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El lugar clave de Ayuso en el PP de Feijóo
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Estefania Molina

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El lugar clave de Ayuso en el PP de Feijóo

El objetivo de la líder madrileña es en estos momentos lograr la mayoría absoluta para las siguientes elecciones

Foto: Alberto Núñez Feijóo (i) e Isabel Díaz Ayuso (d). (EFE/Juanjo Martín)
Alberto Núñez Feijóo (i) e Isabel Díaz Ayuso (d). (EFE/Juanjo Martín)
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Si Alberto Núñez Feijóo quiere un Partido Popular ganador, tendrá que darle a Isabel Díaz Ayuso su lugar, como baronesa por antonomasia del ciclo político que en adelante se abre, enmendando la pugna ulterior con Pablo Casado. Pues Ayuso no solo complementa el perfil institucional de Feijóo, político clásico centrado en su aval de gestión. La lideresa regional también apela a Vox, su principal rival ahora, al que ella es capaz de llegar con su capacidad mediática, si nadie trata de ensombrecerla de tal modo que ella tenga que afilar la guadaña.

Primero, porque a nadie se le escapa que Ayuso es un arma de doble filo. O se le da su espacio y reconocimiento, o morderá la mano del líder que se presente. Basta observar su comparecencia cuando la noticia del hermano, acusando directamente a la dirección de Casado y de Teodoro García Egea, para calibrar su instinto de supervivencia si alguien osa pisarla. A saber, que Teo sería un recién llegado a la política, pero Casado era su amigo de la universidad, al que ella llegó incluso a apoyar en primarias.

Precisamente, el objetivo de la líder madrileña es en estos momentos lograr la mayoría absoluta para las siguientes elecciones. Una vez Ayuso absorbió a Ciudadanos tras el pasado 4 de mayo, el objetivo es noquear a Vox. De ahí sus políticas de natalidad, la estrategia de polarización contra Pedro Sánchez y el abrazo del oso al partido de Rocío Monasterio. Sería extraño que Ayuso decidiera diluirse y dejar de marcar perfil propio. Necesita como agua de mayo seguir siendo esa líder que acapara los focos frente a la novedad de Vox entre el electoral.

El factor Ayuso es clave, asumidas las coordenadas por donde se mueve hoy la derecha: partida generacionalmente entre PP y Vox

A saber, que una suerte de aviso velado a Feijóo ya fue despachado por Ayuso hace unas semanas. Esta afirmó ante el flamante candidato a líder: "Estamos al servicio de España, somos una retaguardia [el PP de Madrid]. Somos un equipo de soldados, presidente, que te vamos a acompañar ahora en este momento crítico, pero somos un equipo que tiene poca paciencia para las tonterías, poco aguante para las imposiciones y que está preparado para dar lo mejor de sí mismo, para un proyecto que merezca la pena", deslizó.

De ese modo, la baronesa regional se encumbró a figura capaz de contestar a Feijóo en adelante, si vienen mal dadas: incluso, si este no da los réditos electorales esperados. Eso es así porque el líder gallego era hasta ahora el "pepito grillo" o la única persona con 'auctoritas' dentro de la formación a la que se solía mirar ante cada paso de Casado. Ahora ese hueco no será ocupado por Juan Manuel Moreno desde Andalucía, por mucho que su comunidad tenga más población. Tampoco por Alfonso Fernández Mañueco, tras ser el dirigente que ha metido a Vox en los gobiernos.

Si bien, la hegemonía de Ayuso no tiene por qué suponer un perjuicio para Feijóo, si se mide de forma estratégica, ambos pueden llegar a formar un equipo muy beneficioso para ensanchar el voto del PP a la derecha. Tanto es así que el tándem Feijóo-Ayuso debería causar cierto pánico en la izquierda. Uno es presidenciable: apela al centro, el voto moderado, la capacidad de gestión. La otra apela a Vox, el voto joven, y la contestación de marcos mentales en esa llamada 'batalla cultural' frente a algunos consensos de la izquierda.

