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Por qué hay que demoler El Algarrobico de una maldita vez
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Jose Luis Gallego

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Por qué hay que demoler El Algarrobico de una maldita vez

Tras más de veinte años de sentencias judiciales incumplidas, la decisión del Consejo de Ministros de expropiar los terrenos puede poner fin a la pesadilla. La pelota está en el tejado de la Junta de Andalucía

Foto: Hotel ilegal El Algarrobico, a pie de playa y en pleno parque natural Cabo de Gata-Níjar. (Greenpeace)
Hotel ilegal El Algarrobico, a pie de playa y en pleno parque natural Cabo de Gata-Níjar. (Greenpeace)

Eterno candidato a ser declarado parque nacional por sus excepcionales valores naturales, geológicos y culturales, el actual parque natural marítimo terrestre Cabo de Gata-Níjar, en Almería, es uno de los espacios naturales más singulares y valiosos de la península ibérica: Entre otros reconocimientos internacionales es sitio Ramsar, la lista que agrupa a los humedales de mayor importancia internacional, forma parte de la Red Natura 2000 de la Unión Europea y en 1997 fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.

Basta con acercarse hasta allí para comprender todos esos méritos y reconocimientos. Calas secretas de roca volcánica y agua mineral, playas vírgenes rodeadas de dunas donde crían las tortugas marinas. Parajes desérticos en los que crecen joyas botánicas como el palmito, la única palmera europea, el chumberillo, el único cactus del continente, o el singular azufaifo, un endemismo del litoral mediterráneo.

Acantilados donde cada puesta de sol es una obra de arte, senderos que recorren suaves lomas con olor a herboristería, donde cantan alondras, escribanos y currucas. Y una variada y accesible fauna entre la que destacan, además de conejos (a centenares, correteando por todas partes) aves acuáticas de toda clase, lagartos, tejones, camaleones, tortugas moras, zorros. Eso sin hablar de la gran biodiversidad marina que acogen sus hábitats subacuáticos, entre la que destacan las extensas praderas de posidonia: de las mejor conservadas en todo el Mediterráneo.

Foto: Complejo turístico Marina Isla de Valdecañas, en Cáceres Opinión

Si a todo ello sumamos el alto valor de su patrimonio histórico, cultural y gastronómico, la belleza de sus pueblos, la bondad de su clima o la hospitalidad de sus habitantes, no es de extrañar que este rincón de Andalucía figure entre los principales destinos turísticos de naturaleza y descanso de nuestro país. Por eso resulta tan sorprendente que, en mitad de semejante paraíso natural, sobre la arena de una de sus más famosas playas vírgenes, alguien consiguiera los permisos necesarios para levantar una de las mayores aberraciones urbanísticas perpetradas en nuestro litoral: el hotel ilegal de El Algarrobico, la gran reliquia de los años del pelotazo ladrillero.

Un espanto en el paraíso

Los visitantes que toman la carretera que sube desde Carboneras hacia Mojácar no pueden evitar mirar hacia la derecha para contemplar las vistas. Por eso es normal que los miradores estén hasta los topes. Los primeros comentarios de la gente son de deleite ante las vistas: las últimas lomas de La Cabrera, en la desembocadura del río, se desparraman frente al mar creando la alargada Playa del Algarrobico.

Sin embargo al centrar la mirada en la playa no dan crédito a lo que observan, y empiezan a surgir gritos de incredulidad y espanto. ‘Oh My God’, repiten una y otra vez los sorprendidos turistas extranjeros al observar la gigantesca mole destartalada del hotel en mitad de la arena, a escasos metros de las olas.

El oxidado y resquebrajado edificio de El Algarrobico ha pasado a convertirse en el mayor monumento al pelotazo urbanístico del litoral español. Un absurdo disparate arquitectónico de 20 plantas y 400 habitaciones que, deshabitado y ruinoso, sigue a pie de ola en pleno parque natural, para sorpresa de foráneos y vergüenza de nacionales.

placeholder Activistas de Greenpeace exigiendo la demolición de El Algarrobico. (EFE/Pedro Mestre)
Activistas de Greenpeace exigiendo la demolición de El Algarrobico. (EFE/Pedro Mestre)

Resulta increíble que a pesar de las numerosas sentencias de los tribunales ordenando su derribo, incluidos los de las más altas instancias, tras más de veinte años de declaraciones políticas prometiendo demolerlo y ante el clamor unánime de las organizaciones sociales exigiendo que desaparezca del paisaje, esa gigantesca mole de cemento a medio construir, ese leviatán de hormigón rodeado de zanjas y coronado de grúas oxidadas, siga alzado sobre la arena a escasos metros del agua como un enorme buque fantasma que se hubiera empotrado contra el acantilado.

