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Estefania Molina

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Vox le hará a Casado el trabajo contra Rivera

El hecho es que Vox se ha convertido, por sorpresa, en el 'hermano mayor' del PP. Un aliado sobrevenido de Pablo Casado para retratar las paradojas de la formación naranja

Foto: Dirigentes de Vox, PP y Ciudadanos. (EFE)
Dirigentes de Vox, PP y Ciudadanos. (EFE)

Paseando por la 'City' madrileña esta semana me encontré con un antiguo colaborador de Mariano Rajoy, ya alejado de la arena política, pero curtido en las arenas negociadoras. "Pudiendo ser el primer partido del centro, han elegido ser el segundo de la derecha", reprochó a Ciudadanos. "¿Al final, qué han obtenido? Algunas alcaldías, pero nada más", zanjó sobre los pactos con el PP en municipios, diputaciones… Pero sin que Cs haya logrado alguna presidencia autonómica. Centrado en criticar a Albert Rivera, sin embargo, mi interlocutor ni se acordó de mencionar a Vox.

Pues resulta que Vox se ha convertido, por sorpresa, en el 'hermano mayor' del PP. Su salvaguardia. Un aliado sobrevenido de Pablo Casado para retratar las paradojas de Ciudadanos. No lo va a hacer Génova 13, que se sienta a negociar con la ultraderecha de forma normalizada. Pero ya se encarga Vox —sin que nadie se lo pida— de acusar las contradicciones de Rivera: si quiere los votos de Santiago Abascal tendrá que transigir con su existencia. Ese Rivera que llevó hasta la plaza de Colón la bandera LGTBI, como muro de contención. Ese Rivera que tiene gobiernos gracias a Vox.

Ese Rivera que llevó hasta la plaza de Colón la bandera LGTBI, como muro de contención

Sucede que, en adelante, mantener la estabilidad autonómica y municipal será difícil si los naranjas no asumen ciertas demandas del partido de Abascal, desde los gobiernos de coalición que ocupan. El presupuesto andaluz marca un precedente: las tres rúbricas sobre un mismo papel —negociado por el PP—. Y luego vendrán Madrid ciudad, la Comunidad, Zaragoza… donde Vox seguirá atenazando, gota a gota, la aprobación de cuentas públicas, ordenanzas, legislación y demás avatares de la gestión diaria.

Pues, ¿cuánto tiempo podrá Cs hacer equilibrios sin mancharse el manto? Dependerá de las exigencias que marque Abascal a la formación naranja. De su voluntad de torcerle el brazo públicamente. Del precio de su apoyo. Parece ya que 'Santi' prefiere más poner a Rivera contra las cuerdas que criticar a la "derechita cobarde". Al menos, el PP no le ningunea.

La posición de Vox se torna así clave en la lucha por el liderazgo del centroderecha, en favor de Casado. Primero, es de esperar que un partido pida algo a cambio de su apoyo. Segundo, porque coloca a Ciudadanos como culpable de la inestabilidad, a riesgo de favorecer a la izquierda. En Zaragoza, por ejemplo, Vox amagó casi hasta el final con no facilitarles la alcaldía. ¿Y qué pasará ahora en la Comunidad de Madrid? Isabel Díaz Ayuso firmó con Rocío Monasterio sobre que Vox entraría en 'entes' de la administración. La formación naranja lo rechaza.

Foto: José Manuel Villegas, Begoña Villacís, Ignacio Aguado e Inés Arrimadas. (EFE)

Lo difícil para Cs será que los ciudadanos entiendan que no incumple su palabra de no cogobernar con Vox, ni tampoco de negociar. Porque 'de facto', no lo hace. Ahora bien. Los voxitas tienen un sitio en la Mesa de la Asamblea madrileña —aunque se lo haya facilitado el PP—. Más Madrid, en cambio, ninguno. Segundo, se dice que Vox gestionará juntas de Distrito en la ciudad de Madrid, aunque eso no implique estar en el gobierno municipal de José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís.

Pasa que a Rivera le pesa la teoría de las expectativas y los hechos. En vez de andar haciendo equilibrios con Vox, Cs pudo haber explorado otra alternativa en la Comunidad —y otros lugares—, la planteada por Más Madrid, quizás en una conjunción con el PSOE. El precio por abandonar el papel de bisagra del bipartidismo.

Así las cosas, existe la sensación de que Cs no ha hecho un negocio redondo en la negociación regional. Primero, porque pudo arrebatar al PP mucho poder, recursos y cargos, dándoselo al PSOE. Solo lo hizo de forma acentuada en Castilla la Mancha, cuna del barón crítico de Pedro Sánchez, Emiliano García-Page. Pero secar las vías de financiación del PP hubiese contribuido a quebrar el partido. Segundo, Cs no se ha hecho con ninguna plaza llamativa: ni en el tándem Madrid (Comunidad-Ayuntamiento) ni por ahora, en la presidencia de otra autonomía.

Así las cosas, existe la sensación de que Cs no ha hecho un negocio redondo en la negociación regional

Y en medio del careo de sus adversarios, Casado sale reforzado. Crece en poder local y regional, respecto de las elecciones autonómicas y municipales. Y, además, la pelea entre las familias escindidas del PP —liberales y conservadores, Cs y Vox— hasta le puede fortalecer. Es el sistema de contrapesos que, según un histórico miembro del PP, Rajoy aplicó en la eterna pugna entre Santamaría y Cospedal. A cada uno lo suyo y que me dejen gobernar. Pasó que su incompatibilidad hizo caer a ambas a la vez, en ausencia del expresidente.

La diferencia es que los ciudadanos demostraron el 26-M que Vox solo puede ir disminuyendo con el tiempo. Pero de mientras, el 'hermano mayor' del PP va haciendo a Casado el trabajo contra Rivera. Quizás sin saberlo.

Paseando por la 'City' madrileña esta semana me encontré con un antiguo colaborador de Mariano Rajoy, ya alejado de la arena política, pero curtido en las arenas negociadoras. "Pudiendo ser el primer partido del centro, han elegido ser el segundo de la derecha", reprochó a Ciudadanos. "¿Al final, qué han obtenido? Algunas alcaldías, pero nada más", zanjó sobre los pactos con el PP en municipios, diputaciones… Pero sin que Cs haya logrado alguna presidencia autonómica. Centrado en criticar a Albert Rivera, sin embargo, mi interlocutor ni se acordó de mencionar a Vox.

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