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¿Habrá duelo Ximo Puig vs. Carlos Mazón o campaña multicolor? Pregunte tras el verano
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Víctor Romero

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¿Habrá duelo Ximo Puig vs. Carlos Mazón o campaña multicolor? Pregunte tras el verano

Los populares andan eufóricos tras la andaluzas y la dimisión de Oltra, pero los socialistas creen que es pronto para dar por cerrada la partida. Aitana Mas tiene el reto de reflotar Compromís

Foto: Toni Pérez, María José Catalá, Carlos Mazón y Esteban González Pons.
Toni Pérez, María José Catalá, Carlos Mazón y Esteban González Pons.
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Andan eufóricos los populares valencianos con la caída de Mónica Oltra como vicepresidenta de la Generalitat. Los conservadores llevaban tiempo tras la pieza de la lideresa de Compromís, considerada caza mayor en el coto del Botànic. Su dimisión, dos días después de la victoria por mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno en Andalucía ha insuflado aire en las velas y el estado de ánimo de los de Carlos Mazón, que se ven ya sobre la ola de Alberto Núñez Feijóo con las autonómicas de 2023 como estación previa a la terminal de la Moncloa.

Mazón, un líder todavía poco conocido para el común del electorado valenciano, celebró este sábado un acto político para conmemorar el año de su designación como presidente regional en sustitución de Isabel Bonig. Eligió para la cita el Palau Alameda, el lugar en el que los populares celebraban sus amplias victorias hasta la 'hostia', Rita Barberá dixit, de 2015. Allí ya todos le llamaron presidente, al calor del clima, la progresiva desaparición de Ciudadanos y algún sondeo reciente que arroja un vuelco entre bloques en la Comunidad Valenciana. Tuvo que ser Esteban González Pons, que sabe más por viejo que por diablo, el que pinchase el globo advirtiendo de que un victoria popular no dependerá ni del ciclo electoral ni de los sondeos ni porque les haya llegado el turno, sino de su capacidad de ofrecerse como alternativa real. Es algo que Mazón todavía tiene que construir.

Foto: La vicepresidenta y consellera de Igualdad, Aitana Mas, con Ximo Puig, en su toma de posesión. (EFE)

Porque, contrariamente a lo que pudiera parecer, los socialistas de Ximo Puig no han perdido la sonrisa por la salida de Oltra. No se reconoce abiertamente, pero el PSPV-PSOE ha visto cómo se difumina una rival formidable en lo electoral, que fue capaz de aguantar el tipo en las elecciones de 2019 anticipadas un mes por el barón socialista. Aquel 28 de abril, la vicepresidenta ahora dimitida sumó casi 270.000 votos más que los cosechados por su coalición Compromís en la urna de las generales situada al lado de la de las Cortes Valencianas. El famoso voto dual. Los socialistas, que este domingo celebraron el Día de la Rosa en otro acto multitudinario en el Puerto de Valencia creen que les ha tocado el turno de ser la gran referencia de la izquierda y el centro-izquierda valenciano y apelan al mes de septiembre u octubre, una vez diluido el 'efecto Andalucía', para saber cuál es la foto real de la que partirá la larga precampaña en un otoño complicado en lo económico.

Mucha gigafactoría de Volkswagen y Ford Almussafes. El plan es jugar la baza de la estabilidad y el presidencialismo moderado de Puig, apoyado por el hecho de hacer coincidir la urna autonómica con las locales, donde están convencidos de partir con ventaja sobre el PP. Cuentan con una nutrida nómina de alcaldes jóvenes y bien consolidados, siempre y cuando un posible tsunami antisanchista no se los lleve a todos por delante como aperitivo de las generales.

placeholder Carlos Fernández Bielsa, Ximo Puig, Sandra Gómez y Diana Morant, en el Día de la Rosa celebrado por el PSPV en Valencia.
Carlos Fernández Bielsa, Ximo Puig, Sandra Gómez y Diana Morant, en el Día de la Rosa celebrado por el PSPV en Valencia.

