Es noticia
Mazón ya ve las orejas al lobo financiero de la GVA; Barrera (Vox) es cuestión de tiempo
  1. España
  2. Comunidad Valenciana
Víctor Romero

Nadie es perfecto

Por

Mazón ya ve las orejas al lobo financiero de la GVA; Barrera (Vox) es cuestión de tiempo

La coalición ha aprobado un presupuesto de 2024 condenado a recibir oxígeno del FLA. No han pasado ni ocho meses del 28-M y el discurso presupuestario ya tiene aroma botánico

Foto: Carlos Mazón y el vicepresidente de la Generalitat, Vicente Barrera. (Jorge Gil/Europa Press)
Carlos Mazón y el vicepresidente de la Generalitat, Vicente Barrera. (Jorge Gil/Europa Press)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Era cosa de ver caer como fruta madura el giro progresivo del nuevo Consell del Partido Popular y Vox en materia de relato presupuestario. Se empieza haciendo mucho agit-prop con la reducción de asesores (el chocolate del loro) y altos cargos y anuncios rimbombantes sobre hachazos en el sector público para marcar distancia y poner titulares a los presuntos vicios derrochadores de los antecesores y se termina envuelto en la bandera de la cifra reivindicativa de 1.500 millones de euros al más puro estilo botánico reclamando a María Jesús Montero un fondo transitorio de nivelacion vía PGE para tapar el agujero crónico de la infrafinanciación.

La política tiene cada vez más leyes inmutables, y una de ellas es que no hay dirigente que no quiera disponer de un presupuesto igual o similar al de sus prececesores. Es verdad que en el caso valenciano nadie puede reprochar que se tire de chequera en mayor proporción que en otros territorios, pues el gasto público per cápita no es superior a la media. Aun quedan lejos los tiempos de los grandes despilfarros. Pero a estas alturas, el nuevo president Carlos Mazón ya sabe que las cuentas del año que viene que acaba de sacar adelante en las Cortes Valencianas con los votos de su partido y los de su socio ultraconservador tienen todas las papeletas para ir a morir al FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) extraordinario, con el consiguiente incremento de la deuda autonómica por encima de las previsiones.

No han pasado ni unas pocas semanas desde que se formularon los números y ya sabemos que pecan de casi tanto realismo mágico en el apartado de los ingresos como las que acostumbraba a alumbrar la coalición que dirigía el socialista Ximo Puig. Porque lo diga o no lo diga Standard and Poor's (S&P), partidas ficticias haberlas haylas, por más que la consellera Ruth Merino se resista a verbalizarlas como tal: desde los casi mil millones de euros (ahí es nada) de ingresos pendientes de cobro por atención a pacientes de otras autonomías (FOGA), que Hacienda sabe que no va a cobrar, a las decenas de millones en Dependencia que la vicepresidenta valenciana Susana Camarero ha colocado en su excel ("ni un paso atrás, Carlos") como en su día hizo Mónica Oltra a sabiendas de que el Gobierno está todavía lejos de cubrir el 50% del gasto del tercer pilar del Estado del Bienestar, que fijó como objetivo la ley impulsada en su día por José Luis Rodriguez Zapatero.

Foto: Ruth Merino y Carlos Mazón. (Cedida) Opinión

A esos ingresos, digamos, creativos va a haber que sumar los millones, casi 260, que no llegarán de una previsión de entregas a cuenta y liquidación de 2022 más optimistas de lo que finalmente han sido y las dos décimas adicionales de déficit (unos 300 millones adicionales) que la Generalitat decidió presupuestar dando por hecho que el Ministerio de Hacienda fijaría un desequilibrio del 0,3% sobre PIB para las autonomías, cuando Montero ha terminado por limitarlo al 0,1%. Así que entre unas cosas y otras el Consell de PP y Vox ha estrenado para 2024 unas primeras cuentas que nacen con un boquete de más de 1.500 millones de euros.

Cabe presumir que el barón popular exigirá a sus consellers que ejecuten el máximo posible del presupuesto aprobado (un suponer, porque los antecedentes de Mazón en la Diputación de Alicante son de baja ejecución). No otra cosa se entendería de quien llegó al Palau sacando pecho de mejor capacidad de gestión.

De ahí que sorprenda leer al vicepresidente de Vox, Vicente Barrera, decir, aunque es cierto que con la boca pequeña, que eso de condonar deuda a las autonomías "es un caramelito para que nos callemos frente a la amnistía" y que "pagar hay que pagar". Con la boca pequeña porque el extorero no se ha cerrado a hacer un 'coge el dinero y corre' para el caso de que el Gobierno habilite el mecanismo de compensación de pasivo como un café para todos. Así lo respondía en una reciente entrevista con Europa Press al ser preguntado sobre si la Comunidad Valenciana debería acogerse o no a la citada quita: "Cuando alguien te perdona una deuda, no es que tú aceptes que te condonen una deuda, es que te la condonan y punto". Lo de Barrera también es cuestión de tiempo, con permiso de Santiago Abascal. A buen entendedor…

Era cosa de ver caer como fruta madura el giro progresivo del nuevo Consell del Partido Popular y Vox en materia de relato presupuestario. Se empieza haciendo mucho agit-prop con la reducción de asesores (el chocolate del loro) y altos cargos y anuncios rimbombantes sobre hachazos en el sector público para marcar distancia y poner titulares a los presuntos vicios derrochadores de los antecesores y se termina envuelto en la bandera de la cifra reivindicativa de 1.500 millones de euros al más puro estilo botánico reclamando a María Jesús Montero un fondo transitorio de nivelacion vía PGE para tapar el agujero crónico de la infrafinanciación.

Noticias de Comunidad Valenciana