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Cero en lealtad institucional, diez en oposición
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Fernando Matres

El Zaguán

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Cero en lealtad institucional, diez en oposición

El golpe de efecto de María Jesús Montero con el Algarrobico inaugura un tiempo nuevo de desgaste a Juanma Moreno: adiós al pescado en blanco, hola a la agresividad

Foto: Montero, durante su intervención el pasado lunes para anunciar que el Estado expropiará la parte que le corresponde de la parcela del Algarrobico. (EP/Marian León)
Montero, durante su intervención el pasado lunes para anunciar que el Estado expropiará la parte que le corresponde de la parcela del Algarrobico. (EP/Marian León)
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“Hoy es el Día de la Marmota… otra vez”. Los periodistas andaluces, y aquellos ciudadanos que sigan con interés la actualidad informativa, se sentirán en más de una ocasión como Phil Connors, aquel meteorólogo que interpretaba Bill Murray en la película Atrapado en el tiempo. Igual que en una maldición, se veía obligado a vivir una y otra vez la misma jornada, en la que se iban repitiendo idénticos acontecimientos. Ocurre con la financiación autonómica, con las polémicas en los homenajes a Blas Infante, con las “mareas”, la blanca y la verde, y sobre todo con el Algarrobico, un tema que lleva 20 años ocupando espacio en los diarios y minutos en la radio y la televisión sin que jamás llegue una solución.

El nuevo episodio sobre el simbólico hotel a medio construir en la costa de Almería, dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, lo empezó a escribir el pasado lunes María Jesús Montero, al anunciar de manera sorprendente sobre el terreno que el Gobierno iba a aprobar un acuerdo para declarar de utilidad pública parte de las parcelas sobre la que se asienta, como paso previo a su demolición. Por si no tuviera suficientes cargos en su tarjeta de visita (vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE y secretaria general del PSOE andaluz), se añadió en la práctica un par de ellos más, el de ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, de quien dependen esas competencias, y el de portavoz del Gobierno, puesto que avanzó la decisión que tomaría el Consejo de Ministros un día después.

Y, todo ello, para dar un golpe de efecto en su recién estrenada labor de oposición a Juanma Moreno y, de paso, eclipsar el anuncio del presidente de la Junta de Andalucía de la compra de unos nuevos terrenos para ampliar en 8.700 hectáreas los humedales del Parque Nacional de Doñana. La reconquista de San Telmo pasa por arrebatar al PP diferentes banderas de las que se ha apropiado (crecimiento económico, estabilidad, moderación, andalucismo, sensibilidad social…) y parece que ha comenzado por la de la denominada “revolución verde”.

El hotel del Algarrobico siempre ha sido un símbolo de la especulación urbanística, aunque sin duda también lo es de muchos de los principales males que aquejan a la clase política: promesas incumplidas, inacción, incapacidad para el consenso y la colaboración institucional, doble rasero cuando gobiernas o estás en la oposición… Dos décadas de recurrentes anuncios sobre soluciones al problema sin que jamás se haya dado un paso definitivo, para que el tema vuelva a estar ahora de actualidad por otro compromiso de difícil ejecución.

Foto: María Jesús Montero, frente al hotel de la playa del Algarrobico. (Europa Press/Marian León)

Porque más allá de la astuta maniobra mediática de Montero, la medida aprobada por el Consejo de Ministros difícilmente puede arreglar la cuestión. De entrada, porque el Gobierno central solo va a declarar de utilidad pública la parte de la parcela de su competencia, y depende de que la Junta haga lo propio con el resto. Y además porque el camino de la expropiación ya se ha demostrado en este largo proceso que no es efectivo, puesto que genera una batalla judicial que se eterniza.

Y es que en este largo episodio ninguna de las partes puede presumir de haber conseguido el objetivo. Ni el Gobierno central ni la Junta de Andalucía han sido capaces de cumplir con los compromisos, ni el Ayuntamiento de Carboneras ha hecho efectiva la orden de anular la licencia y las diferentes instancias judiciales han transmitido una imagen de confusión al fallar una cosa y la contraria, creando un bucle infinito. El colmo del despropósito se produce en 2011, cuando las administraciones central y autonómica, ambas gobernadas por el PSOE, firmaron un convenio en el que se acordaba la demolición del edificio y la restauración de la zona, pero jamás se desarrolló.

El camino más sencillo parece seguir ahondando en lo acordado en la última Comisión mixta, en la que Gobierno central y Junta coincidieron en anular la licencia primero y afrontar la demolición después. Ahora, sin aviso ni diálogo previos, Montero se ha desmarcado de ello. Un cero en lealtad institucional, un diez en oposición efectiva. En menos de un mes, ha conseguido algo que Juan Espadas ni siquiera rozó en tres años y medio: poner nervioso al Gobierno andaluz. Aunque en este caso sea con el truco ventajoso de utilizar los resortes del Estado…

Foto: Hotel ilegal El Algarrobico, a pie de playa y en pleno parque natural Cabo de Gata-Níjar. (Greenpeace) Opinión

Al margen de que la historia del Algarrobico es el cuento de nunca acabar, la principal conclusión que puede extraerse de esta maniobra es que la oposición en Andalucía ha cambiado y los días ya no van a ser tan plácidos para Juanma Moreno. El carácter moderado y poco dado a elevar el tono de Juan Espadas, necesario siempre y más en esta política actual, hasta ahora había hecho tanto daño al Gobierno andaluz como el pescado en blanco, por lo que ha dejado paso al perfil agresivo, incluso faltón a veces, de María Jesús Montero, aderezado con un colmillo afilado de muchas batallas libradas (y ganadas) en la política. Aunque jugar al límite, cuando además simultaneas varios puestos, siempre tiene el riesgo de pasarse de frenada. Por ejemplo, el revuelo creado como ministra por no ajustar el IRPF a la subida del salario mínimo puede afectar a su imagen de candidata.

Le toca mover pieza a Juanma Moreno y será muy interesante ver cómo reacciona a este nuevo escenario alguien que hasta ahora ha sabido eludir los conflictos, con los ajenos y también con los propios, con una figura de moderación, diálogo e institucionalidad. Su intención parece delegar el “juego sucio” en otros perfiles más guerreros de su Gobierno y su partido, aunque será complicado esquivar el cuerpo a cuerpo permanentemente con quien aspira a arrebatarte la presidencia. ¿Y los andaluces, preferirán el modelo de Doñana basado en el acuerdo o el nuevo del Algarrobico centrado en la confrontación?

“Hoy es el Día de la Marmota… otra vez”. Los periodistas andaluces, y aquellos ciudadanos que sigan con interés la actualidad informativa, se sentirán en más de una ocasión como Phil Connors, aquel meteorólogo que interpretaba Bill Murray en la película Atrapado en el tiempo. Igual que en una maldición, se veía obligado a vivir una y otra vez la misma jornada, en la que se iban repitiendo idénticos acontecimientos. Ocurre con la financiación autonómica, con las polémicas en los homenajes a Blas Infante, con las “mareas”, la blanca y la verde, y sobre todo con el Algarrobico, un tema que lleva 20 años ocupando espacio en los diarios y minutos en la radio y la televisión sin que jamás llegue una solución.

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