La cuestión es saber si la autonomía camina de nuevo hacia un bipartidismo imperfecto o mantendrá la estela multicolor que ha caracterizado la distribución de escaños en el Parlament las últimas dos legislaturas. Compromís tiene ante sí el importante desafío de trascender a su lideresa Oltra, cuya causa judicial seguirá dando quebraderos de cabeza a la coalición, y demostrar que ha aprovechado los siete años tocando poder para articular cuadros potentes y un discurso ilusionante para su electorado. Su estrategia negativista más reciente, dedicando los esfuerzos a erigirse en oposición interna y guardián de las esencias ecoizquierdistas (Puerto de Valencia, ZAL…) más que en vender iniciativa y gestión propia, puede haber servido para contener a la tropa de convencidos. Pero difícilmente es garantía de una nueva penetración en las clases medias urbanas que hicieron a los 'taronjas' revalidar, por ejemplo, la alcaldía de Valencia, su principal bastión.

Foto: La actual ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant. (EFE/Kiko Huesca) Opinión

Aitana Mas, como referencia institucional, ha recibido la plataforma para intentar liderar la era postOltra, abrir nuevas vías de comunicación con su electorado y tratar de recuperar apoyos que ahora mismo se dan por perdidos. El reto es mayúsculo para la joven 'consellera' de Crevillente. Cuanto más trace su propio camino, mejor le irá. Del mismo modo, el diputado en el Congreso, Joan Baldoví, se queda en la recámara como plan B y posible aspirante de Compromís a la Generalitat. Es casi seguro que los dos ocuparán cabeza de lista, una por Alicante y otro por Valencia. Pero no son descartables unas primarias internas para designar candidato/a a la presidencia del Consell. Si son de guante blanco, hasta puede venirles bien.

Podemos y el precipicio del 5%

Otra de las incógnitas que deberá despejarse es si habrá o no coalición de Compromís y Unidas Podemos para las autonómicas. La última encuesta que manejan los valencianistas, previa a la renuncia de Oltra, arrojaba suma suficiente para un Botànic III con un PSPV en cabeza, pero situaba a los morados de Héctor Illueca al borde del precipicio del 5% necesario para tener representación.

La plataforma de Yolanda Díaz se vislumbraba como argamasa de una posible unión antes de las generales. Pero Díaz no parece sentirse incumbida por los experimentos territoriales previos a las generales. Por ahora, no ha invitado a los líderes de Más País, Compromís o Els Comuns al acto de presentación de Sumar en Madrid el próximo viernes. Se impone la visión macronista y refractaria al organicismo existente, el mismo al que deberá acudir si quiere montar una buena campaña por todos los rincones del país. Ese desapego no ayuda a la entente Compromís-Unides Podem, que no destaca por la existencia de vías fluidas de enlace.

Y en el capítulo de casillas en blanco está también Vox. Los de Santiago Abascal aparecen en todos los sondeos por encima de los diez escaños que obtuvieron en las autonómicas de 2019. Pero tienen en su contra no contar con un cabeza de cartel definido, así que apostarán todo o nada la carta de la marca nacional. El antecedente andaluz no es positivo para la extrema derecha. Macarena Olona aterrizó cual paracaidista de élite dispuesta a condicionar mayorías en la Junta. Fue el primer pinchazo de Vox. Los derechistas aspira a condicionar a Mazón, que un día les abre la puerta y otro toma pragmática distancia. Empezó con acento murciano y ya parece gallego.

Andan eufóricos los populares valencianos con la caída de Mónica Oltra como vicepresidenta de la Generalitat. Los conservadores llevaban tiempo tras la pieza de la lideresa de Compromís, considerada caza mayor en el coto del Botànic. Su dimisión, dos días después de la victoria por mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno en Andalucía ha insuflado aire en las velas y el estado de ánimo de los de Carlos Mazón, que se ven ya sobre la ola de Alberto Núñez Feijóo con las autonómicas de 2023 como estación previa a la terminal de la Moncloa.

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