Es noticia
Inmigración: pedradas de ida y vuelta PSOE-PP
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Inmigración: pedradas de ida y vuelta PSOE-PP

Los inmigrantes no son productos comerciales, sino personas que están amparadas por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, incluido el de la movilidad

Foto: Llegan varios migrantes a Gran Canaria. (Europa Press)
Llegan varios migrantes a Gran Canaria. (Europa Press)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Junto a la amnistía, el separatismo fiscal, la corrupción de cercanías y la dispersión de los costaleros de Sánchez, el fenómeno migratorio completa el pentagrama maldito de la política nacional.

De las cinco amenazas a la estabilidad es la más resistente al efecto placebo de relatos voluntaristas (migración circular, devolución en caliente o en frío, ayuda al desarrollo de los países de origen, lucha contra las mafias, etc.). Se explica por el componente telúrico del fenómeno, parecido al que marca la senda unidireccional de las moscas hacia la miel.

Ese componente responde a las mismas leyes de la naturaleza que determinan las tormentas, los terremotos o las erupciones volcánicas. No es el único, pero se impone sobre la desalentadora incapacidad del Gobierno para conciliar una gestión racional del fenómeno con la dimensión humanitaria del mismo.

¿O alguien me va a decir que la mayoría de los inmigrantes ya integrados en nuestro sistema productivo —el reglado y el sumergido— entraron legalmente en España?

Foto: Policía marroquí junto a agentes de la Policía Nacional española. (Getty)

En principio, no al "infierno" de una inmigración descontrolada, como reclama el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Sin olvidar que los inmigrantes no son productos comerciales, sino personas amparadas por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que incluyen en el de la movilidad.

Movilidad para afrontar algo tan inatacable como la supervivencia y el derecho a buscarse la vida dentro y fuera del país de origen. Escrito quede un minuto después de sobrecogerse con este titular en la portada de El Mundo: "Me lancé al agua embarazada de ocho meses para tener a mi hijo en España" (A nado hasta Ceuta el pasado domingo 25 de agosto).

En el aquí y ahora de nuestros desvelos se echa de menos una vía hacia la deseable conciliación de lo racional con lo humanitario en nombre de la paz social y la llamada "razón de Estado". Pero esa vía está cegada porque el fenómeno migratorio se ha convertido en una cancha televisada de confrontación partidista. Y digo partidista. No política, que al fin y al cabo sería la alternativa racional que nos llevaría a estrenar una terapia de Estado en la España de Sánchez y Feijóo.

Es desalentadora la incapacidad del Gobierno para conciliar una gestión racional del fenómeno con la dimensión humanitaria del mismo

En lugar de eso, lo que tenemos es una absurda necesidad de reproche mutuo entre los dos partidos que constituyen los dos pilares de la centralidad (el derecho y el izquierdo). Véase la estúpida guerra terminológica sobre las "devoluciones" que se libró la semana pasada porque el intercambio de pedradas verbales eclipsa, aplaza, ignora, desdeña, la búsqueda concertada de soluciones a un problema de todos.

En malsana tendencia a fabricar diferencias artificiales, el PSOE que gobierna acusó al PP que puede gobernar de plantear "deportaciones masivas", que son ilegales, mientras el presidente del Gobierno apostaba públicamente por las "imprescindibles" devoluciones de quienes entran ilegalmente en España. O sea, exactamente lo mismo, al margen de que la devolución sea o no sea masiva en el número de los devueltos.

Y, ya de paso, me abstengo de comentar esa tontería de Yolanda Díaz, la vicepresidenta que, por marcar diferencias con su socio de Gobierno, declaró que "las devoluciones son de derechas". Del mismo modo que, por marcar diferencias con el PP, Moncloa sigue claveteando la idea de que los de Feijóo marcan el paso de Vox. Por las mismas, el PP necesita seguir acusando a los de Sánchez de no habilitar recursos para resolver el problema.

Y así, unos por otros……

Junto a la amnistía, el separatismo fiscal, la corrupción de cercanías y la dispersión de los costaleros de Sánchez, el fenómeno migratorio completa el pentagrama maldito de la política nacional.

Inmigración Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda