Al Grano
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Si Sánchez cae no será por Aldama
Los aliados prefieren un presidente débil, inestable y acosado por la corrupción de cercanías. Así rentabilizan mejor su apoyo y suben el precio de sus asistencias, pero lo necesitan vivo en la Moncloa
Las apelaciones del maestro Ignacio Varela al freudiano principio de realidad, como jarro de agua fría sobre quienes nos dejamos llevar por el deseo, a la espera de acabar siendo mayoría, invitan a relativizar los efectos políticos de la reciente deposición judicial de Víctor Aldama. Al menos en lo referido a una eventual moción de censura del candidato Feijóo si algún socio o aliado de Sánchez tuviera a bien descolgarse de su cuarteado sindicato de costaleros.
El dispensador de "mordidas" al entorno sanchista dispara por elevación. Dos misiles de pólvora mojada. Uno, que su encuentro con Sánchez en un mitin socialista no fue casual, sino a demanda expresa del presidente del Gobierno. Y otro, que Sánchez está en el origen de la irresistible ascensión de Koldo García a la sombra del ministro Ábalos porque fue él (el presidente) quien se lo endosó como asistente personal.
Poco aporta la novedad de que la famosa foto de Sánchez-Aldama fuese a instancias del primero, por agradecer al segundo su trabajo como "conseguidor" en favor de empresas españolas en Latinoamérica. Nada tiene de malo si así fue. Y, con la cesta del pan a rebosar tras el salto al poder en junio de 2018, tampoco era pecado colocar en una nómina oficial a Koldo García por los servicios prestados a la causa del sanchismo emergente tras las primarias de mayo de 2017.
Otra cosa es el sobrevenido contubernio Ábalos-Koldo-Aldama para enriquecerse a costa del dinero público en una trama criminal formada en torno al empresario, que oficiaba de "nexo corruptor" de los viejos amigos de Sánchez. No de Sánchez, que se sepa. Y eso lo debilita, pero no lo tumba. Más bien lo amarra al sillón, pues sus socios y aliados lo prefieren débil, sobre un pedestal inestable y judicialmente acosado por la corrupción de cercanías (Ábalos, por un lado; Begoña, por otro). Así rentabilizan mejor su apoyo, subiendo el precio de sus asistencias, pero manteniéndolo vivo en la Moncloa.
Mala noticia para Feijóo
Ergo, nada de moción de censura por ahora. Y nada de rebelión interna en vísperas de un congreso federal del que va a salir a hombros ¿Y así tres años más?, nos preguntamos quienes nos resistimos a "ver con normalidad la realidad parlamentaria", según el averiado argumento de la ministra-portavoz, Pilar Alegría, tras la caótica negociación entre socios y aliados del Gobierno a cuenta de la reforma fiscal.
Pues, no. No es normal que el Gobierno del Estado dependa de quienes quieren reventar el Estado, que la geometría variable favorezca el mercado negro de la política, que la estabilidad política se negocie en Suiza con un prófugo de la Justicia, que el separatismo fiscal de Cataluña o la excarcelación de etarras puedan ser canjeables por el sillón de la Generalitat o la aprobación de unos PGE, que un ministro, un fiscal general y la propia esposa del presidente del Gobierno están bajo sospecha de conductas delictivas.
Nada de moción de censura por ahora. Ni de rebelión interna en vísperas de un congreso socialista del que Sánchez va a salir a hombros
¿Por dónde puede quebrarse el vigente 178-172 favorable a Sánchez? ¿Un accidente en la geometría variable? ¿Cambio de bando de la derecha nacionalista (Junts y PNV)? ¿Un nuevo episodio depresivo en la magullada sensibilidad de Sánchez frente al atrevimiento de jueces y periodistas contra su esposa, que es una profesional "honesta, seria y responsable"?
Lo que no va a tumbar a Sánchez es el volquete de gravísimas acusaciones de Aldama por supuestas "mordidas" en la familia política del sanchismo, aunque puede activar el brazo judicial y el brazo político del pueblo soberano contra la inmoralidad en la vida pública.
Las apelaciones del maestro Ignacio Varela al freudiano principio de realidad, como jarro de agua fría sobre quienes nos dejamos llevar por el deseo, a la espera de acabar siendo mayoría, invitan a relativizar los efectos políticos de la reciente deposición judicial de Víctor Aldama. Al menos en lo referido a una eventual moción de censura del candidato Feijóo si algún socio o aliado de Sánchez tuviera a bien descolgarse de su cuarteado sindicato de costaleros.
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