Una de las organizaciones que más ha batallado por su derribo dentro y fuera de los tribunales ha sido Greenpeace, que el año pasado denunció el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo. Por eso no han dudado en calificar de ‘hito histórico’ que el Gobierno vaya a iniciar ahora los trámites para expropiar parte del terreno sobre el que se levanta el hotel ilegal.

Efectivamente, tal y como anunció ayer la Vicepresidenta Primera y Ministra de Hacienda María Jesús Montero, el Consejo de Ministros ha aprobado designar de utilidad pública las parcelas en las que se ubica el hotel ilegal e iniciar los trámites para expropiar definitivamente los terrenos y bienes que están dentro del espacio público marítimo-terrestre, a fin de proceder a su demolición y a la restauración del paraje. Unas obras que, como anunciaba ayer la vicepresidenta a pie de playa, podrían empezar en un plazo de cinco meses y cuyo coste asumirá enteramente el Gobierno central.

placeholder La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en El Algarrobico. (Europa Press/M. León)
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en El Algarrobico. (Europa Press/M. León)

En cualquier caso el Gobierno ha recordado que solo una parte de la finca sobre la que se ubica el hotel se encuentra dentro del dominio público de costas, es decir el que se extiende cien metros tierra adentro desde el mar y donde el Gobierno puede actuar. El resto de la finca se adentra más allá de ese límite, por lo que es a la comunidad autónoma a quien corresponde actuar sobre esa parte del terreno.

Con esta acción, si la Junta de Andalucía hace lo mismo con los suelos que son de su competencia, estaríamos ante el punto y final para lo que desde Greenpeace no dudan en calificar como “uno de los mayores atentados medioambientales perpetrados en nuestras costas”.

No echemos las campanas al vuelo

Otra de las organizaciones que ha llevado a cabo más acciones para exigir el derribo del hotel ilegal es Ecologistas en Acción. Pese a reconocer que la noticia abre nuevas esperanzas para acabar con esta pesadilla urbanística, reconocen que el proceso no va a ser fácil y que podría demorarse más de lo previsto. Y es que como recuerdan desde esta oenegé y otras de carácter local, el ayuntamiento de Carboneras no ha acatado ninguna de las decisiones judiciales dictadas hasta la fecha, no ha modificado su plan de urbanismo donde los terrenos siguen figurando como urbanizables (el hotel ilegal está literalmente sobre la arena, a escasos metros del agua) ni ha anulado la licencia de obras

Foto: Greenpeace pide que se ejecute el fallo que obliga a revisar la licencia de El Algarrobico. (EFE/Carlos Barba)

Desde WWF hacen un llamamiento a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de Carboneras para que “colaboren a restituir lo que es público y pertenece a todos los ciudadanos” y felicitan tanto al Ministerio por su decisión como a Greenpeace y Ecologistas en Acción por la gran labor de denuncia llevada a cabo en estos veinte largos años.

Sin embargo, desde la organización conservacionista, alertan que El Algarrobico no es un caso aislado, y que existen “muchos otros algarrobicos” en el litoral español, como el hotel Oliva Beach, en Fuerteventura, o el Cuna del Alma, en Tenerife, que esperan la acción reparadora de la justicia. Asimismo hacen un llamamiento para que, en un momento en el que la especulación urbanística parece renacer y se proponen numerosos proyectos urbanísticos en puntos muy sensibles de la costa, este anuncio del Gobierno sirva de “aviso para navegantes”.

La decisión del Gobierno llega tarde, muy tarde, pero llega al fin. Si la Junta de Andalucía la respalda, lograríamos acabar con el viejo lema del 'construye, que algo queda', acuñado durante la burbuja inmobiliaria y que tantas cicatrices dejó en nuestros pasiajes. Como concluyen desde Greenpeace “El Algarrobico debería haber pasado a la historia hace mucho tiempo y los responsables deberían pagar por los daños y restaurar el ecosistema que existía en estos terrenos protegidos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar: un lugar que nunca debería haber sido urbanizado”.

Eterno candidato a ser declarado parque nacional por sus excepcionales valores naturales, geológicos y culturales, el actual parque natural marítimo terrestre Cabo de Gata-Níjar, en Almería, es uno de los espacios naturales más singulares y valiosos de la península ibérica: Entre otros reconocimientos internacionales es sitio Ramsar, la lista que agrupa a los humedales de mayor importancia internacional, forma parte de la Red Natura 2000 de la Unión Europea y en 1997 fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.

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