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Fernando Matres

El Zaguán

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El repentino interés por el Parque Nacional obedece a la cercanía de las elecciones y deja ver mentiras, medias verdades y falsos mitos sobre Europa

Foto: El entorno de Doñana en el término municipal de Almonte. (EFE/David Arjona)
El entorno de Doñana en el término municipal de Almonte. (EFE/David Arjona)
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Sin necesidad de que ningún candidato se presente por Doñana, el Parque Nacional ha acaparado el protagonismo del debate político nacional, hasta el punto de que ya parecen historias de un lejano pasado la ley del sólo sí es sí, el problema de la vivienda o las cuentas de Sumar. Pero, desengáñese, este repentino interés no tiene nada que ver con el futuro del riquísimo espacio natural protegido, sino más bien con el presente de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

El PSOE ha olido en la proposición de ley de regadíos la posibilidad de darle una patada al líder popular en el culo de Juanma Moreno y, de paso, enmascarar las miserias propias en este asunto. Y se está empleando a fondo en ello. Doñana es hoy el vinagre de Módena en el gastrobar, el vídeo viral que te recuerda en cada scroll que lo primero de todo es cómo están los máquinas. Parafraseando la célebre cita de Arrigo Sacchi sobre el fútbol, Doñana es la cosa más importante de entre todas las cosas menos importantes de la vida.

Foto: Aspecto actual de la laguna de Santa Olalla, la mayor de las lagunas permanentes de Doñana. (Reuters/CSIC)

Pedro Sánchez se ha disfrazado de Joaquín Araújo, cuando hasta la fecha lo único que le interesaba de Doñana era tomarse las uvas con su familia en el Palacio de las Marismillas. La cercanía del 28M le ha convertido en Gundisalvo, ese candidato populista creado por el genio Antonio Mingote al que los medios le traían sin cuidado siempre que se garantizara el fin de perpetuarse en el poder. Como retrataba aquella recordada viñeta del cartel electoral “Vote a Gundisalvo. ¿A usted qué más le da, hombre?”.

Tanto es así que la maquinaria de la Moncloa no ha dudado en utilizar para ello un variado catálogo de mentiras, medias verdades y falsos mitos sobre Europa. El viejo dicho ya advierte que no creas nada de lo que oigas y sólo la mitad de lo que veas. Si se trata de política, incluso hay que revisar a la baja los porcentajes.

Porque la primera mentira importante es que la gran preocupación de Europa sobre Doñana es que se cumplan los términos de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) del 24 de junio de 2021 y no una proposición de ley que ni siquiera está aprobada. La polvareda levantada por ésta ha sido provocada, igual que los caballos y los bueyes hacen en los arenales de Doñana caminito del Rocío.

Foto: Agricultores celebran en el Parlamento la tramitación de la ley de cultivos del entorno de Doñana. (EFE / José Manuel Vidal)

Y esa sentencia responde a un expediente abierto durante el Gobierno andaluz de Susana Díaz que finalizó con una condena a España, ya con Pedro Sánchez en el Gobierno central, por “ignorar las extracciones de agua ilegales y las destinadas al abastecimiento urbano en la estimación de las extracciones de agua subterránea de la comarca de Doñana”.

Aquí se encuentra una de las claves, porque en Bruselas se habla de la creciente posibilidad de que se produzca una segunda multa de la Comisión Europea a España por contravenir la legislación europea en materia de gestión del agua por otros motivos. Y el Gobierno de Sánchez podría aprovechar para intentar trasladar la culpa a la Junta de Andalucía aprovechando que el Guadalquivir pasa por Doñana.

En cuanto a medias verdades, destaca una en el argumentario que reciben los altos cargos socialistas y que habla del “varapalo” dado a la Junta en el comunicado de la Comisión Europea. Cierto es que Bruselas afirma que está “profundamente preocupada”, pero también lo es que el resto de afirmaciones están realizadas en condicional. Así, dice que la proposición de ley “podría degradar el humedal protegido”. Jamás asegura que contravenga la ley y su gran interés es que no vaya en contra del sentido de la referida sentencia, pero ni siquiera realiza un apercibimiento.

Foto: Las marismas de Doñana. (EFE/Julián Pérez)

A esto hay que sumar algo que ha sorprendido mucho, y es la urgencia que se ha dado la Comisión Europea en contestar a una pregunta parlamentaria sobre el asunto realizada por los socialistas. Digamos que las prisas no suelen ser habituales en los plazos administrativos, menos aún en las instituciones europeas, por lo que ha llamado la atención que una respuesta que habitualmente suele tardar dos meses, un mes o tres semanas en el mejor de los casos, en esta ocasión se haya producido en 72 horas.

La lentitud de la maquinaria burocrática europea es uno de los mitos que se ha visto cuestionado en el tema de Doñana. Aunque en esta celeridad hay quien ve la mano del hijo de Luis Planas, que trabaja como asesor en el gabinete de la directora general de Medio Ambiente de la Comisión Europea. La respuesta, no obstante, tampoco es contundente y se limita a preguntar al Gobierno de España si se ha asegurado de que el plan de mejora del regadío “no producirá efectos perjudiciales para la integridad de los espacios protegidos”.

Todo hace indicar que el PSOE está utilizando como comodín la alarmista frase de “Europa amenaza” como los publicistas de los años 80

Una clave decisiva es que, como sostiene la ministra Teresa Ribera, Europa puede no ser manipulable ante las posibles presiones que denuncia el PP, pero su postura real sobre Doñana no es ni mucho menos la versión apocalíptica que traslada el PSOE. El consejero de Medio Ambiente andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, aseguró al comisario europeo, Virginius Sinkevicius, que la proposición de ley no afecta a la sentencia al tratarse de aguas superficiales. El lituano le replicó que si eran aguas superficiales de la misma cuenca hidrográfica le afectaba igualmente, y el consejero de la Junta pareció tranquilizarle al dejarle claro que se trataba de otra cuenca hidrográfica diferente.

Todo hace indicar que el PSOE está utilizando como comodín la alarmista frase de “Europa amenaza” como los publicistas de los años 80 otorgaban propiedades superiores a los productos colocándoles el rótulo de “anunciado en televisión”.

Sin necesidad de que ningún candidato se presente por Doñana, el Parque Nacional ha acaparado el protagonismo del debate político nacional, hasta el punto de que ya parecen historias de un lejano pasado la ley del sólo sí es sí, el problema de la vivienda o las cuentas de Sumar. Pero, desengáñese, este repentino interés no tiene nada que ver con el futuro del riquísimo espacio natural protegido, sino más bien con el presente de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

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