre los finos analistas el marco mental desfavorable para Casado que hace aparecer a Ayuso como la dirigente del PP que ejerce la verdadera tarea de oposición al Gobierno. Ese marco lo propone Ayuso con su discurso y sus hechos, pero favorece a Sánchez porque encoge el protagonismo de Casado.

Con morbosa aquiescencia de la izquierda, que no quiere perderse el culebrón del PP, la parte derecha del quiosco está sobreexcitada con la supuesta lucha de egos entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Una sobreexcitación deformante del tono en las relaciones de los equipos del líder nacional (Génova) con los de la presidenta de la Comunidad de Madrid (Sol), cuyos máximos responsables hablan a diario con la normalidad propia de su confesada afinidad personal y política.

Pablo Casado Isabel Díaz Ayuso
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