El tándem Feijóo-Ayuso debería causar cierto pánico en la izquierda

Precisamente, el factor Ayuso es clave, asumidas las coordenadas por donde se mueve hoy la derecha: partida generacionalmente entre PP y Vox, como antes lo estuvo entre PP y Cs. El primero, con un votante muy envejecido de media, en torno a los 65 años. Los nuevos, en el elector de por debajo de 45 años. Ese votante joven que tiene especial querencia por todo aquello que no suene a institucional, sino a disruptivo y verso libre, el que rompa las reglas de las formaciones políticas tradicionales. Es decir, lo que Sánchez supuso para el PSOE frente a Podemos, Ayuso lo hace ante el PP.

Además, Feijóo-Ayuso es también el tándem centro-periferia. Un Madrid muy rico donde la derecha se puede permitir el mantra "impuestos bajos" porque se beneficia del efecto capitalidad. Esto es, el PP más liberal en lo económico. Y un líder de provincias, que apela a la España real. Esa que no tiene la ventaja competitiva que proporcionan las grandes empresas e instituciones del Estado. Es decir, el PP que no puede abrazar del todo el discurso del liberalismo, asumido que en España hay 6 millones de pobres, 1 de cada 5 personas en riesgo de exclusión social.

En otro orden de cosas, se conoce hasta la fecha que Feijóo tiene voluntad de seguir a sus barones, sin enmendarles la hoja de ruta. De ahí, tal vez, su silencio ante el pacto de Castilla y León, pese a ser notoria y evidente su querencia por no pactar con Vox. Como ya se dijo aquí, un hipotético objetivo a largo plazo del líder popular podría ser el de intentar que gobierne en España la lista más votada. Es la única opción que garantizaría la no dependencia del partido de Santiago Abascal.

Con Feijóo todo es ya distinto, aunque el Gobierno crea que por "oposición" se entiende a un señor asintiendo a todo

A todo ello se suma el factor polarización entendido de forma distinta respecto a Ayuso. Feijóo ha mantenido la mano tendida a acuerdos con la Moncloa (ejemplo: bajar impuestos), una voluntad que no estaba con Pablo Casado. Durante la pandemia, el líder saliente sostuvo de fondo la tesis de que el Ejecutivo podría caer, y por tanto, no se debía darle oxígeno. Pero con Feijóo todo es ya distinto, aunque el Gobierno crea que por "oposición" se entiende a un señor asintiendo a todo. Y eso no es lo que se espera de una democracia sana.

De fondo, ello explica la voluntad de oposición útil que quiere hacer Feijóo, entendida como la capacidad de llegar a acuerdos, de hacer política tangible que mejore la vida de los ciudadanos en el ciclo que se viene en España. Una oposición de Estado que, de ser así, debería pasar por renovar el CGPJ. A saber, que no es lo mismo venir de no haber gestionado, como Casado, que venir de ser barón regional. Es decir, huir de la política del lenguaje televisivo, algo que empuja a los líderes a orientarse demasiado hacia la opinión pública.

Aunque la baronesa por antonomasia en adelante será otra: Isabel Díaz Ayuso; Feijóo deberá encontrar la forma de que esta no le afile la guadaña: ni en protagonismo, ni en fracasos electorales. El 'quid pro quo' del nuevo viejo PP de aires marianistas.

Si Alberto Núñez Feijóo quiere un Partido Popular ganador, tendrá que darle a Isabel Díaz Ayuso su lugar, como baronesa por antonomasia del ciclo político que en adelante se abre, enmendando la pugna ulterior con Pablo Casado. Pues Ayuso no solo complementa el perfil institucional de Feijóo, político clásico centrado en su aval de gestión. La lideresa regional también apela a Vox, su principal rival ahora, al que ella es capaz de llegar con su capacidad mediática, si nadie trata de ensombrecerla de tal modo que ella tenga que afilar la guadaña.

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