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Llega la 'crisis del pepino holandés': qué es y por qué vamos a pagarla todos en el súper
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Víctor Romero

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Llega la 'crisis del pepino holandés': qué es y por qué vamos a pagarla todos en el súper

Los invernaderos de hortalizas del centro de Europa recortan producción por la factura del gas. El desajuste augura un repunte de precios con el campo español como beneficiario

Foto: Lechugas cultivadas en Holanda. (EFE)
Lechugas cultivadas en Holanda. (EFE)
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Urge un nuevo término para el estrés añadido que va a sufrir nuestro bolsillo en los próximos meses. La 'crisis del pepino holandés' podría servir. Esta hortaliza tiene su origen real en la India y se planta ya en todo el mundo, también en las grandes explotaciones almerienses. Pero la alusión al gentilicio de los Países Bajos viene al pelo para la que se nos viene encima. Los modernos invernaderos de Holanda, Alemania o Reino Unido están al límite por la factura del gas. Han sido puestos como ejemplo de innovación y productividad y por el uso aplicado de la tecnología en la agricultura. Apenas emplean tierra para el desarrollo de sus tomates, pimientos, berenjenas, lechugas o pepinos. Fertilizantes y abonos líquidos aportan a las plantas los nutrientes necesarios para su crecimiento. Las características de esos cultivos fuera de temporada ya las conocemos: aspecto impecable del producto, sabores que dejan mucho que desear. No por malos, sino por inexistentes.

Estas explotaciones han servido en los últimos años para cubrir una parte de la demanda de alimentos frescos en el norte de Europa. Donde en Almería, Alicante o Murcia hay mares de plástico que acumulan el calor del sol, en Holanda se va extendiendo un mar de cristal. Son invernaderos que llegan a emplear iluminación artificial y están calefactados. Pero desde la invasión rusa de Ucrania y sus efectos sobre el mercado de la distribución de energía las alarmas se han disparado y no son pocas las voces que auguran un invierno con parada técnica de producción, sobre todo en los entornos con temperaturas más bajas.

"Se van a poner las botas", se afirma desde el sector de los supermercados sobre el campo español

Financial Times publicaba el pasado 11 de setiembre un reportaje firmado por sus corresponsales de Bruselas, Londrs y París con un titular contundente (y largo, por cierto): "Los días de ensalada han terminado para los productores europeos de alimentos a medida que aumentan los costes de la energía". En su interior, Tony Montalbano, un productor de pepinos del sureste de Inglaterra, explica que está barajando seriamente suspender la plantación de la cosecha para este invierno. Jimmy Russo, de Valley Grown Salads, asegura que entre el 75% y el 80% de cultivadores de ensaladas no van a poder plantar por el elevado coste de la factura energética de los invernaderos. En los Países Bajos, "muchos invernaderos se están apagando", se escribe.

El panorama que describe FT sobre los productores de hortalizas en países que son, al mismo tiempo, los principales mercados de destino de la agricultura española implica una reflexión inmediata sobre sus efectos en la economía doméstica. No hace falta ser experto en econometría para intuir que el continente se encamina hacia un estrechamiento de la oferta de vegetales frescos de cara al invierno con la misma demanda de siempre. Los cítricos tampoco son ajenos. Los exportadores sudáfricanos también han advertido de la tormenta perfecta que supone la combinación entre la reciente obligación del 'cold treatment', el tratamiento en frío en los barcos naranjeros, con el subidón de los combustibles.

Foto: Felipe VI, con el sultán de Omán, Haitham ben Tariq Al Said. (EFE) Opinión

Todo esto tiene una consecuencia inmediata: los precios se van a incrementar de forma importante.

Así lo reconocen desde la gran distribución española y también desde el campo español. La 'huerta de Europa', como se conoce a las explotaciones del sureste de España se prepara para una de las campañas con mayor demanda de su historia. "Se van a poner las botas", aseguran algunas desde el sector de los supermercados, muy preocupados por el impacto que la situación va a tener en sus lineales. Llueve sobre mojado en el súper. El precio de las hortalizas acumula subidas de más del 66% en origen, según el balance más reciente (mayo de 2022) del índice de Precios Percibidos Agrarios del Ministerio de Agricultura. La tensión entre distribuidores y productores también va en aumento en un mercado de márgenes muy apurados.

"Se han incrementado los márgenes, pero también los costes", se defienden los productores españoles

Desde el lado de los productores españoles se admite que este año han aterrizado clientes nuevos. "Distribuidores europeos que nunca venían a comprar se acercan ahora a preguntar", afirma el ejecutivo de una importante compañía exportadora de frutas y verduras con presencia en la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía Oriental. Destaca que el campo nacional también ha visto crecer sus facturas de energías y el precio de abonos y fertilizantes, hasta el 400%, en algunos casos. "Pero se han incrementado los márgenes", confiesa.

La crisis del pepino holandés vamos a pagarla entre todos cuando vayamos a hacer nuestra compra al súper. Así que cuando las Asajas, AVAs y demás asociaciones agrarias se pongan a llorar sobre sus problemas de incremento de costes y todo eso de trabajar a pérdidas, por favor, que nos expliquen bien a qué productos se refieren y de qué tipo de explotaciones nos hablan. Más que nada para no tener que llamar a Iker Jiménez para investigar por qué el año que más pagamos por las lechugas y los tomates hubo empresas que firmaron la mejor temporada de su vida.

Urge un nuevo término para el estrés añadido que va a sufrir nuestro bolsillo en los próximos meses. La 'crisis del pepino holandés' podría servir. Esta hortaliza tiene su origen real en la India y se planta ya en todo el mundo, también en las grandes explotaciones almerienses. Pero la alusión al gentilicio de los Países Bajos viene al pelo para la que se nos viene encima. Los modernos invernaderos de Holanda, Alemania o Reino Unido están al límite por la factura del gas. Han sido puestos como ejemplo de innovación y productividad y por el uso aplicado de la tecnología en la agricultura. Apenas emplean tierra para el desarrollo de sus tomates, pimientos, berenjenas, lechugas o pepinos. Fertilizantes y abonos líquidos aportan a las plantas los nutrientes necesarios para su crecimiento. Las características de esos cultivos fuera de temporada ya las conocemos: aspecto impecable del producto, sabores que dejan mucho que desear. No por malos, sino por inexistentes.

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