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Brecha digital, también en los servicios de salud

La crisis sanitaria del covid impulsó la digitalización del sector y permitió avanzar en esta materia. De hecho, sin la pandemia, dicha revolución habría tardado años

Foto: Vista general del Hospital de Manises. (EFE/Kai Försterling)
Vista general del Hospital de Manises. (EFE/Kai Försterling)

El acceso de la población a los servicios de interés general se ha analizado, tradicionalmente, desde el punto de vista geográfico. Es decir, a partir de las dotaciones de infraestructuras y la localización de la población en el territorio, teniendo en cuenta indicadores como distancias o tiempos de viaje. Sin embargo, en la actualidad la digitalización tiene un papel fundamental en la accesibilidad a los servicios públicos. También en los servicios de salud.

Así lo contempla la Estrategia de Salud Digital del Sistema Nacional de Salud para el periodo 2021-2026 en su línea estratégica sobre el desarrollo de Servicios Públicos Digitales en el sector salud. Si bien es cierto que en servicios como la sanidad se requiere, en la mayoría de las ocasiones, de un contacto personal presencial entre el médico y el paciente, la digitalización en el ámbito de la atención primaria y del control de la salud general de la población puede facilitar el acceso a los servicios sanitarios, especialmente en las áreas rurales, así como permitir una comunicación más rápida y eficiente entre el médico y el paciente.

La crisis sanitaria del covid impulsó la digitalización del sector y permitió avanzar en este sentido lo que de otra forma hubiese tardado años. Un ejemplo de ello es el uso de la telemedicina, fundamentalmente en atención primaria, que consiste en realizar una consulta con el médico de familia o con el personal de enfermería sin la presencia física del paciente en el centro de salud. Hasta el momento, la principal vía de comunicación médico-paciente es la telefónica, pero poco a poco se están incorporando a los sistemas de salud públicos y privados la modalidad de consultas por correo electrónico, mensajería instantánea y videollamada.

Según los datos disponibles hasta el momento en el Sistema de Información de Atención Primaria del Ministerio de Sanidad, en 2022 se realizaron en España 122 millones de teleconsultas, mayoritariamente de atención médica, aunque también de enfermería. Un servicio que se impulsó en la pandemia pasando de 18 a 166 millones de teleconsultas entre 2019 y 2021. En 2022, este servicio seguía siendo 6 veces superior a la situación de pre-pandemia. Las consultas telemáticas representan casi el 30% del total de consultas de atención primaria, aunque son menos frecuentes en la población con 65 años o más, donde representan el 25% de las consultas atendidas.

También el uso de servicios digitales como concertar una cita médica, acceder a resultados de pruebas diagnósticas u otros servicios de salud online (los denominados e-Health) ha crecido en los últimos años. De acuerdo con la Encuesta sobre equipamiento y uso de las TIC en los hogares, del INE, en 2022 la mitad de la población española mayor de 15 años concertó una cita médica por internet o app, el 36,4% accedió a archivos personales de salud a través de internet y el 31,8% afirmó acceder a otros servicios de salud online.

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Sin embargo, el acceso a estos servicios digitales requiere de ciertas competencias para aprovechar las oportunidades que ofrecen, que no son siempre complejas pero que difieren según las características demográficas y socioeconómicas de la población. La evidencia muestra que la población con edades avanzadas, el colectivo con mayores necesidades de atención sanitaria, es también el que menor intensidad de uso hace de las TIC en este ámbito.

En 2022, el 50,1% de la población entre 55 y 64 años concertó una cita médica por internet o app, porcentaje que se reduce al 34% en la población entre 65 y 74 años y al 11,7% en la población con 75 años o más. La misma tendencia se produce cuando se trata de acceder a archivos personales de salud o a otro tipo de servicios online, donde los porcentajes de la población entre 65 y 74 años y la población con 75 años o más, rondan el 20% y el 7%, respectivamente.

Del mismo modo, el estatus socioeconómico resulta determinante en el acceso a servicios de salud por medios digitales. Atendiendo al nivel de estudios alcanzado, el porcentaje de población que utiliza internet para actividades relacionadas con la salud aumenta conforme mayor es el nivel formativo. Apenas el 18,9% de la población sin estudios o que ha alcanzado como máximo la educación primaria concertó una cita médica por internet o app, frente al 65,2% de la población con estudios superiores. El mismo patrón se repite en el acceso a archivos personales de salud u otros servicios sanitarios, con porcentajes próximos al 10% para la población con hasta educación primaria y del 50% para la población con estudios superiores.

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Estas diferencias también se observan en la proactividad y la preocupación por el cuidado de la salud mediante el uso de las TIC como buscar información en internet sobre temas de salud o el uso de aplicaciones móviles relacionadas con la salud y las condiciones físicas (las denominadas m-Health). En promedio, casi 60 de cada 100 personas mayores de 15 años buscaron información sobre temas de salud en internet en 2023. Este porcentaje supera el 70% en la población menor de 55 años y en la población con mayores niveles educativos, mientras que se sitúa en el 18,5% en la población con 75 o más años, y no llega al 28% en la población que no ha alcanzado los estudios obligatorios. Por su parte, solo 7 de cada 100 personas mayores de 15 años está suscrito o ha descargado aplicaciones relacionadas con la salud y las condiciones físicas, aunque, de nuevo, es en los colectivos más jóvenes y más formados donde el uso de estas aplicaciones es más frecuente.

La accesibilidad a los servicios digitales está condicionada no solo por el acceso a las comunicaciones, ―esto es, la fibra óptica y las redes de transmisión de datos de alta velocidad―, sino también por el nivel de competencias digitales de la población. Si bien la cobertura de Banda Ancha Terrestre alcanza la mayor parte de la población española, existen aún deficiencias en las áreas rurales más dispersas. A estas barreras en el acceso a los servicios digitales se suman las derivadas de las menores competencias digitales de determinados colectivos de la población, especialmente los más vulnerables, como las personas mayores y los socioeconómicamente más desfavorecidos. Por tanto, resulta necesario actuar en estas dos direcciones para que el acceso a los servicios digitales en el ámbito sanitario, y también en otros servicios de interés general, tenga lugar en igualdad de condiciones para toda la población.

*Silvia Mollá, economista del Ivie

El acceso de la población a los servicios de interés general se ha analizado, tradicionalmente, desde el punto de vista geográfico. Es decir, a partir de las dotaciones de infraestructuras y la localización de la población en el territorio, teniendo en cuenta indicadores como distancias o tiempos de viaje. Sin embargo, en la actualidad la digitalización tiene un papel fundamental en la accesibilidad a los servicios públicos. También en los servicios de salud.

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