Es noticia
De premios, abrazos y canciones
  1. España
  2. Andalucía
María José Caldero

Los lirios de Astarté

Por

De premios, abrazos y canciones

Me pregunto si alguien les habrá explicado a los componentes de Morat que el semicírculo regionalista que diseñó el arquitecto sevillano Aníbal González para la Plaza de España simula un simbólico abrazo

Foto: La Plaza de España de Sevilla se engalanó para la semana de los Latin Grammy. (EFE)
La Plaza de España de Sevilla se engalanó para la semana de los Latin Grammy. (EFE)

"Sabiendo que tus besos matan, moriré de amor", mi terapeuta me haría escribir un comentario de texto sobre una canción de Morat en su misión de bajarme del tren del amor romántico. Reflexiono sobre ello mientras se ultiman los preparativos para el concierto de los colombianos en la Plaza de España de Sevilla con motivo de la celebración de los Premios Grammy Latinos, acontecimiento que ha tenido a la ciudad tomada por organizadores y promotores afanados en organizar fiestas de cotizadísimos selfies.

Me pregunto si alguien les habrá explicado a los componentes de Morat que el enorme semicírculo regionalista que diseñó hace cien años el arquitecto sevillano Aníbal González para la Plaza de España simula un simbólico abrazo orientado hacia el río que, durante siglos, vinculó a dos mundos descubriéndose mutuamente. Una plaza que el pintor gibraltareño Gustavo Bacarisas llevó al cartel anunciador de la Exposición Iberoamericana de 1929 como emblema y centro neurálgico de un evento que encerraba mucha política pero que, en cierto modo, no dejaba de ahondar en los lazos que nos unen con América desde hace quinientos años.

Andalucía, puerta hacia las Indias, protagonista de una conquista que dejó una profunda huella en tierras americanas de la mano de andaluces que se embarcaron hacia el Nuevo Mundo en busca de fortuna, de negocios, de aventuras. Este fluir de vidas a un lado y al otro, abrió un canal de comunicación a través del Atlántico por el que navegaban galeones cargados con mercaderías con destino a América. Y, entre ellas, el arte y las devociones.

"Te daré todo lo que me pidas, yo por ti daría mi vida" canta Carlos Baute en un centro comercial de Sevilla y me pregunto si sabrá el venezolano que la devoción a la Divina Pastora de Barquisimeto, la más popular de su país y una de las procesiones más extraordinarias del mundo hispano, (llega a congregar a más de dos millones de personas), tiene su origen en el convento sevillano de Capuchinos, donde un fraile soñó con la Virgen como pastora de un rebaño, encargando al pintor Alonso Miguel de Tovar que trasladara a un lienzo aquella ensoñación y, posteriormente, al escultor utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón la primera escultura de la Divina Pastora de bulto redondo.

Foto: Concierto previo de Beret en Málaga con motivo de los Latin Grammy. (Álex Zea/Europa Press)

Ruiz Gijón había tallado en 1682 el último gran crucificado del barroco español, el Santísimo Cristo de la Expiración, el Cachorro, causando tal impacto la portentosa imagen a través de los siglos que, en una iglesia de la ciudad colombiana de Popayán, hay una réplica del crucificado realizada en la década de 1960 por el escultor aragonés José Asensio Lamiel en los sótanos de la embajada de España en Colombia. La Divina Pastora y el Cachorro como embajadores andaluces en esta América latina que conquista las listas de reproducción de las apps musicales.

"Yo no me puedo arrancar ni un pedazo de ti, mi vida tiene sentido si tú estás aquí" no pasaría el filtro de amor sano de mi terapeuta, pero lo canta bonito la peruana Daniela Darcourt, candidata al mejor álbum de salsa en los Grammy. Me pregunto si Daniela sabe que en Lima, la Ciudad de los Reyes con su centro histórico de belleza arrebatadora, terminaban gran parte de los cuadros pintados por el obrador de Zurbarán, extremeño, como el fundador de la ciudad limeña. Zurbarán será el pintor con mayor influencia en la pintura virreinal en Perú.

placeholder Morat tocando en Sevilla. (Joaquín Corchero /Europa Press)
Morat tocando en Sevilla. (Joaquín Corchero /Europa Press)

Los históricos monasterios limeños de la Encarnación y del Prado, reúnen una importante colección de obras de Zurbarán o de su obrador, concebido a modo de "fábrica" de la que salían cientos de santos, vírgenes y crucificados embalados y embarcados desde Sevilla en travesías hacia el Nuevo Mundo con destino a comunidades religiosas para ser utilizados como instrumentos de devoción y evangelización. No solo tuvieron un fin religioso estos lienzos, la sociedad novohispana también ansiaba decorar sus salones con pinturas que recreaban los gustos y modos del arte español de la época y el estilo de hondo calado emocional de Zurbarán caló y contribuyó a forjar la sensibilidad estética de los comitentes americanos.

No le daba la vida al de Fuente de Cantos para cumplir tanto encargo y se hizo con una red de oficiales que le ayudaron a realizar las más de mil trescientas nueve obras documentadas que llegaron a los puertos de San Felipe de Portobelo, Cartagena y Vera Cruz. Dos mundos entrelazados con los hilos de vestidos de santas zurbaranescas.

Foto: 'El arcángel san Miguel venciendo al demonio' de Luisa Roldán. (EFE/Fernando Villar) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
La niña de sus ojos
María José Caldero

Tejiendo aquellos lazos también se encontraban aquellos españoles que, llegados a América y queriendo trasladar allí parte de sus orígenes, encargan construcciones neoárabes inspiradas en la cultura andalusí. Y de esta forma, encontramos indicios alhambrescos en el salón del Palacio Portales de Cochabamba, en Bolivia. Otros monumentos que servirán de inspiración para construir plazas de toros, salones de té, palacios, mansiones privadas, o instituciones públicas, fueron la Giralda y la Mezquita de Córdoba, cuyas trazas aparecen en la Ciudad de los Niños de Gonnet, una localidad del partido de La Plata, en Argentina.

"Quiero vivir dos veces para poder olvidarte" me canta al oído el argentino Calamaro, que no está nominado a ningún Grammy, pero al que le doy el premio al mejor director de la banda sonora de mi vida.

Y entre premios, crónicas periodísticas y canciones que cuentan historias de desamor, se va desmontando el escenario de una plaza centenaria que sigue abrazando la tierra al otro lado del océano.

"Sabiendo que tus besos matan, moriré de amor", mi terapeuta me haría escribir un comentario de texto sobre una canción de Morat en su misión de bajarme del tren del amor romántico. Reflexiono sobre ello mientras se ultiman los preparativos para el concierto de los colombianos en la Plaza de España de Sevilla con motivo de la celebración de los Premios Grammy Latinos, acontecimiento que ha tenido a la ciudad tomada por organizadores y promotores afanados en organizar fiestas de cotizadísimos selfies.

Noticias de Andalucía