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Al Grano
Por
Feijóo dispara balas de fogueo contra Sánchez
Un eventual gobierno del Partido Popular, a ser posible con sed de centralidad, empieza a verse como el precio inevitable de la regeneración del Partido Socialista. Pero de momento "no toca", dice el líder de la oposición
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Si no han sido utilizadas como analgésico de su dejadez respecto al horizonte carcelario de los matarifes de ETA, no se entienden las prisas de Feijóo. Convocar de urgencia a la Ejecutiva para fijar el mensaje de que "la seña de identidad del PSOE es la corrupción" (¿acaso el PP está libre de pecado?) es disparar balas de fogueo mientras el Gobierno se tambalea tras el devastador informe de la UCO sobre una trama criminal que creció en torno al fontanero mayor de Sánchez y sigue sin perimetrar.
Después de declarar al Gobierno "al borde del colapso", nos hizo creer que preparaba una bomba informativa. Al fin y al cabo, los nubarrones sobre Moncloa y la arruinada credibilidad personal de un Sánchez instalado en la mentira, un eventual gobierno del PP, a ser posible con sed de centralidad, empieza a verse como el precio inevitable o paso previo de la regeneración del PSOE. Pero ahora "eso no toca", dice Feijóo.
Así que, para pedir elecciones generales —como si fuera la primera vez— y anunciar una querella contra el PSOE no hacía falta reunir en domingo a la Ejecutiva del principal partido de la oposición. El PP solo parece interesado en hacerse perdonar su agravio a las asociaciones de víctimas del terrorismo y, de paso, invitarnos a equiparar el destronamiento de Rajoy hace más de seis años y el que imagina para Sánchez. Por la misma razón.
El PP fue condenado como partícipe del caso Gürtel "a título lucrativo". Fue la causa de la caída de Rajoy tras la moción de censura defendida a finales de mayo de 2018 por José Luis Ábalos como telonero del candidato Sánchez. Feijóo espera repetir la jugada con los papeles cambiados, de modo que ahora el PSOE pague también como presunto partícipe a título lucrativo de una trama corrupta. De ahí la querella presentada ante la Audiencia Nacional por "financiación ilegal", junto a cohecho y tráfico de influencias de en la trama Ábalos-Koldo.
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Largo me lo fiais por la vía judicial. Políticamente, Feijóo sigue instalado en la "inviabilidad" de una moción de censura porque no le dan los números. Se limita a tantear las reacciones de quienes encumbraron a Sánchez: la izquierda plurinacional y descolonizadora integrada en el Gobierno, junto a los costaleros independentistas catalanes y vascos. A la espera de que el relato de la UCO sobre el caso Ábalos desborde su umbral de tolerancia con este "agujero negro en el corazón del sanchismo", como ayer titulaba el medio escrito más afín a la Moncloa.
Aunque dicho relato no menciona a Begoña Gómez, en la causa abierta sobre ella en otro Juzgado sí se la relaciona con los empresarios Víctor Aldama y Javier Hidalgo, que a su vez tienen un papel estelar en el contubernio criminal de Ábalos. Y ahí huele a pólvora, si es que lo de Begoña acaba reclamando la aplicación del antídoto de Moncloa contra la corrupción: "contundencia, rapidez y transparencia", ¿O eso no es de aplicación en ningún caso a la esposa del presidente?
Los hechos vienen reñidos con el discurso del "gobierno para rato". La cuenta atrás de Sánchez se acelera por corrupción de cercanías (Ábalos, Begoña, David Sánchez), desconstrucción de Frankenstein, el malestar interno en el PSOE (ruido de barones en vísperas del congreso federal) y la más que probable falta de PGE por pérdida de confianza de la Cámara.
"Contundencia, rapidez y transparencia", ¿O eso no es de aplicación a la esposa del presidente?
Pero la militancia socialista ya no es lo que era. Ni lo volverá a ser si de cara al cónclave del último fin de semana de noviembre no se forma una alternativa a Sánchez. Difícil. La organización se ha desangrado y apenas quedan los forofos: unos 150.000, 45.000 menos de los que había a la llegada de Sánchez. Y el malestar bajo la línea de flotación trazada en la Moncloa ("El que la hace la paga") no se traduce en pedir detalles sobre una trama criminal de kilómetro cero y explicaciones sobre los abucheos a Sánchez en la vía pública.
Si no han sido utilizadas como analgésico de su dejadez respecto al horizonte carcelario de los matarifes de ETA, no se entienden las prisas de Feijóo. Convocar de urgencia a la Ejecutiva para fijar el mensaje de que "la seña de identidad del PSOE es la corrupción" (¿acaso el PP está libre de pecado?) es disparar balas de fogueo mientras el Gobierno se tambalea tras el devastador informe de la UCO sobre una trama criminal que creció en torno al fontanero mayor de Sánchez y sigue sin perimetrar.