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El plan de Colau para revalidar la alcaldía y hundir Barcelona
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Nacho Cardero

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El plan de Colau para revalidar la alcaldía y hundir Barcelona

Los analistas barruntaban que la pretensión de Colau era arribar al Gobierno central de la mano de Yolanda Díaz en una especie de huida hacia delante tipo Bonnie and Clyde, pero parece ser que finalmente no va a ser así

Foto: Manifestación contra la gestión de Ada Colau. (Joan Mateu Parra)
Manifestación contra la gestión de Ada Colau. (Joan Mateu Parra)
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Dice Ada Colau que los responsables de que cuatro miembros de una misma familia (entre ellos, un niño de tres años y un bebé) hayan perdido la vida por un incendio en el local ocupado en el que vivían de Barcelona, antaño sucursal de Evo, son los bancos. Carga contra las entidades financieras porque tienen locales vacíos y se “desentienden”. En traducción del podemita catalán al castellano: la reina de la ‘okupación’ culpa a los bancos de que los sin techo a los que ella prometió una casa digna mueran en una infravivienda en su ciudad. A día de hoy, que se sepa, sigue siendo alcaldesa de Barcelona. Y no solo eso. Tiene pinta de que va a seguir siéndolo durante mucho tiempo.

Llueve sobre mojado. No es la primera vez que nos enfrentamos a un suceso luctuoso de estas características, pero ella, defensora de los desahuciados a los que aconseja ocupar, se las apaña siempre para encontrar al chivo expiatorio perfecto, una excusa para ocultar sus propios errores, para evitar hacer autocrítica y reconocer que su discurso, el que la llevó al poder, se ha demostrado errado y, sobre todo, inútil. Se sacude las críticas como si no fueran con ella. Los culpables son esos inversores inmobiliarios que se camuflan entre fondos buitre y socimis, responsables de la especulación y la pobreza mundial.

Los datos la sitúan como la comunidad líder en España, con 6.647 ocupaciones ilegales, por delante de Andalucía y Madrid

Mientras tanto, Cataluña ostenta el dudoso título de ‘paraíso okupa’. Los datos del Ministerio del Interior la sitúan como la comunidad líder en España, con 6.647 ocupaciones ilegales, por delante de Andalucía, con 2.372 casos, y Madrid, con 1.316. No parece que la ley antidesahucios que está tramitando el Parlament vaya a revertir la situación.

Todo ello explica por qué los promotores se muestran reacios a poner en marcha una sola iniciativa en la capital catalana. Porque no se fían de tanto intervencionismo. Como muestra, un botón: la modificación del Plan General Metropolitano que Colau sacó adelante en diciembre de 2018 y obligaba a una reserva del 30% para vivienda protegida en todas las promociones o grandes reformas de más de 600 metros cuadrados, experimento que ha servido de modelo al Gobierno central en una clara podemización de sus políticas y que supone un claro elemento disuasorio para los inversores.

placeholder Enfrentamiento entre simpatizantes de una okupación y Mossos. (EFE)
Enfrentamiento entre simpatizantes de una okupación y Mossos. (EFE)

De aquellos barros vienen luego declaraciones como las de Antonio Catalán, un hotelero de los que saben por dónde sopla el viento: “No invertimos en hoteles en Barcelona porque la gestión de la alcaldesa nos parece dantesca. [...]. Madrid es una ciudad europea y Barcelona es un absoluto desastre”. Lo dice alguien que desayuna día sí y día también con los gerifaltes de Marriott, el gigante de los hoteles de lujo con sede en Maryland.

La alcaldesa Ada Colau es una persona contumaz donde las haya cuando se trata de aplicar políticas de decrecimiento y socavar el prestigio de la capital. Basta con recordar la banalidad con la que arrostró la salida de las sedes sociales de la ciudad, o su oposición a la ampliación de El Prat y a permitir un hotel Four Season que diera brío a la ciudad o, más recientemente, el veto a la construcción del Museo Hermitage en los terrenos del Puerto de Barcelona. La lista de agravios no parece terminarse nunca.

La alcaldesa es una persona contumaz donde las haya cuando se trata de aplicar políticas de decrecimiento y socavar el prestigio de la capital

Barcelona fue una de las capitales que mayor desplome económico sufrió durante el confinamiento y una de las que más lentamente está emprendiendo el camino de la recuperación, tal y como ha denunciado el Cercle d’Economia. Aun así, el respaldo popular a la alcaldesa se mantiene intacto. Es uno de esos ‘muertos políticos’ que goza de una magnífica salud de hierro. ¿Cómo es posible?, se preguntarán. Muy sencillo. Al contrario que sus adversarios, ella tiene un plan. Calamitoso, pero plan al fin y al cabo.

Lo que diferencia a Colau del resto de candidatos en Barcelona es que cuenta con un proyecto para la ciudad, un proyecto a lo Greta Thunberg, de funcionarios que van a trabajar en bicicleta y acaban su jornada a las tres, pero también un proyecto ‘business enemy’, donde el dinero se ve como algo sospechoso, un proyecto que exhibe una ciudad antipática para los de fuera, sean o no turistas, un proyecto que no solo ha dejado de crecer, sino que decrece, un proyecto que, con todo y con eso, tiene su base electoral. La realidad es así: mucho barcelonés quiere vivir sin ruido, sin humo, sin empresas e incluso sin gente.

Foto: Un comercio cerrado en el centro de Barcelona. (Joan Mateu Parra)
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Marcos Lamelas. Barcelona Javier G. Jorrín Fernando Anido

Los analistas barruntaban que la pretensión de Colau era arribar al Gobierno Central de la mano de Yolanda Díaz en una especie de huida hacia delante tipo Bonnie and Clyde, pero parece ser que finalmente no va a ser así, que va a tratar de revalidar mandato por tercera vez en la alcaldía cual ave fénix redivivo, en palabras de Marcos Lamelas.

A falta de un candidato del partido socialista competitivo que pudiera arrebatarle el cetro, que no es el caso de Collboni, el futuro de Barcelona solo pasa por la mayoría de los comunes. Colau no cuenta con rivales de peso que le hagan la oposición, salvo mínimamente Elsa Artadi. El resto, véase Cs y PP, suspenden por incomparecencia, igual que Valls, desaparecido del mapa, como era de esperar. Colau vino a cambiarlo todo y finalmente puede que lo consiga. Que Dios pille confesados a los barceloneses.

Dice Ada Colau que los responsables de que cuatro miembros de una misma familia (entre ellos, un niño de tres años y un bebé) hayan perdido la vida por un incendio en el local ocupado en el que vivían de Barcelona, antaño sucursal de Evo, son los bancos. Carga contra las entidades financieras porque tienen locales vacíos y se “desentienden”. En traducción del podemita catalán al castellano: la reina de la ‘okupación’ culpa a los bancos de que los sin techo a los que ella prometió una casa digna mueran en una infravivienda en su ciudad. A día de hoy, que se sepa, sigue siendo alcaldesa de Barcelona. Y no solo eso. Tiene pinta de que va a seguir siéndolo durante mucho tiempo.

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